Corría la primera semana de cuarentena estricta, en marzo de 2020. Encerrado en su casa, Alan Gontmaher, dueño de Kovi, una fábrica de toallas que debía permanecer cerrada por el aislamiento, se puso a leer sobre nanotecnología: tenía bastante avanzada la idea de desarrollar un producto que no dejara olor y que eliminara las bacterias y se le ocurrió que podría aplicar sus conocimientos para diseñar el “mejor barbijo del mundo”. Meses después, en conjunto con investigadoras de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet lanzaron a las calles la mascarilla Atom Protect, un sello del Covid en la Argentina, que rápidamente se adueñó de las calles, transporte público, oficinas, escuelas y cualquier evento masivo.
Dos años más tarde, con más de 10 millones de barbijos fabricados y la novedad de que días atrás el Gobierno dispuso que ya no es más obligatorio utilizar barbijo en ningún lugar cerrado, el dueño Kovi, la firma que produce los Atom Protect, adelanta a Página/12 los dos nuevos productos con los que planea volver a revolucionar la industria textil y lanza una definición: “Sin ciencia es difícil que Argentina tenga una industria con potencia, no hay otra alternativa”.
Caída de contagios, freno de ventas
Al ritmo de la caída de los contagios de Covid y la flexibilización de casi todos los protocolos sanitarios, ya casi no hay presencia del barbijo en ningún ámbito: en la calle no es obligatorio desde octubre de 2021, mientras que en el transporte público ya es una excepción y no la regla.
En este contexto, Gontmaher explica que los niveles de producción del “superbarbijo” del Conicet están en el mínimo, muy lejos de los picos que alcanzaron en 2021, cuando la demanda fue muy alta producto de la cantidad de casos de coronavirus. “Hoy es un remanente, un 10 por ciento de lo que se fabricaba en los momentos de mayor producción”, cuenta.
Los primeros barbijos del Conicet vieron las calles en agosto de 2020, con la novedad de un diseño llamativo, que era capaz de eliminar el virus del SARS-Cov-2 en cinco minutos y ayudar a evitar contagios. Costaban menos de 400 pesos, pero duraban de 10 a 15 lavados. Al principio, fueron de un color celeste, aunque rápidamente cambió a un tono violeta. El furor fue total y luego empezaron a aparecer otros diseños, primero en gris, luego en negro. Con el tiempo, también salieron a la venta otros productos, como sanitizantes y jabones, siempre con tecnología antiviral.
Dos años más tarde, Gontmaher adelanta dos nuevos productos que lanzarán en menos de dos meses: por un lado, colitas para el pelo que eliminarán los piojos y evitarán el contagio, “ideales para los más chicos”; y ropa “anti-mosquitos”, un plan en el que trabaja el empresario junto a su equipo de investigadores hace más de dos años.
“Fue una etapa de crecimiento y aprendizaje”
“La compañía creció mucho, tenemos cuatro veces el personal que teníamos al comienzo de la pandemia”, explica el empresario, que continúa el trabajo conjunto con investigadores del Conicet y la Universidad Nacional de San Martín, pero que además sumó expertos en nanotecnología a la planta de su empresa “para hacer desarrollos inteligentes”. Hace un año, en un acto oficial, Alberto Fernández destacó el desarrollo de la pyme y contó que para aquel entonces ya había facturado más de $1.500 millones, una cifra que fue en aumento meses más tarde.
Dentro de un mes, Atom Protect lanzará una línea de colitas para el pelo “que repelen piojos”. “Es un problema para los chicos en general que van al colegio, y con estas colitas se ahuyentan, se impide el contagio, y si ya saltaron a la cabeza, repele para que no haya un contagio masivo”, se entusiasma el empresario, que aclara que a pesar de la fuerte inversión no será un producto costoso.
En paralelo, dentro de pocas semanas terminarán de desarrollar la ropa “repelente de mosquitos”. “Nos ayudará a combatir el dengue, pero también evitará la molestia de los mosquitos. En el presente, la empresa ya tiene un repelente en aerosol de acción prolongada, capaz de evitar que se acerquen insectos. “También estamos en el desarrollo de Atom Pet, para perros, para ahuyentar pulgas”, agrega el empresario.
Industria textil con nanotecnología, una apuesta a futuro
- ¿Hoy se está incorporando productos con nanotecnología en la industria textil?
No es algo masivo, nosotros particularmente tenemos un departamento interno de desarrollo de nanotecnología, con un laboratorio propio, hacemos desarrollos constantes. Es un desafío. Hace poco fuimos a una exposición en Europa, donde pudimos ver los avances y hacia dónde va la industria, estamos yendo todos para el mismo lado, hay investigaciones en conjunto, es el camino para enriquecer la industria. Sin ciencia es difícil que Argentina tenga una industria con potencia, no hay otra alternativa.
- Hace dos años contabas con orgullo cómo había crecido la empresa en medio de la pandemia y la cuarentena, de cómo se había reconvertido tu fábrica de toallas a prácticamente 100 por ciento de producción de barbijos. ¿Hoy cuál es el presente?
Continuamos con toda la línea de hogar, de toallas, además incorporamos tecnología a toallas que ahora no tienen olor, son auto-sanitizantes, eliminan hongos y bacterias. Tenemos desarrollos de textiles funcionales que repelen piojos, mosquitos y pulgas. El textil necesita esta vuelta de tuerca. Si la industria no apuesta a la ciencia no va a tener competitividad en los próximos años.
-¿Cómo ves la situación económica?
En el contexto macro, para todas las pymes no es fácil. Creo que hay que seguir trabajando, ser cuidadoso, mantenerse en un rumbo sólido, hay ciclos, en términos generales siempre es un país que nos da revancha, no hay que bajar los brazos y seguir empujando.
- El 2020 fue un año muy malo para todo el planeta, pero vos lograste generar puestos de trabajo. ¿Hoy cuál es la situación?
La empresa fue incorporando mucha gente, tenemos un plan de expansión para 2023, la población de la empresa va a seguir creciendo, pero también en tecnología, mecanización de procesos y poder desarrollar todo en hilandería y tintorería.