Además de aconsejar a futuros intendentes del PRO y dar lecciones a los eventuales candidatos presidenciales (con algunas críticas implícitas), Mauricio Macri tuvo en los últimos días una apretada agenda de reuniones con las principales figuras del PRO, después de volver del extranjero y antes de volverse a ir (lo que ocurrirá de forma inminente). Si bien no trascendieron los detalles de las conversaciones, se sabe que el expresidente tuvo un mano a mano con el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, el domingo y que, antes de eso, tuvo otra conversación con la exgobernadora María Eugenia Vidal. Tiene previsto verse también con Patricia Bullrich antes de volver a partir. A todos, les viene bajando línea contra la idea del Gobierno de iniciar un diálogo. Y a ninguno le contesta lo que les gustaría saber: si será o no candidato en 2023.
Según señalan desde las distintas facciones, los encuentros de Macri no obedecen a nada extraordinario: suele reunirse periódicamente con los dirigentes de su partido. Es más: cerca de Macri sostienen que se reúne con ellos para aconsejarlos y apuntalarlos, como una suerte de padre generoso del partido que quiere ayudar a sus hijos.
La sucesión de reuniones en muy poco tiempo, alegan, tiene que ver con que Macri quiere conversar entre viaje y viaje con sus socios políticos. Lo cierto es que, sin develar la incógnita de qué hará el año que viene, Macri parece estar cómodo ocupando el lugar de gran elector del PRO, dando un consejo por acá, corrigiendo una actitud por allá. Lo hizo en un seminario titulado "De la candidatura a la gestión", donde dio una clase magistral. También en las entrevistas que dio, donde repartió elogios y sutiles críticas a todos los candidatos y candidatas del PRO.
El encuentro con Larreta fue el domingo a la tarde, en la casa de Acassuso de Macri. Allí conversaron durante aproximadamente una hora. Ninguno de los dos sectores quiso que se supiera de qué hablaron. Más bien, destacaron que suelen tener encuentros periódicos y que este fue uno más. Es probable, no obstante, que el llamado al diálogo del Gobierno haya atravesado las conversaciones. Pese a las diferencias que suelen tener Macri y Larreta, en esto parecen estar bastante de acuerdo: ninguno de los dos quiere dialogar. Macri ya dijo que no le veía el sentido y puso toda la culpa en el oficialismo. Larreta sostuvo que no hay que "sacarse fotos que confunden a la sociedad" y consideró que no hay un "diálogo sincero". Por lo tanto, este no es un punto de diferencia entre los dos.
Antes que con Larreta, Macri también se juntó con Vidal, con quien hace tiempo que recompusieron el vínculo. La ex gobernadora también tiene una agenda ajustada de recorridas y giras por el país para apuntalar su candidatura a presidente que, si no hay cambios, podría lanzar a comienzos de 2023. Con Macri compartieron varias de esas recorridas, como una en conjunto por La Plata. Y probablemente no sea la última.
Para completar el circuito de reuniones, Macri tenía previsto ver a la presidenta del PRO. Si bien el vínculo con Bullrich ya no es tan estrecho desde que el expresidente le soltó la mano en plena negociación con Larreta por las candidaturas porteñas, la dirigente sigue siendo la que más cercana está a él en las ideas de lo que piensan hacer si consiguen volver al Gobierno.
El domingo, tras el encuentro con Larreta, Macri concurrió al canal La Nación+ -del que niega ser el dueño- y dejó elogios y dejó sutiles críticas a cada uno de los candidatos presidenciales (y eventuales adversarios, si Macri optara por postularse). El expresidente aseguró que "Patricia, Horacio y María Eugenia, en el orden que quieras para no marcar ningún tipo de diferencias, están muy preparados. Los estoy ayudando a los tres todo lo que puedo. Horacio está mejor plantado frente a lo que quiere hacer, más claro y contundente, más allá de que pregone que cree en algo muy dialoguista”.
Este es un punto sí de diferencia: mientras Larreta pregona que en su gobierno requerirá un consenso con "el 70 por ciento de la política", Macri considera que hay que tomar las decisiones difíciles en el ámbito laboral, previsional y económico y bancar hasta con represión la resistencia que se venga.
En este último punto, Macri ve con buenos ojos a Bullrich. “La veo cada vez más sólida en la forma de
plantear la idea de cambio que tiene y, además, entendiendo que tiene
que ir ampliando su opinión a otros temas además de la seguridad”. Fue curioso ese último comentario sobre una dirigente que hace tiempo que no habla sólo de seguridad (dejó de ser ministra en 2019). Macri mezcla la crítica y el elogio todo en uno.
Sobre Vidal había planteado lo opuesto: que le faltaba firmeza. “Está volviendo de esa salida traumática de la provincia, recorriendo
el país, muy clara también en para qué hay que volver al país,
entendiendo cómo negociar con el peronismo no republicano y ser mucho más firme que lo que fue ella con los intendentes y yo con los gobernadores, cuando hicimos buenismo, como dice (Miguel Angel) Pichetto”, afirmó Macri. Queda claro: el tiempo del "buenismo" para el expresidente, ya se terminó. No more mister nice guy si vuelve al poder.
Macri partirá en otra gira de dos semanas, que incluirá Estados Unidos y España. A su regreso, el exmandatario espera tener un mejor almuerzo con la cúpula del PRO, en el que Larreta y Bullrich se cruzaron por las vallas frente a la casa de la vicepresidenta. Macri, en esa oportunidad, hizo lo imposible por quedarse al margen, algo que no fue muy bien visto por el larretismo.