El fiscal Adrián Spelta secuestró ayer los teléfonos móviles de 19 policías investigados por la persecución policial que terminó con un doble homicidio en Callao y Arijón. Los 20 aparatos (uno de los uniformados portaba dos) serán enviados a peritar por un sistema especial que trabaja, incluso, sobre elementos borrados. La idea es detectar comunicaciones y contactos entre los agentes, tras el hecho perpetrado hace casi dos semanas, y deslindar responsabilidades. La medida ordenada y realizada por el fiscal durante el mediodía de ayer, en la Unidad Fiscal de Homicidios Dolosos. Desde Fiscalía se informó que las armas encontradas en el vehículo eran viejas, y se analiza la aptitud para el disparo. Familiares, aseguran que fueron "plantadas".
Luego del hecho perpetrado el 23 de junio pasado, en el que fueron baleados David Ezequiel Campos y Alejandro Emanuel Medina, dentro de un Volkswagen Up gris, como corolario de una persecución de "28 minutos"; el fiscal de Homicidios citó a los 19 efectivos de la Policía de Acción Táctica y del Comando Radioeléctrico (14 hombres y 5 mujeres), que intervinieron aquel día, para informarles sobre la orden de secuestro de sus teléfonos.
Según indicó Spelta a Rosario/12 los efectivos fueron citados a través de Asuntos Internos y cuando llegaron se les informó del secuestro de los aparatos, que serán "enviados al laboratorio de análisis digital para analizarlos a través del sistema UFET y XRI, que permiten saber el contenido vigente del teléfono y el borrado. En este caso, lo fundamental es lo que ha sido borrado porque es ahí donde se puede visualizar alguna intención de ocultar información", advirtió el fiscal, quien habló de investigar mensajes de Whatsapp y de texto e imágenes, pero "sobre todo por el contacto entre ellos", incluso, a través de grupos en la red social.
"Todavía no se dio el momento procesal para tomarles declaración, aunque hay un descargo formal que es el acta de procedimiento; pero puede que algunas cuestiones no hayan sido observadas por todos, a pesar de que todos firmaron el acta. Quiero saber qué vio cada uno porque es lo que va a servir para determinar su participación en el hecho", expresó Spelta.
La primera medida que tomó el fiscal fue separar a los agentes implicados de tareas de calle, hasta que lleguen los resultados de los peritajes de las armas y análisis de laboratorio. "Estamos esperando análisis de sangre de los efectivos y de las víctimas, para determinar si se consumió alcohol o estupefacientes". En tanto, las pruebas de barrido electrónico, que puedan dar cuenta de la existencia o descarte de pólvora en manos de las víctimas, se realizará en Salta, donde cuentan con un scanner especial.
Según indicó Spelta tras analizar las imágenes de cámaras de seguridad de la zona del recorrido, la persecución comenzó en Grandoli y Gutiérrez. "Fueron 28 minutos, entre que comienza, a las 10.40, y termina a las 11.08" de la mañana. En Arijón y Callao, donde finaliza la persecución, el fiscal recordó que los agentes fueron llegando al lugar del hecho con diferencias horarias; incluso, algunos lo hicieron "un rato antes" que él mismo. Consultado acerca del motivo, Spelta indicó: "Al principio era una sola moto la que inicia la persecución, un solo personal, que dijo ver actitudes como exceso de velocidad y el cruce de un semáforo en rojo".
Tal como denunciaron las familias de las víctimas desde el primer momento, el hecho fue brutal: el informe preliminar de la autopsia reveló que los jóvenes recibieron nueve y tres disparos, respectivamente.