Desde el miércoles pasado, las entradas para ver a Jorge Fandermole en el Teatro de Plataforma Lavardén están agotadas. El recital será mañana a las 21 y las perspectivas son felices. El mismo músico lo da a entender: "Me gratifica mucho, realmente. Con la gente que estaba trabajando insistí en hacer todo lo necesario para que la convocatoria llegara a todas partes, que nadie dejara de enterarse".
En diálogo con Rosario/12, Fandermole refiere sobre lo necesario del encuentro ritual con el público, porque "uno puede establecer un vínculo íntimo con el lenguaje y con la cosa artística pero después querés que te escuchen. El hecho de tener buena convocatoria nos tranquiliza, nos hace tomar confianza en relación al trabajo y las cosas nuevas que uno quiere hacer y tiene proyectadas, así que siempre es un empujón y un plus de energía".
-‑Esa muestra de reconocimiento y afecto por parte del público la encuentro también entre tus pares, es notable...
-‑En ese sentido, de parte de mis compañeros de laburo y de los músicos en general, siempre hay mucho apoyo hacia los proyectos de trabajo, a los discos, siempre me he sentido muy acompañado; creo que las referencias vienen en todo caso de parte de aquellos músicos con los cuales uno comparte ciertos aspectos estéticos, me parece que por ahí viene la cosa. A mí lo que me interesa de esos vínculos, justamente, es la diversidad que te proponen los demás. Hace bastante tiempo que vengo laburando con músicos muy vinculados al grupo mío, pero también me he ocupado de compartir, en la medida de lo posible, mis proyectos con los demás, y en los proyectos de los otros me he involucrado también. Me parece que eso te ayuda a tener la cabeza despejada y un poco más abierta, para no quedarte muy encerrado en tu propia estética y concepción. Te da elementos nuevos para ver las cosas de manera distinta.
--No puedo evitar pensar en la "trova rosarina" como un proyecto musical en donde el hacer de uno era con los otros, así continúa siendo tu trayectoria.
-‑Cuando empecé a armar mis discos me daba cuenta de que no podía laburar solo, sino apoyado en el trabajo de unos cuantos. Al trabajar de esa manera le daba mucha riqueza al asunto así como solución a muchos aspectos que solo no se pueden resolver. De ahí en adelante, lo que intenté hacer fue diversificar el entorno y trabajar con gente que viene del jazz, el rock, el folklore. Por lo menos entre quienes laburamos de manera independiente, hay una cierta costumbre muy colaborativa. Además, cuando te ponés a trabajar con otros músicos nadie se guarda cosas, desde los lugares técnicos todos están dispuestos a aportar. A mí eso me sirvió mucho y me hizo ver que del lado mío también podía aportarle a los demás. Hace poco estuve tocando con (la cantante colombiana) Marta Gómez, y pudimos armar un repertorio conjunto a partir de material muy diverso. Hace unos días pude tocar con gente del jazz y con gente del rock, como Pablo el Enterrador. Ese tipo de mezclas me interesa mucho, y en la medida de lo posible trato de involucrarme en ese tipo de intercambios.
-‑Tu tarea docente deber ser parte de ese mismo proyecto.
-‑Hace unos cuantos años que doy clase junto a otros docentes, en una materia específicamente vinculada a repertorios populares, en la Escuela Municipal. La gente que viene lo hace porque le gusta mucho la idea, hay una relación distinta ya que no asisten por obligación, y te encontrás con gente más joven que vos, que va de los 15 a los 40, con formaciones muy diversas, pero siempre receptivos. Al mismo tiempo, vos te nutrís mucho porque no es lo mismo la idea que vos tenés de los lenguajes, con 60 años, al lado de uno que tiene 20, que viene con otro concepto, otra expectativa. La docencia me revitaliza porque me hace dialogar con otros intereses, es un intercambio que siempre me aporta mucho.
-‑No sé si hablar de una "música rosarina", pero sí que en Rosario ocurre música, ¿cuáles serían sus características?
-‑Lo primero que se me ocurre es decir que hay mucha música, que es abundante, y por otro lado lo que me parece es que los músicos están muy bien formados, pero no sólo en Rosario, en Buenos Aires y en Cuyo también. Me parece que en eso tiene que ver el modo en que las escuelas van evolucionando. Lo que pasa es que en Rosario hay tango, jazz, folklore, pop, rock, hay muchísimo. Me acuerdo que en el '95 estaba trabajando en Cultura, y buscábamos datos con la intención de generar un sello discográfico, que finalmente se instauró dentro de la Editorial Municipal. Hicimos un relevamiento de grupos de rock y había más de 300. Siempre hubo mucha oferta musical y los músicos están cada vez mejor formados, hay mucha diversidad. Ahora, si me preguntás si hay un carácter, un rasgo personal, no me doy cuenta de cuál podría ser, nos falta perspectiva histórica. Pero me parece que la música de los lugares tiene algo de los lugares mismos, y eso se ve cuando estás afuera, porque la gente anda por ahí y deja sus marcas.
-‑De cara a tu proyección, ¿qué estás pensando musicalmente?
-‑Estamos a tres años de haber presentado un disco, y deberíamos estar grabando material. Respecto de cómo uno elabora esas cosas, tengo algunas ideas sobre cambiar algunas sonoridades, nunca he tocado con orquesta, solamente en algunas oportunidades pude incorporar algunas cuerdas o algunos vientos, pero me gustaría elaborar un disco que tuviera un trabajo tímbrico más comprometido, más intenso. En principio, me interesa ir terminando lo que está en proceso, ir hacia un disco nuevo y ver si allí puedo incorporar algunas de las sonoridades que me interesan y todavía no he experimentado. Y por otro lado me resulta por demás importante seguir manteniendo el trabajo con el grupo con el que estoy tocando: con Marcelo Stenta, un guitarrista maravilloso; Fernando Silva, bajista y violoncelista; y Juancho Perone en percusión. Es una formación con la que me siento muy cómodo, y llevar adelante un proyecto que nos reúna, ya de por sí es un objetivo a tener en cuenta. Sobre todo en una situación histórica en donde el trabajo artístico está muy crítico y atraviesa muchas dificultades. En ese sentido, a mí me interesa que uno pueda mantener el trabajo porque realmente trabaje, porque tenés ánimo y ganas de ensayar, de abordar un repertorio nuevo, y todo eso está fuertemente condicionado por el hecho de que el trabajo exista. Mantener la formación y permanecer en este trabajo ya es un objetivo en sí.