Desde hace dos años y medio que el precio de la ropa aumenta por encima del promedio general del índice oficial. En agosto la diferencia fue particularmente grande: mientras que los precios subieron 78,5 por ciento desde agosto de 2021, la ropa superó la barrera de los 100, y aumentó 109 por ciento. Con la carta del control de las importaciones, la Secretaría de Comercio intenta controlar a un sector que recibe especial protección del ejecutivo. El Gobierno nacional firmó con la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) y empresas del sector textil un acuerdo "voluntario" para mantener hasta el 1 de diciembre los precios de la ropa.
Son más de sesenta marcas de ropa que se comprometieron a retrotraer los precios de sus prendas a los valores de los primeros días de septiembre y congelarlos hasta el 1 de diciembre, garantizando abastecimiento. De esta manera la Secretaría de Comercio validó los aumentos de hasta 32 puntos por encima de la inflación general que el rubro viene exhibiendo desde enero del 2020. Además, dispone que a partir del 1 de diciembre y por el plazo de 180 días los precios se adecuarán en relación a la variación del tipo de cambio oficial.
No es la primera vez que el gobierno realiza un acuerdo de este tipo. En marzo de este año, cuando el rubro Prendas de vestir aumentó 10, 9 por ciento en un solo mes- ante una inflación general de 6,7 por ciento-, lanzaron "Acción Moda". Era una programa Impulsado por la propia Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) y la Federación Argentina de la Industria de la Indumentaria y Afines (FAIIA) en un trabajo conjunto con el Ministerio de Desarrollo Productivo que aseguraba que unas 70 marcas nacionales venderían quince modelos de prendas de vestir a precios rebajados.
De acuerdo al convenio, el precio no debía superar el 30 por ciento respecto del invierno pasado. Si bien en un principio el programa funcionó sobre todo para impulsar las ventas de los productos dentro del programa, no se observó un impacto en términos de precios. Desde marzo, el aumento acumulado del rubro fue de 62,34 por ciento frente a un 43,84 por ciento de inflación acumulada general.
En números
La cadena textil-indumentaria abarca una gran cantidad de encadenamientos, que empiezan por los productores de fibras naturales y sintéticas, utilizadas como insumo en las hilanderías y termina en la venta en múltiples canales, formales e informales, pasando por la terciarización de empresas diseñadoras para la confección de prendas en las fábricas.
En términos de producción los últimos datos de actividad publicados por Indec, muestran que el sector textil-indumentaria registra al 2021 una recuperación a niveles de 2019, previo a la pandemia. Del lado del empleo y luego de más de cuatro años de contracción, el sector textil logró aumentar 5 por ciento el empleo registrado en 2022 con respecto al 2021.
Sin embargo, y tal como se refleja en la mayoría de los rubros, los salarios no acompañan este crecimiento: de acuerdo al SIPA, es una de las ramas con menor remuneración para el empleo registrado, un 27 por ciento inferior al promedio de la industria.
"Entre 2017 y 2022, los precios de prendas de vestir se incrementaron casi 50 por ciento más que los salarios del sector. Particularmente, el segmento Preparación e hilandería de fibras textiles logró recuperar el poder adquisitivo perdido en pandemia pero sigue casi 25 puntos por debajo de 2015, y debió haber crecido unos 50.000 pesos más para equiparar la evolución de precios de Prendas de vestir", concluye María Florencia Ojea, analista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
El sector textil cuenta con políticas de protección estatal. La más importante es la protección de importaciones a través de licencias no automáticas, que regulan la competencia extranjera. Asimismo, recibieron líneas de crédito con desembolsos de inversión en 2020 y 2021, de 152 millones y 159,3 millones de dólares respectivamente, para ampliación de producción, adquisición de maquinarias y nuevas líneas de producción dado el contexto de la pandemia.
Respuesta del sector
Uno de los argumentos del sector ante esta suba de precios tiene que ver con los recuperación de los márgenes de ganancia: "Se juzga al sector por los aumentos de precios del último año sin tener en cuenta que se acumularon 5 años seguidos de índices de precios inferiores a la inflación promedio", aseguran desde Pro Tejer, una fundación que reúne a varias cámaras del sector. Entre diciembre de 2016 y 2019 los aumentos eran efectivamente menores que el aumento general de precios, de 10 puntos porcentuales anuales en promedio. Pero desde enero de 2020, el aumento de precios del rubro Indumentaria y Calzado que releva mensualmente el Indec supera al índice de precios general. El año con mayor recuperación fue 2021. En agosto los precios de la ropa subieron 109 por ciento interanual frente al aumento de 78,5 por ciento del índice general.
Otro de los argumentos tiene que ver con el "efecto guerra". La recuperación económica de la post-pandemia sumado al efecto del aumento de los commodities por la guerra entre Rusia y Ucrania no afecta únicamente a la energía y los alimentos. El sector textil utiliza materias primas como el algodón, poliéster o el nylon que tuvieron aumentos de más de 50 por ciento en dólares entre 2020 y 2022. El algodón, por ejemplo, cuenta con producción nacional. Pero el aumento de 108 por ciento entre el 2020 y 2022 ejerce presión. El poliéster aumentó 45 por ciento, la viscosa 58 por ciento, el nylon 41 por ciento y el acrílico 48 por ciento. En tanto el precio de los commodities y energía tampoco pasa desapercibido para el rubro indumentaria y textil. "Los aumentos que pegan en el corazón de las materias primas e insumos textiles", aseguran desde la Fundación.
Finalmente, desde Pro Tejer acusan que el índice de precios al consumidor es sesgado con respecto a la muestra que toma de aumentos de la ropa. Es que la metodología del IPC se basa en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares del año 2004, cuando había un mayor peso de los shoppings - donde hay más componente de prendas importadas- en la estructura de consumo de los hogares.
"El modo en que las familias consumían cambió sustancialmente en los últimos 18 años. Hubo un desplazamiento del consumo desde shoppings hacia nuevos canales comerciales con lógicas distintas y precios más accesibles y competitivos que los grandes centros de compra", explican desde Pro Tejer y dan como ejemplo el consumo en la calle Avellaneda, en redes sociales, ferias y showrooms, donde los precios no son tan altos como en los centros comerciales.