¿Cómo las personas negras representan y registran a las identidades afro través de lenguajes audiovisuales por fuera de las producciones mainstream? ¿Qué historias y narraciones se pueden contar? ¿Qué (otros) mundos se pueden abrir? ¿Qué sentidos se pueden tensionar? Este mes, entre el 23 y el 29 de septiembre, se llevará adelante la 13º edición de Cine Migrante, un festival de lecturas, proyecciones, intervenciones y performances que invitan a explorar estas preguntas.
Florencia Mazzadi es una de las Directora de Cine Migrante y curadora de la sección 'Un gesto, un devenir en fuga'. Para ella, “estas narrativas cinematográficas no occidentales de sujetos racializades dan cuenta de que la disputa hoy en el ámbito de lo simbólico y de lo narrativo ya no pasa por un lugar en la narración, sino por un sentido de mundo”.
¿Qué mundos se quieren mostrar? ¿Qué lecturas podés hacer de estos universos?
Lo que se observa en estos últimos años es la posibilidad la aparición de modos narrativos propios por fuera de las subjetividades occidentales. Principalmente, mostrando no solamente el mundo de la marginalidad, de la negritud, de los suburbios sino los fragmentos de una manera de habitar el mundo que todavía están presentes. Que es parte de las corporalidades negras, que aparece a través de los rastros, de los vestigios, de las formas de recuperación de una memoria fragmentada, porque las vidas están fragmentadas. La discusión y la disputa es por el mundo todo.
¿Qué sentidos están en disputa, puntualmente?
La disputa es por un modo de comprensión del tiempo, en contraposición del tiempo del reloj impuesto por occidente. Por un modo de narración de lo histórico que pondera la oralidad por sobre la escritura, que pondera las voces de otras especies por sobre las humanas. La narración que interviene en las fuentes históricas de occidente y coloca a esos subalternos como sujetos potentes. No se narra más desde las fuentes policiales, desde la morgue judicial, o las imágenes de la vejación, sino desde la potencia de eso sujetos. Se piensa las futuridades negras y no el lugar que la cultura blanca habilita para pensar esas representaciones.
¿Qué es lo que entra en tensión?
Una forma de habitar la vida, que es la única posibilidad que ha construido la modernidad falo racializante de occidente. Y estos rastros que aparecen son potencias de futuro donde hay un mundo respirable, donde ese “I can’t breathe”, de George Floyd, está presente en ese grito que nos muestra un mundo que se asfixia. Habilita la posibilidad de generar aire, la mayor parte de los materiales con los que trabajamos operan principalmente en torno a la deconstrucción del tiempo, del espacio y la potencia de vida que tienen los relatos no occidentales. Que muestran resquicios de oxígeno, de are, que permiten habitar el mundo desde la alegría y la potencia.