Al final de cuentas, el presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia no hará nada diferente de lo que hizo Julio Grondona en sus 35 años de mando del fútbol argentino: la continuidad de Lionel Scaloni como director técnico de la Selección Argentina dependerá unicamente de la campaña que haga o deje de hacer en el próximo Mundial de Qatar.
La Copa América ganada a Brasil en Brasil en 2021, el invicto vigente de 34 partidos y su buen trato con Lionel Messi y el resto del plantel tendrán una importancia secundaria a la hora de las decisiones. En la mirada de Tapia y de los dirigentes que integran el Comité Ejecutivo de la AFA, una campaña que lleve al equipo por lo menos a semifinales, avalará la continuidad del entrenador y su cuerpo técnico para el período 2022/2026. Por el contrario, una eliminación anticipada en cuartos de final o antes significará el fin del ciclo que Scaloni abrió en 2018, luego de la muy mala participación argentina en el Mundial de Rusia. La decisión estará impregnada del más crudo resultadismo pero no debería sorprender a nadie: siempre se han hecho las cosas así en el ámbito de la Selección.
Grondona lo tuvo muy en claro desde su llegada a la Presidencia de la AFA, el 6 de abril de 1979. A César Luis Menotti lo despidió luego de que la Selección no llegara a la final del Mundial de España en 1982 y a Carlos Bilardo, lo ratificó tras la consagración en México '86 y lo dejó ir después del Subcampeonato en Italia '90. Alfio Basile y Daniel Passarella debieron dejar sus cargos tras haber quedado eliminados en octavos del Mundial de los Estados Unidos en 1994 y en cuartos de Francia '98 respectivamente. Marcelo Bielsa subsistió a su dolorosa marginación en la fase de grupos de Corea-Japón 2002, pero hubo una especulación económica en la determinación de Grondona: le ofreció a Bielsa un contrato más bajo que el de cualquier otro postulante.
Luego de que Bielsa se quedara sin energías en 2004, llegó José Pekerman en su reemplazo, pero sabedor de lo que le esperaba, renunció antes de que Grondona lo despidiera, cinco minutos después de haber quedado afuera por penales ante Alemania en 2006. Ni siquiera el aura de Diego Maradona le alcanzó para resistir tras la goleada 0-4 ante Alemania en cuartos de Sudáfrica 2010. Y cuando Alejandro Sabella daba vueltas para notificarle que no iba a continuar al frente de la Selección tras el subcampeonato en Brasil 2014, la muerte sorprendió a Grondona, quince días después de la final perdida en el alargue en el estadio Maracaná.
Scaloni suponía que podía llegar a Qatar con buenas sensaciones respecto de la renovación de su contrato. Pero después de que su primera propuesta fuera rechazada por la AFA, las negociaciones se han interrumpido y no ha vuelto a ser convocado. A partir del 22 de noviembre, cuando enfrente en el debut a Arabia Saudita, Scaloni dirigirá con dos certezas ingratas: nada de todo lo bueno que ha hecho hasta aquí será más importante que el Mundial. Y si la Selección no llega por lo menos a las semifinales, será dificil que pueda sostenerse en el cargo.