El partido Hermanos de Italia, de la dirigenta Giorgia Meloni, se dispone a formar el primer gobierno de extrema derecha del país desde la caída del dictador Benito Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta la madrugada de este lunes, Meloni se imponía con claridad en las elecciones para renovar el Parlamento, consiguiendo la mayoría legislativa para formar un nuevo gobierno junto a sus socios de la Liga y Forza Italia.
Consultado por las repercusiones de este hecho histórico, el psicoanalista y escritor Jorge Alemán destacó que para desentrañar un fenómeno político de esta naturaleza "hay que tomar tanto la constante como la novedad".
"La novedad es que todo esto es el resultado de una hibridación de una nueva agenda entre el neoliberalismo y la ultraderecha", argumentó, en diálogo con AM750.
"Esta nueva articulación del neoliberalismo, este giro ultraderechista, es para dar una batalla que la derecha antes no daba integralmente: no solo la política, sino también la ideológica y cultural", agregó Alemán, frecuente colaborador de Página/12.
Consultado por el apoyo de los jóvenes al partido de Meloni y la gran abstención en las elecciones de este domingo, el reconocido psicoanalista señaló que "luego de las grandes derrotas del siglo XX la izquierda no puede entusiasmar a nadie en Europa".
"La imposibilidad que tiene la izquierda de generar un discurso que despierte entusiasmo forma parte de esa constelación que llaman antipolítica", afirmó.
Y prosiguió: "Los jóvenes, por supuesto, en su gran mayoría, bancan esto, porque hay miles de jóvenes que hace tiempo que no se reconocen en ningún legado simbólico, que no tienen ninguna interpretación de la historia ni saben exactamente de qué proyectos políticos ellos podrían formar parte, y viven flotando en un presente absoluto".
"Además está esto del robo, que la ultraderecha sabe utilizar bien. 'Te robaron la vida', como eslogan contra los inmigrantes, los progres, el colectivo LGBT", expresó.
"Es más fácil encontrar un argumento racista en un joven de un barrio periférico que en un burgués", concluyó.