Este domingo hay elecciones en Italia. Se elegirán a 600 parlamentarios, formado por 400 diputados y 200 senadores, frente a los 945 actuales, con 630 diputados y 315 senadores, luego de una reforma aprobada en referéndum, con 4.193 candidatos a la Cámara de Diputados y 2.152 al Senado, mientras que, en la región sur, en Sicilia también se votará para la elección de su presidente y la renovación de su asamblea.
Los diputados y senadores eligen al sucesor de Mario Draghi al frente del Consejo de Ministros. Las encuestas señalan a Georgia Meloni como la favorita. Es la líder de Hermanos de Italia, un partido de ultraderecha neofascista que aspira a ganar con el 25% de los votos.
La derecha se puso de acuerdo para formar una gran coalición: Meloni, Matteo Salvini de la Liga y Silvio Berlusconi, que siempre reaparece en la escena política con su partido Forza Italia, mientras que la izquierda aparece fragmentada.
En este marco, el corresponsal de medios italianos en Argentina y miembro del Inst. de Relaciones Internacionales de la UNLP, Federico Larsen, sostuvo al programa Una vuelta al mundo que es “hasta cierto punto” que Meloni sea “antisistema” como algunos medios europeos la califican, ya que su propuesta “tiene mucho de la trayectoria neolberal en lo económico”.
En tanto afirmó que sí habrá un cambio en las medidas sociales, en las políticas de género porque, si bien Meloni podría convertirse en la primera Primer Ministro mujer de Italia, su posición es “profundamente antifeminista”.
“También con un discurso muy fuerte en el ámbito de la migración. Meloni misma dijo que hay que sacar barcos militares para hacer un bloqueo naval y evitar que las barcazas llenas de inmigrantes que llegan a las costas de Italia justamente puedan desembarcar en las costas nacionales”, explicó.
Una de las causas del ascenso de la candidata neofascista es, según Larsen, el “descreimiento hacia los partidos políticos tradicionales” y, este “corrimiento hacia la derecha” en términos de los últimos candidatos en el país europeo, obedece a “la capacidad de los movimientos de derecha de presentarse como una suerte de renovación en en el ámbito político”.