Santiago Peña es precandidato a la presidencia de Paraguay por el movimiento Honor Colorado, que responde al expresidente Horacio Cartes. Aunque a fines de julio Estados Unidos declaró a Cartes "significativamente corrupto" y le cerró las fronteras, Peña lo defiende a capa y espada y asegura que al interior del Partido Colorado su figura se hace cada vez más fuerte. Exministro de Hacienda con pasado en el FMI, Peña se reconoce mucho más cercano a Mauricio Macri que a Cristina Fernández de Kirchner, aunque en la gestión pública haya trabajado con ambos: "No hay que ideologizar las relaciones diplomáticas. Nosotros tenemos que hacer lo que le conviene a Paraguay".
En el plano económico, Peña apuesta a sostener la baja tributación y el bajo empleo público en caso de llegar a la presidencia de Paraguay, una situación que cree posible a la luz del desempeño del actual presidente Mario Abdo Benítez, la otra gran vertiente de la interna colorada. "Al ser un partido tan grande, el Partido Colorado ha sido siempre capaz de ser gobierno y oposición. Es una estructura política demasiado fuerte y yo creo que va a perdurar por mucho tiempo", sostiene Peña en un encuentro con periodistas en Buenos Aires del que participó Página/12.
Las acusaciones de Washington
"Jamás hubiese imaginado que Estados Unidos iba a hacer algo así. En las 140 designaciones anteriores por corrupción nunca hubo una conferencia de prensa, siempre salió un comunicado", afirma Peña en relación a la denuncia de la embajada estadounidense contra Cartes. El economista de 43 años sostiene que la acusación nació del gobierno de Abdo Benítez, quien luego pasó esa información a Washington, y agrega que vincular al expresidente con el terrorismo por el caso del avión iraní que trasladaba un cargamento de cigarrillos de su empresa "no tiene ningún sentido porque Horacio es un hombre que es devoto adorador del estado de Israel".
Peña entiende que Abdo Benítez motorizó esa denuncia para que Cartes no sea candidato a la presidencia del Partido Colorado, aunque no lo consiguió. "Dos semanas más tarde Marito hizo una fiesta cuando saltó lo de Hugo Velázquez (vicepresidente de Paraguay al que Estados Unidos también acusó de corrupción)", aporta el extitular del Banco Central paraguayo.
Velázquez anunció inicialmente que renunciaría como vicepresidente, pero descartó hacerlo días más tarde alegando que no tenía constancia de que la Fiscalía hubiese abierto causa alguna. Velázquez sí renunció a la precandidatura presidencial y su lugar lo terminó ocupando Arnoldo Wiens, exministro de Obras Públicas de Abdo Benítez que se ubica 30 puntos por debajo de Peña en las encuestas.
Un Paraguay conservador
Peña define a la sociedad paraguaya como muy conservadora. "En la Constitución Nacional está establecido que el matrimonio es la unión entre el hombre y la mujer y el derecho a la vida se defiende desde la concepción. Si hoy hicieras un plebiscito el 95 por ciento te va a votar que quiere que se mantenga así. Por más que yo tenga una hija de 16 años que me dice: 'Papá, mi cuerpo es mío y nadie puede decidir'", afirma el precandidato presidencial.
Dentro de ese conservadurismo de las viejas generaciones, Peña cuenta que el partido Colorado tiene cargos en la dirigencia del partido que son ocupados por hombres y mujeres trans. "Entonces por un lado somos conservadores, pero por el otro no somos discriminativos. Yo creo en la concepción del matrimonio que es la unión entre el hombre y la mujer, pero al final del día no podemos nosotros discriminar las preferencias de nadie, no podemos desde la política pública prohibir", explica el exdirector del Banco Central.
El rumbo económico
Peña no parece querer alejarse del modelo ecónomico paraguayo de las últimas décadas. "Siempre tuvimos un déficit pequeño. Paraguay tiene históricamente un buen manejo macroeconómico. Para cambiar este país hay que tener legitimidad y esa legitimidad solamente la da el pueblo. Tuve que entender que con un discurso de gabinete o de aula vos no vas a cambiar el país. Tenés que salir a recorrer la calle, hablarle a una ama de casa, ir a trabajar con un agricultor", explica el economista con un posgrado en la Universidad de Columbia.
Peña reconoce que en Paraguay existe corrupción, pero no la considera un problema endémico. "Tenemos una corrupción pequeña porque tenemos un Estado pequeño. Y tenemos Estado pequeño porque tenemos una presión tributaria pequeña", sostiene el exministro de Hacienda, quien agrega sobre su posible llegada a la presidencia: "Paraguay tiene una economía que puede crecer. Van a venir los recursos tributarios para invertir más en educación y salud, pero no tenemos que aumentar los impuestos".
El delfín de Cartes en el Partido Colorado asegura defender el proceso de integración latinoamericana. "Y soy un convencido de que no podemos ideologizar las relaciones diplomáticas. Ciertamente podemos estar ideológicamente mucho más cerca de Cambiemos, pero a mí me tocó ser ministro de Economía con Axel Kicillof y tuve una excelente relación con él", explica y aporta con pragmatismo: "Al paraguayo le preocupa cómo va a comer, cómo va a conseguir trabajo y cómo hace para que no le roben el celular".