Diez años y un lema

No le digas nadie. Con esa frase se presenta Tierra de Nadie, hamburguesería nacida hace diez años en una callecita desangelada de Caballito y que, desde ahí, armó su propio culto. TDN fue pionera en esto de darle calidad a las hamburguesas en Argentina, trabajando sobre panes y carnes, sumando aderezos, apostando a combinaciones poco tradicionales. Desde entonces se sumaron cientos de locales, surgieron infinitos estilos: todo cambió, salvo TDN. “Seguimos haciendo lo de siempre. Nuestro pan casero, las papas fritas salen de papas enteras, picamos nuestras carne”, dice David Sovilj, uno de los fundadores de esta casa.

En realidad, TDN sí tuvo una evolución. Con el éxito y las largas esperas en su primer local, hace unos años abrió una sucursal más amplia a 150 metros de distancia. La hamburguesa original era de 180 gramos, hoy las hacen de 200 gramos. Y modificaron también el pan para que sea más resistente. Otras cosas, en cambio, las mantuvieron intactas: ofrece vino en carta, tiene apenas un puñado de cervezas artesanales (“no somos una cervecería”, explica David y suma atención a la mesa.

La lista de opciones es grande, con quince variedades incluyendo hamburguesas rellenas de queso, vegetarianas y sin TACC. Entre las más pedidas están la Wild Grill TDN, con provoleta, mollejas, ensalada criolla, rúcula, chimichurri y aioli ($1700) y la DCDQ, con dos medallones de 100 gramos, triple cheddar, panceta y pepinos agridulces ($1500). Todas incluyen muy buenas papas fritas, de las mejores del gremio. Hay además algunos sándwiches (pollo frito, langostinos tipo Nueva Orléans, lomito), entradas, postres. Y vale la pena aprovechar un par de promociones imperdibles: menú de mediodía de lunes a viernes con hamburguesa doble, papas y gaseosa rondando los $900. Y los lunes a las 19 ofrecen 200 cheeseburgers simples para llevar a tan sólo $210 cada una.

Fiel a sus principios, TDN cumple diez años con la frente en alto. Un festejo merecido.

Tierra de Nadie queda en Avellaneda 588 y Acoyte 263. Horario de atención: lunes a domingos de 12 a 24. Instagram: @tdnburger.

La más yankee

Alejandro Roig es Burger Kid, fanático de las hamburguesas que en 2015 armó un canal de Youtube y se convirtió así en uno de los grandes influencers del rubro. En sus videos recorre hamburgueserías, entrevista referentes reconocidos, incluso presentó una temporada filmada por entero en Estados Unidos y en esta misma semana está de vuelta allá, filmando la segunda parte. Entre tanto movimiento, acaba de romper la cuarta pared, pasando de la comunicación a la cocina, con la apertura de Kiddo, su hamburguesería propia ubicada en Las Cañitas. Un local pequeño, con una barra, algunos taburetes, la cocina a la vista y mesas altas en la calle para comer de parado. Un lugar que recoge mucho de lo que Alejandro aprendió en estos años. “Busqué un concepto simple de hamburguesas, con pocas variedades, con nuestros aderezos y con un diseño bien propio y distinto a otros, respetando algunas reglas que considero primordiales para la calidad. La carne es siempre fresca, nunca congelada; cada día horneamos la panceta y cortamos las verduras. El pan nos lo hace una panadería en exclusiva para nosotros”, cuenta Alejandro.

A diferencia de la mayor parte de las hamburgueserías actuales en Argentina, lo de Kiddo se acerca mucho más una idea estadounidense de un fast food mirado con calidad. Acá no hay lugar para esas hamburguesas barrocas y exageradas de otros lados, sino tan sólo tres opciones bien clásicas y fáciles de comer: una cheeseburger a $750, una Park (con queso, lechuga, cebolla y aderezo de la casa, $850) y la Melvin con queso, panceta ahumada y cebolla crispy, que es la única que sale en versión simple ($1050) o con doble medallón de carne ($1350). A esto se suman chicken Nuggets a $600 y papas fritas con un sazonador que recuerda el sabor de las Pringles a $350. Hay gaseosas, agua y latas de Budweiser ($450 los 500ml). Nada más, nada menos.

“Estados Unidos es la meca de la hamburguesa”, afirma Alejandro. Y demuestra ese convencimiento en Kiddo, un local que toma al país del norte como clara referencia.

Kiddo queda en Arévalo 2882. Horario de atención: todos los días de 12 a 16 y de 19 a 24. Instagram: @kiddo.arg.

Del hobby a la cadena

Big Pons nació pequeña, casi como un gesto caprichoso, un hobby de dos amigos (Pablo y Alejandro), que en 2017 empezaron a ofrecer hamburguesas caseras en el club El Chasqui, en Pacheco. Arrancaron con pequeños eventos de amigos, despachando 20 a 30 hamburguesas; de ahí en más el boca a boca hizo su magia: trabajando en exclusiva con reserva, pronto el lugar comenzó a llenarse, con lista de espera de hasta 15 días y más de 100 comensales por noche. A partir de entonces todo fue crecimiento. En unos pocos años Big Pons se convirtió en una de las marcas más reconocidas y extendidas entre las hamburgueserías nacionales: hoy cuenta con seis locales (propios y franquicias) distribuidos en Capital Federal, San Isidro, Nordelta (temporalmente cerrado tras un principio de incendio) y San Miguel.

Big Pons representa de manera perfecta el auge del rubro hamburguesas en Buenos Aires, con muchas de sus lógicas exitosas: locales algo despojados y siempre informales, donde las hamburguesas se pagan en la caja. A cambio se recibe un beeper que vibra cuando el pedido está listo para retirar en la zona de despacho. La variedad estrella de la casa es la HDP: dos medallones de 160 gramos, cuatro fetas de cheddar, generosa manteca y un fondo de cocción de carne ahumada: todo esto logra una hamburguesa sabrosa, bien jugosa y contundente ($1850). Claro que hay mucho más para elegir: desde una cheeseburger simple a $1200 (doble a $1600) hasta la que trae cheddar, tomate, aioli y pesto ($1350). Hay bien clásicas como la American, con pickle de pepinos, tomate, lechuga, cheddar, cebolla y salsa mil islas ($1400 simple, $1700 doble), otras más originales como la sweet&spicy con mermelada de tomates y aioli de jalapeños ($1350/$1650) e incluso una vegetariana con medallón plant based, cheddar, tomate, lechuga, pepinos, cebolla, kétchup y mayonesa a $1400. Todas traen sus consabidas papas fritas: utilizan las de McCain que salen siempre crocantes sin sorpresas.

Big Pons entiende lo que quiere hacer y lo hace muy bien: una hamburguesería que seguirá creciendo con más locales y fieles clientes.

Sucursales en www.bigpons.com.ar. Horario de atención: todos los días de 12 a 24. Instagram: @big.pons.