De lo que tenemos de diferentes y de lo que nos iguala. De los mandatos familiares y culturales, tan difíciles de ver aunque estén ahí todo el tiempo, guiando miradas y decisiones. De esa forma de tiranía que ejercen los estereotipos. Del valor de la amistad y del amor. De todo eso habla Shrek, de la manera menos solemne, con mucho, muchísimo humor, y con un libro inteligente que incluye a un público amplio, más allá de las edades.
Llevada al teatro, Shrek... el musical es una super producción de The Stage Company con más de veinte actores en escena, que viene agotando funciones desde las vacaciones de invierno, en su tercera temporada en el teatro Maipo (cortada por la pandemia en el medio). Este fin de semana será la última oportunidad --al menos en este año-- para verla. Con una particularidad: la del sábado 24, a las 16 horas, será una función distendida, especialmente pensada y adaptada para público con necesidades especiales en la comunicación o del espectro autista. En la sala de Esmeralda 443, el domingo a la misma hora será la última función regular de Shrek de esta temporada.
Despliegue de cuentos
El despliegue de actuaciones abarca a los personajes más carismáticos (el tan malvado como bobo Lord Farquaad (gran trabajo de Roberto Peloni), el siempre fiel Burro (Manuel Victoria), los protagonistas Ogro (Pato Witis) y Fiona (Mela Lenoir) --hay también un Ogro bebé y otro adolescente, lo mismo que Fiona--. Pero en esta versión --que nació en Broadway, pasó por Londres, y luego fue adaptada aquí con interesantes guiños locales en el libro-- todos los seres de los cuentos llegan a pedirle a Shrek refugio en su pantano, porque están siendo perseguidos y desterrados por el ejército de Farquaad.
Ocurre que, desde la "realeza", todos estos personajes son acusados de “freaks”, despreciados por “diferentes”. Pinocho --tan de madera--, los tres Chanchitos, Caperucita, Peter Pan, el Conejo Blanco, el Patito Feo, el falutista de Hamelin, las galletas de jenjibre... Así el ogro debe ponerse en marcha, enfrentarse a las miradas de los otros, cambiar lo que siempre creyó "normal" para él.
Fiona, mientras tanto, está esperando a su príncipe encerrada en una torre medieval, custodiada por una temible dragona. No la perturba su destino, que cree lógico porque siempre fue así y así seguirá siendo, pero sí la desvela un pensamiento: van pasando los años, ya tiene más de treinta, y el príncipe no aparece...
Lo otro que sorprende de la obra es el despliegue escénico --que incluye marionetas y efectos varios--, de vestuario, y sobre todo de caracterización y maquillaje. Se destaca el trabajo de Germán Pérez (ver aparte), que con un maquillaje prostético especial, de efectos especiales, logra darle vida y expresión a estos personajes. El largo proceso previo de su arte lleva dos horas cada función para el caso de Ogro.
La función distendida
Proponer una función distendida no tiene que ver con cambiar la obra --más allá de unos diez minutos que se acorta, para que se pueda disfrutar mejor--, sino con hacerla accesible para que incluya también a personas con necesidades especiales en la movilidad, en la comunicación o del espectro autista.
"La luz queda encendida durante toda la función, el volumen está más bajo, hay una zona de descanso en el foyeur y disponibilidad para que la gente pueda salir y entrar duarante la función. Los actores se preparan con mucho amor y la disfrutan especialmente, saben que puede haber aplausos en partes diferentes, que el público puede moverse, hacer ruido, todo se disfruta de otra manera. Pero lo que se comparte es lo mismo: una experiencia teatral", sintetiza Carla Calabrese, la directora de la obra y de la compañía.
En 2015 Shrek... el musical fue el primer espectáculo en ofrecer una función distendida en la Argentina. "Este año lo incorporó también Disney, nos encantó. Estaría buenísimo que otras producciones también lo hagan, y que el cine se adaptara también, es algo que las familias agredecen muchísimo", apunta la directora.
Recuerda, por último, a Lino Patalano, alma mater del Maipo y precursor como productor. "A Lino lo extrañaremos siempre. El nos dio la oportunidad de entrar a Primera A con esta puesta, y lo hizo con todo, a nivel Broadway verdaderamente. Gracias a su confianza hoy tenemos el orgullo de decir que pusimos toda la calidad posible en el país, para hacer brillar este Shrek", agradece.
El hombre de las máscaras
German Pérez es el responsable de uno de los aspectos que más asombran de Shrek... el musical: la caracterización de los personajes, y especialmente del mismísimo Shrek, tan parecido al de la película. Utiliza un maquillaje prostético o FX: prótesis realizadas con moldes de yeso en base a la forma de la cara del actor, que luego se pegan y se maquillan en ese verde tan Shrek. En el caso de ese personaje, cuenta a Página/12, cada función lleva dos horas de maquillaje. Y las prótesis que realiza especialmente en su estudio tienen tres funciones de uso; luego, se cambian.
El arte de Pérez es una combinación de varias como como la escultura, el maquillaje, también el vestuario --en algunos casos hace la caracterización general--, la producción. Su mayor desafío, cuenta, es el de ser capaz de hacer una lectura general del volumen de cada personaje, y llevar con proporción y gracia los mismos rasgos del personaje animado de una película o una serie, a un escenario, como la piel del actor.
Con su estudio Seres FX es el responsable, por ejemplo, de los musicales de Zamba en Tecnópolis --llevando a escena a Zamba, Niña, San Martín, Juana Azurduy--; de las máscaras de imitadores como Fátima Flores y Freddy Villarruel, y, más recientemente, de las del programa ¿Quién es la máscara?, por Telefé. También de los efectos especiales y caracterizaciones de innmuerables series y películas.