Las consultoras afinan el lápiz y esperan una aceleración inflacionaria para julio. El economista Miguel Bein calculó que el aumento del dólar (que incide en la producción a través de todos los insumos importados y encarece los bienes finales provenientes del exterior), de la nafta (7,2 por ciento), las expensas (10 por ciento), las prepagas (6 por ciento), el servicio doméstico (12 por ciento) y los cigarrillos (4 por ciento) define un piso de inflación del 1 por ciento para el corriente mes. Sobre eso se montará el incremento de alimentos y bebidas, artículos para el hogar, servicios y turismo por vacaciones de invierno, entre otros. La conclusión es que la suba de precios esperada para julio no sería menor al 2 por ciento mensual. Eso supone que en siete meses el incremento acumulado de los precios minoristas rondaría el 15 por ciento, al borde de la pauta del 17 por ciento que estableció el Banco Central. Para los meses posteriores se espera una nueva suba de la nafta, que dependerá de la evolución del dólar, y otra ronda de incrementos en el servicio de electricidad y gas. Con todo, la inflación en 2017 no bajaría del 22 por ciento, lo que deja a un buen grupo de asalariados nuevamente a las puertas de una nueva pérdida de poder adquisitivo.