“No al cementerio”, lo repiten una y otra vez mientras caminan. A veces gritando y otras acompañando el paso de una marcha de tacones bien altos. Están todas montadas y no tienen frío, tal vez porque están muy enojadas. Son las 10 y media de la noche del sábado, hace pocos minutos entró en vigencia la Ordenanza marplatense que solo permite a las trabajadoras sexuales trabajar de 10 de la noche a 6 de la mañana en un baldío entre cementerios, a 10 kilómetros de la Rotonda de Luro y Av. Champagnat donde muchas de ellas trabajan allí desde hace más de 20 años.
La consigna de la noche es caminar: “caminen compañeras, que la policía no las puede detener si están caminando”, dice Preta, tiene 44 años y es migrante peruana, llega todos los días a las 11 de la noche en su scooter. Por momentos hacen chistes “la policía te va a llevar la moto, Preta”, ella se ríe, sabe que la noche va a ser larga y que tomarlo con humor puede ser una buena estrategia.
Son diez patrulleros entre autos y camionetas de la policía municipal, están estacionados y tienen la orden de no dejarlas trabajar: “No queremos lío, queremos el plato de comida en la casa, basta de que la policía nos persiga. Que nos dejen trabajar, mañana nosotras tenemos que comer, las putas nos morimos de hambre”, sigue Preta, arengando desde el cordón de la vereda, sus compañeras están en la calle.
El problema no son las putas
Una de las discusiones que se viene dando en torno a las zonas rojas es si donde paran las trabajadoras sexuales hay casas o no. En el nuevo lugar dispuesto por la Ordenanza hay unos 200 metros de descampado, no hay servicios, poca circulación de autos y horarios en los que el transporte público no llega: “Ni un café nos podemos tomar, no hay nada. Acá tenemos la estación de servicio por si nos da frío”, dice Cintia, tiene 44 y empezó a trabajar a los 18, siempre en la zona de Luro: “Yo también soy vecina de acá y nunca tuve ningún problema, si vamos allá, vamos a aparecer muertas”.
Pasaron tres meses desde que el Concejo Deliberante aprobó la Ordenanza impulsada por Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredon por Propuesta Republicana, las trabajadoras sexuales resisten y les vecines de la zona de Luro celebran que finalmente haya entrado en vigencia: “La verdad que es un lugar alejado, entonces la pregunta es si los clientes, sea que sea lo que consuman, van a ir hasta esa zona de la ciudad. Por lo que entiendo va a estar reacondicionado, con luces, baños químicos y seguridad. Si todo eso se cumple, más allá de la lejanía, sería una ganancia porque la realidad es que hoy todo eso no lo tienen”, dice Florencia, una vecina que vive cerca de la rotonda hace años. Asegura que vienen “soportando” esta actividad en la puerta de sus casas hace más de veinte años y que al principio no tenía problema: “La cosa empezó a empeorar cuando se mete todo el tema del narcomenudeo, hace unos diez años. Ahí es cuando empiezan todos los conflictos, la inseguridad, los disturbios”.
En octubre de 2021, se realizó una audiencia pública en la que participaron organizaciones, instituciones y grupos de vecinos y vecinas. Victoria Disalvo, trabajadora sexual y parte de la Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual, dice que estuvo presente con una actitud propositiva para encontrar un lugar adecuado: “Propusimos lugares en donde hay mucho espacio sin frentistas, donde hay un deposito de cereales, la Plaza Rocha en donde funcionan muchos dispositivos municipales y la Ruta 88 que es el acceso a la ciudad. Eligieron un lugar que no tiene en cuenta que nosotras tenemos zonas repartidas, que hay algunas que trabajan de día, que las mujeres cis van a una zona, las migrantes a otra, y así”, concluye.
Juana va de un lado para otro, se pone la campera porque a medida que pasan las horas el frío aumenta y el enojo también: “Los clientes son vecinos. Te odian de día y te contratan de noche, y no estamos hablando solo del verano, es todo el año”. Ella tiene 28 años, es travesti y marplatense, ejerce el trabajo sexual desde los 25 y es parte del colectivo Fuegas.
Mientras caminan la noche del primer sábado de vigencia de la ordenanza, los balcones de los edificios están llenos, las miran y les sacan fotos registrando como ellas van desde una esquina a otra gritando: “Siempre con las putas, nunca con la yuta”. Una de ellas se para justo debajo de un balcón de un primer piso y le grita a un vecino que la enfoca con su celular “¿No querés que te tire la goma?”.
El vínculo entre les vecines y las trabajadoras sexuales está caldeado, de un lado ellas denuncian que sufren hostigamiento y del otro, que lo que se hace en las zonas rojas no es solo trabajo sexual sino también narcomenudeo.
Sol de la Torre es concejala del Frente de Todos y asegura que con el tratamiento de la Ordenanza no se buscó una solución que contenga a todas las personas involucradas en el conflicto: “Hay vecinos que son de primera y hay personas en situación de prostitución o trabajadoras sexuales que no tienen derecho”. Desde el Frente de Todes presentaron seis proyectos para abordar la problemática de manera integral: “Es decir, identificar a las personas en situación de prostitución que no lo eligen como un trabajo o lo viven como una vulneración sistemica de sus derechos y aplicar una política especifica. Por otro lado a quienes lo consideran un trabajo, poder brindarle zonas seguras en lugares de la ciudad sin frentistas en donde se puedan abordar todas las problemáticas que suceden en la nocturnidad, entendiendo que el principal problema está asociado al delito de venta de drogas”, explica en diálogo con Página/12.
Trabajadoras sexuales afuera, neonazis adentro
En Mayo de 2018, integrantes de la banda neonazi "Bandera Negra", fueron condenados a entre 3 y 9 años de prisión por pintadas con aerosol de amenazas, cruces esvásticas, frases reivindicativas del nazismo y hechos discriminatorios sobre todo a la población migrante y LGTBIQ+.
En 2015 -apogeo de las agrupaciones neonazis- la banda utilizó caños de PVC llenos de cemento para golpear a Martin Navarro, joven militante LGTB de la Asociación Marplatense de Derechos a la Igualdad (Amadi), mismo 2015 en que el dirigente de ultraderrecha Carlos Pampillón custodiaba junto a la bonaerense la puerta de la Catedral de la ciudad balnearia, provocando a quienes se manifestaban en el Encuentro de Mujeres de ese año que terminó con una fuerte represión.
El documental “El Credo'' del cineasta Alan Sasiain, muestra el acelerado y vertiginoso crecimiento de estos grupos neonazis en la ciudad de Mar del Plata, en donde aparecen los nombres de Pampillón como referente del Frente Patriótico y el grupo Bandera Negra.
No puede escindirse la convivencia de las trabajadoras sexuales en una ciudad que acuna este tipo de movimientos, para Victoria que los hayan condenado a penas tan altas les permitió elaborar un discurso en donde se nombran como “presos políticos”: “Yo creo que se les fue la mano, porque les dieron a algunos 9 años y esto hizo que se organicen más”
Mar del Trata
En 2008 se sancionó en Argentina la ley 26.364, según el artículo de la socióloga Estefanía Martynowskyj, Estoy acusada de víctima de trata, “una de las razones esgrimidas para su sanción fue que daría la posibilidad de capturar las etapas previas a la explotación sexual, que los tipos penales existentes (facilitación y proxenetismo, y reducción a la servidumbre), no capturaban. En 2012, luego de la absolución de los imputados en el caso Marita Verón y de las protestas desatadas a lo largo y ancho del país, la ley se reformó: “Se quitaron los medios comisivos que en la primera ley del 2008 eran necesarios para que se configurara el delito de trata en el caso de mayores de edad: engaño, fraude, violencia, amenaza o cualquier medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento. También quitó la distinción entre prostitución de mayores y menores y se elevaron las penas” explica Estefanía. El delito de trata entonces quedó definido como el ofrecimiento, la captación, el traslado, la recepción o acogida de personas con fines de explotación, ya sea dentro del territorio nacional, como desde o hacia otros países.
Esta Ley y su posterior modificación son fundamentales a la hora de entender el conflicto que atraviesa hoy la ciudad en relación a la localización de la zona roja, el trabajo sexual, la trata de personas, la explotación de personas y el narcomenudeo.
Estefanía Martynowskyj, observa desde sus investigaciones que hay una conexión entre las políticas anti trata y la reglamentacion de la zona roja: “Esa conexión es la continuidad de la criminalizacion del trabajo sexual de las mujeres y trans de sectores populares. Acá la interpretación del feminismo abolicionista y del Ministerio Publico Fiscal es que las políticas anti-trata, tanto la ley nacional como las ordenanzas municipales, protegen los derechos humanos de las personas "en situacion de prostitucion", porque no las persiguen a ellas sino que penan a quienes las explotan. Pero eso no es tan así porque si miras los resultados de la persecución penal, ves que más del 40% de las personas condenadas por trata son mujeres, la mayoría trabajadoras sexuales de sectores populares, y que la gran mayoría de las caracterizadas como víctimas, no se reconocen como tales. Entonces lo que hay es más una criminalización de sus estrategias laborales y de reproducción se sus vidas que profundiza su vulnerabilidad y marginalidad. En ese contexto, esta ordenanza, que es un retroceso enorme luego de que se habian derogado en 2018 los articulos contravencionales que penaban la oferta de sexo en via publica en Provincia de Buenos Aires, continua con esa forma de gobernar la prostitucion a traves de la criminalizacion..
Según Victoria cuando se realiza un allanamiento desde las fiscalias en cooperativas de compañeras que ejercen el trabajo sexual indefectiblemente las hacen pasar como víctimas: “Si una puta dice ´yo estoy acá trabajando´ a nadie le importa, porque el consentimiento de la puta esta anulado. El discurso es ´vos sos una tarada que no estás eligiendo, no sos capaz de consentir un acto sexual pago y entonces sos una víctima ́” , lo que explica Victoria tiene una relación muy fuerte con las estadísticas y los números que se llevan adelante desde la justicia para dar cuenta de la cantidad de “rescatadas”.
Para el próximo martes, funcionarias y funcionarios de la Municipalidad prometieron reuniones con las trabajadoras sexuales organizadas con el objetivo de buscar alternativas al conflicto. Durante la primera noche de vigencia de la Ordenanza, la nueva zona roja entre los cementerios estuvo desierta, sólo deambulaban algunos patrulleros. En la rotonda de Luro, la mayoría de las trabajadoras sexuales se quedaron hasta la madrugada sin poder trabajar.