Epígrafe:
Netflix engrosó su portfolio de true crime con el reciente estreno de Dahmer. La miniserie de diez episodios está dedicada al “caníbal de Milwaukee”. El sujeto que asesinara entre 1978 y 1991 a un total de 17 personas en uno de los raids homicidas más inconcebibles y macabros en la historia de los Estados Unidos. La entrega de Ryan Murphy e Ian Brennan opta por un tono incómodo y desagradable en el que se exploran y critican las fallas institucionales y el racismo del sistema, indiferente ante la operativa del asesino. El target de Jeffrey Dahmer, cabe resaltar, eran jóvenes gays negros.
El encargado de interpretarlo es Evan Peters, fetiche del realizador de American Horror Story y premiado por su papel en Mare of Easttown. Más interesada en la disección social que en el morbo pop, la producción busca entender la psicopatía del protagonista -sin glamorizarlo- dándole bastante lugar a su pasado y a las voces de sus víctimas. El primer episodio, de hecho, se dedica íntegramente a su última y fallida caza en julio de 1991. Un detalle, fue apresado apenas seis meses después del estreno de El silencio de los inocentes y su accionar superaba al del ficcional Hannibal Lecter. Dahmer, entonces, es una experiencia devastadora ex profeso.