Marcados de por vida, la nueva obra de Ricardo Halac, retoma el tema del destino errante de los judíos, una temática que el dramaturgo había iniciado a comienzos de los ’90, cuando escribió Mil años, un día. Aquella obra, que transcurre el día que expira el plazo fijado por el edicto firmado por los Reyes Católicos, por el cual los judíos eran expulsados del territorio español, es la primera de una trilogía. La segunda de las piezas fue La lista, estrenada en 2016, sobre el traslado de judíos al territorio americano y la tercera es esta Marcados… que transcurre en 1650 y pone el foco sobre la situación de los judíos conversos. La obra puede verse en El método Kairós (El Salvador 4530) bajo la dirección de Lizardo Laphitz, quien integra también el elenco, junto a Carla di Amore y José Escobar.
Halac asegura no saber si volverá a escribir sobre la historia de los judíos en diáspora. “Pero cumplí con mi viejo” afirma en la entrevista con Página/12, agradecido por el modo en que fue criado. El protagonista de la pieza, Juan Bautista Diamante, fue un dramaturgo del Siglo de Oro que no alcanzó mayor fama por su condición de judío converso. Contemporáneo de Lope de Vega y Calderón de la Barca, Halac toma su historia para hablar de los conversos a la fuerza. “Deleuze y Foucault consideraron a la Inquisición del S.XVII una institución precursora de las sociedades de control”, sostiene el autor, quien reconoce saber bastante sobre restricciones y prohibiciones: “los dramaturgos de mi edad pasamos tres procesos militares y hemos sobrevivido a muchas cosas”, concluye.
-En Marcados…vuelve a aparecer una iglesia poderosa…
-Una Iglesia asociada al Estado, como fue siempre. El emperador Constantino asistió a la formalización del protocolo de un cristianismo que desde entonces tiene la característica de ser una religión de Estado: hasta hoy, cuando inauguran una obra ahí está un sacerdote bendiciendo....
-Siendo judío, ¿también te sentís como que fuiste marcado de por vida?
-Soy judío porque los demás me lo confirmaron, porque yo creo que la mirada de los otros nos constituye. Y aunque no puedo decir que me siento marcado de por vida, alguna vez sí: pasó cuando, por ejemplo, me mandaron a examen de literatura solamente por ser judío. En 1945, mi padre me decía que debía estar preparado porque podríamos tener que irnos. Y yo no entendía por qué.
-¿Tu padre pensaba que Perón los expulsaría?
-Estaba asustado por el nacionalismo de aquel momento. Pero después se calmó porque Perón se desprendió de los sectores nacionalistas y da carta de ciudadanía al judaísmo, como dice Raanan Rein. Y empezaron a aparecer funcionarios judíos en el gobierno y autores judíos que comenzaron a expresarse.
-¿Cómo fue la expulsión de 1492?
-En España había unos 300.000 judíos. A Marruecos y a Turquía se fueron 100.000 y el resto se convirtió a la fuerza. Pero nadie les creía y, como despertaban continuas sospechas, la Inquisición los vigilaba. Por ejemplo, si había libros en una casa, se pensaba que allí vivían judíos. Los hijos eran conversos por herencia, pero también heredaban el estado de sospecha. Los judíos como seres diabólicos, es un tema del que no se habla.
-¿Buscás temas polémicos?
-Yo creo que un autor tiene que tocar temas tergiversados o prohibidos. Esto de escribir sobre temas espinosos es algo que sostuvimos los dramaturgos cuando hicimos Teatro Abierto. Me interesó hablar sobre los conversos por lo que revela.
-¿Qué es lo que revela?
-Que las familias de los conversos quedaban dañadas por el hecho de que debían dejar de ser quienes eran. Y que cuando se crea odio azuzando a la gente, el odio se contagia. Es lo que pasa hoy.
-¿Fue difícil escribir el personaje del Inquisidor?
-Lo más interesante de escribir es cuando los personajes se van escribiendo a sí mismos…este personaje no tiene límites ni en considerar qué hacer con la plata que recibe ni en desear la mujer ajena. Está en libertad de denunciar y matar a quien quiera. Quiso ser escritor y es amigo de Lope de Vega, que era informante de la Inquisición, un dato histórico verídico.
-María es una judía diferente…
-Sí, porque cuando fueron a buscar a su padre, su madre la instó a que saliera corriendo. Es por eso que durmió en la calle y su hogar fue una taberna. Pero mantuvo la fe y su lazo con su religión.
-Es lo opuesto a Juan, su pareja.
-Juan se siente cristiano, pero aunque va a misa, nadie le cree. Claro que todos los españoles de esa época no fueron antisemitas. Ni todos los curas. Lo que pasa es que la que mandaba era la Iglesia del poder.
*Marcados, de por vida, en El método Kairós (El Salvador 4530) los domingos a las 18.