Cuando me encomendaron un texto y una selección de artículos para conmemorar los mil números de Las 12, luego del shock inicial no pude evitar recurrir a la memoria emotiva. Por un lado, el verano analógico en que se trazó el número cero del suplemento y que en conversaciones con Sandra Russo y María Moreno, sus editoras iniciales, delineamos un manifiesto en relación a la incorporación de la moda en el suplemento. La militancia pasaría por el rescate de los íconos de la moda y sus revolucionarios aportes estéticos: de los postulados de moda freak de Diana Vreeland a los trajes de Adrián Greenburg para Greta Garbo, los happenings con minifaldas de Mary Quant concebidos como uniformes de la juventud al punk couture predicado por Vivienne Westwood una década más tarde. La incorporación del traje masculino en placares femeninos de Yves Saint-Laurent pero también una hoja de ruta para documentar las innovaciones de diseñadorxs locales que no solían aparecer en los suplementos. De un perfil de Rosa Bailón, creadora de madame Frou Frou a una entrevista a Dalila Puzzovio, pasando por una conversación con Bioy Casares alrededor de la moda. Por otro, un collage de artículos y de temas de estilo retrospectivo que admite tanto una entrevista a la diseñadora y artista austriaca Fridl Loos, el primer reportaje al diseñador Pablo Ramírez, referida a Casta, la colección de trajes inspirados en uniformes de monjas y recreados en clave gótica, a la dupla Trosman-Churba y una portada dedicada al diseño de autor. En cuanto a la entrevista a Fridl Loos de 1998 cuyo título fue “La dama de los ponchos”, hay que decir que fue la creadora austriaca que rescató los textiles del NOA y que vistió a Delia Garcés. Tenía 90 años. Me invitó a su piso modernista del Bajo, donde entre almohadones y crochets que contrastaban con el estilo del hogar, tomamos whisky a la hora del té y me ofreció ver su fabuloso archivo de figurines, fotografías y fotogramas.
Con el formato de Mondo Fishion desde 2010, la sección alude a manifestaciones de las pasarelas foráneas y locales y los nuevos nombres del diseño emergente -Julia Schang Viton, Belén Amigo, las que resisten desde Palermo- Dappiano, Pesqueira, Juana de Arco, las laboriosas Cecilia Gadea, Nadine Zlotogora y Vicki Otero. El análisis de las semanas de la moda destaca el happening que vi en un teatro de Florencia, dirigido por Olivier Saillard y en el que Tilda Swinton simuló ser la cuidadora de un guardarropas ficticio. Un guiño a la ficción y las ironías alrededor de la moda, implícitos en el título, con la intención de abordar la moda como indicador cultural y como oficio, muy lejos del discurso violento de quiénes se refieren a “lxs mejores y peores vestidxs”.