El 7 de agosto se cumplieron los 90 años de la que, hasta hoy, se considera una de las más notables hazañas (y acaso la mayor) de un atleta argentino en la historia: el triunfo de Juan Carlos Zabala en el maratón de los Juegos Olímpicos de Los Angeles. Allí estableció el récord olímpico y ganó el que está considerado, hasta nuestros días, uno de los maratones olímpicos más apasionantes por más de un siglo.
Aquel triunfo antecedió a otros dos grandes logros de nuestros maratonistas, la victoria de Delfo Cabrera en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 -casualmente, también un 7 de agosto- y la medalla de plata de Reinaldo Gorno en Helsinki 1952.
En homenaje a la gesta de Zabala, el atletismo argentino cuenta con varias actividades durante esta temporada. Durante el último Maratón Internacional de la Ciudad de Buenos Aires (domingo 18 de septiembre), la Asociación Ñandú entregó una plaqueta alusiva a sus hijos y familiares, durante la ceremonia de premiación. Y la World Athletics (Federación internacional de atletismo) programó para octubre la colocación de una placa alusiva en la Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez, en Marcos Paz, donde Zabala vivió durante su infancia.
También, en el marco de la Expo del Maratón, se hará la presentación del libro “Zabala, el campeón excepcional”, resultado de un trabajo de investigación de los periodistas Rubén Aguilera, Eduardo Biscayart y Luis Vinker, con prólogo de Daniel Arcucci y la participación del especialista austríaco Olaf Brockmann.
Este libro fue editado con el auspicio de la Confederación Argentina de Atletismo dentro de su programa de publicación y divulgación e integra el catálogo de Ediciones Al Arco, editorial especializada en deportes.
El nombre de Juan Carlos Zabala es fundamental en la historia del deporte argentino. Su victoria olímpica en 1932, cuando solo tenía veinte años, lo convirtió en un personaje icónico. Sin embargo, detrás de los aspectos más difundidos de su vida se escondían muchos detalles desconocidos.
Desde su infancia, tras llegar a la Colonia Ricardo Gutiérrez como un chico abandonado, la vida de Zabala se convirtió en una sucesión de hechos apasionantes que esta investigación ha intentado revelar. Partió de la nada, apoyado en una estructura endeble y alcanzó el cenit deportivo que todo anhela. La gloria de Los Angeles, cuando su trayectoria apenas comenzaba, contrasta con un final solitario. En el medio se desarrolló una vida excepcional, casi propia de un guión cinematográfico.
"Desde la fecha y el lugar de nacimiento hasta los avatares de su desarrollo deportivo y de su vida, todo en Juan Carlos Zabala ha estado rodeado de un romántico y sugerente misterio”, comentó Daniel Arcucci.
Los autores también contaron que “lo que comenzó como una recopilación de la campaña deportiva de Zabala se convirtió en una investigación apasionante, con la constante aparición de detalles imprevistos, propios de un recorrido de aventuras”.
Desde su campaña deportiva -tal vez breve, pero brillante por sus títulos y récords mundiales que hoy cobran una nueva dimensión- hasta su relación con los medios, y su recorrido posterior, incluyendo estadías en Europa y Estados Unidos, participaciones artísticas, su relación con funcionarios y estrellas, van surgiendo a lo largo de este relato, que trasciende a la década del '30, la época de su consagración.
También, en el marco de esta investigación, un capítulo preparado especialmente por Brockmann le otorga una nueva jerarquía al rol que un entrenador/manager como Alejandro Stirling, proveniente de Austria y emigrado a la Argentina en los años veinte, significó para el deporte de nuestro país, tanto en la formación y conducción de grandes atletas (Zabala, Gorno, Osvaldo Suárez) como en el fútbol y otras disciplinas.
“Juan Carlos Zabala -describe Biscayart- constituyó una aparición fulgurante para el deporte argentino de entreguerras: llegó y alcanzó la gloria rápidamente. Y del mismo modo, su carrera se apagó. Zabalita fue muchas cosas, entre las múltiples vidas que pareció vivir y que aquí trataremos de contar. Atléticamente, fue un personaje único, quizá el mejor exponente del atletismo argentino de todos los tiempos. El primer sudamericano que consiguió llegar a lo más alto del podio olímpico”.
La búsqueda ha llevado a dar a luz aspectos de la vida íntima de Zabala. Aguilera analiza aspectos desconocidos de la relación que nuestro campeón mantuvo con Else Buck, una danesa que fue su primera esposa. Una mujer digna de estudio cuyos familiares en su obituario publicaron que había fallecido en 1985 en Madrid “después de una larga y aventurera vida”. Unas palabras que lo dicen todo.
El recorrido por esa vida, con testimonios de su época y de sus propios descendientes, así como análisis técnicos y estadísticos, y documentos que reflejan sus viajes, conquistas y hasta polémicas, integran esta obra, fruto de una extensa y apasionada investigación.