Desde Brasilia
Hubo momentos de zozobra en el avión a bordo del cual viajaba Jair Bolsonaro instantes antes de aterrizar en Belo Horizonte este viernes. El piloto de la Fuerza Aérea realizó una maniobra de emergencia para retomar altura ante el riesgo de chocar con un animal muerto en el medio de la pista evitando lo que podría haber sido una tragedia. En la recta final hacia las elecciones del próximo domingo el presidente vive de sobresalto en sobresalto.
Los números de la mayoría de las encuestas confiables lo dan como perdedor frente a Luiz Inácio Lula da Silva , del Partido de los Trabajadores (PT) cuya victoria es bien recibida por una comunidad internacional espantada ante el régimen autoritario imperante en Brasil.
Un enviado del presidente norteamericano Joe Biden se reunió con el exmandatario petista el miércoles para transmitirle que Washington reconocerá los resultados surgidos de las urnas electrónicas a fin de neutralizar un eventual desconocimiento del resultado por parte de Bolsonaro quien alimenta dudas sobre el sistema de votación para justificar una crisis institucional y hasta un golpe.
Un sondeo de Datafolha, una agencia de buena reputación, mostró el jueves a Lula con el 47 por ciento de todos los votos en general, con un alza de dos puntos en una semana, contra el 33 por ciento de Bolsonaro que lleva dos semanas estancado en ese puntaje y perdió el 1 por ciento ante el sondeo de hace 21 días.
Pero como la legislación brasileña sólo se cuentan los votos válidos, excluyendo los nulos y en blanco, Lula obtuvo el 50 por ciento, lo cual le permitiría ser presidente sin ir al ballotage del 30 de octubre.
Traiciones
Mientras tanto desde un ministerio en las sombras montado para divulgar noticias falsas desde el Palacio del Planalto, en Brasilia, se intenta revertir el impacto de los números de Datafolha mediante la divulgación de sondeos realizados por empresas ignotas, y nada confiables, donde el presidente aparece por delante de Lula.
En ese clima adverso, el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, lanzó amenazas contra los aliados que comienzan a abondar al Planalto temerosos de quedar bajo los escombros de un poder que parece colapsar.
En algunas provincias de la región nordeste, la más pobre del país, hay candidatos del Partido Popular, agrupación con cargos importantes en el gabinete, que no solo esconden ser parte del gobierno sino que realizan piruetas publicitarias para hacerse pasar como aliados de Lula.
Lula
En el bunker de Lula, basado en San Pablo, campea un optimismo contenido ante la posibilidad de una victoria en primera vuelta. Los formuladores de la estrategia del Partido del PT apuntan a captar los votantes de Ciro Gomes y Simone Tebet, ambos candidatos de una tercera vía bastante deshidratada y con cero posibilidad de victoria. Gomes tiene el siete por ciento y Tebet el cinco.
El propio Lula comenzó a convocar al "voto útil" de electores de la tercera vía para poder ser electo el 2 de octubre sin necesidad de disputar un segundo turno. Como parte de ese plan dirigido a un público amplio este lunes habrá un festival en un centro de convenciones paulista donde se espera la presencia de la estrella del pop Anitta y de la reina del funk Ludimilla, dos de las cantantes más taquilleras del país con ascendencia sobre el público juvenil.
Junto a estas chicas de menos de 30 años nacidas en barrios humildes de Rio de Janeiro deben estar los inmortales Chico Buarque y Caetano Veloso intercalados con músicos de diversos géneros. Con un anuncio donde predominan los colores azul y amarillo, y una estrella en un rojo suave ( casi naranja) el PT convidó a este acto "híbrido con participaciones presenciales e intervenciones virtuales" de cantantes, intelectuales, políticos y referentes de los movimientos sociales.
Será un evento proselitista y un espectáculo musicalmente ecléctico, donde convivirán artistas politizados con otros sin militancia, unidos detrás de la candidatura de un líder que se define como "un tornero mecánico, un ciudadano de izquierda, un socialista refinado porque defiendo la propiedad privada, la libertad de organización y el derecho a huelga".
Recuperar la democracia
Ante la urgencia de recuperar la democracia luego de casi cuatro años de gobieno autoritario, Lula formó una alianza amplia, con una diversidad ideológica parecida al eclecticismo del show musical de este lunes. Diez partidos forman la coalición que postula como compañero de Lula, a Geraldo Alckmin, un exgobernador del estado San Pablo venido del centrista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).
En la cuenta regresiva hacia las elecciones el candidato a vice Alckmin fue enviado a los municipios del interior paulista para tejer acuerdos de última hora para frenar el avance de Bolsonaro en ese estado de 34 millones de votantes, el más importante del país.El PSDB al que perteneció Alckmin y cuyo líder histórico es el expresidente Fernando Henrique Cardoso respaldó el golpe contra Dilma Rousseff en 2016 y avaló la proscripción de Lula en las elecciones de 2018.
Pese a ese pasado antipetista dirigentes históricos pesedebistas han declarado su voto por Lula. Y hasta el propio Cardoso divulgó una carta en la que junto a una defensa de los valores democráticos dejó en claro que no votará a Bolsonaro y que podría hacerlo por su antiguo adversario Lula. El gesto del exmandatario de 91 años fue elogiado públicamente por varios petistas.
Presentismo
De acuerdo con los expertos del PT para que Lula supere el 50 por ciento en la primera vuelta es necesario captar parte de los electores de la tercera vía y garantizar una alto presentismo, porque cuando más mayor sea el ausentismo mejor para Bolsonaro. El presidente derechista cuenta con menos intención de voto pero sus electores son más incondicionales y mostraron una notable capacidad de movilización, muchos de ellos incentivados por los pastores evangélicos.
En ese sentido Lula dijo este sábado, durante un acto en San Pablo junto a Alckmin, que "nuestro principal adversario (Bolsonaro) quiere que la gente no vote, por eso es importante que la gente compadezca a votar, no podemos tener un 20 por ciento de abstención".
Amenazas
El viernes, antes de embarcar en el avión que tuvo un aterrizaje complicado en Belo Horizonte, Bolsonaro encabezó un acto en el interior del estado de Minas Gerais donde volvió a formular amenazas golpistas sugiriendo que desconocerá la victoria de Lula el 2 de octubre. Y anunció que los militares van a presionar para estar dentro de una sala de cómputos de las urnas electrónicas del TSE a la que denominó "cofre secreto" para sembrar dudas sobre un supuesto fraude en su contra. A través de este tipo de declaraciones busca enfervorizar a sus adeptos , que irán a votar como sea, además de alimentar un clima de temor especialmente en los ciudadanos menos politizados que sin ser petistas tienden a optar por Lula.
Fue en ese contexto de discurso del miedo que ocurrieron los asesinatos de dos petistas en julio y agosto a manos de bolsonaristas, crímenes no fueron condenados claramente por el mandatario. Al contrario, el exmilitar continua alentando la compra de armas y su uso en defensa de la "libertad". El Forum Brasileño de Seguridad Pública constató que casi el 70 por ciento de los brasileños evita manifestarse públicamente sobre política por temer represalias. Ese recelo puede hacer que un porcentaje de los ciudadanos se acobarde y decida no ir a votar: que es el objetivo al que apunta Bolsonaro.