Tras la toma del colegio Mariano Acosta el viernes 23 de septiembre, el centro de estudiantes del Lengüitas y la mayoría de los estudiantes se sumaron a la protesta con la toma que comenzó a la mañana del lunes 26. A igual que el colegio de Cerámica N°1 y otros centros de estudiantes, que también están evaluando seguir esos pasos.
Como padre de un estudiante del Lengüitas me he hecho muchas preguntas, al igual que otros padres y madres, me consta por el grupo de whatsapp que no se detiene ni un segundo: ¿Cuáles son sus razones? ¿Está sostenido por la mayoría de los estudiantes del establecimiento? ¿Se podría seguir dando clase mientras se mantenga la toma para no dificultar el normal desenvolvimiento de otros niveles de educación? ¿Hubo pedidos previos de les estudiantes y las autoridades en relación a algunos de los temas planteados? ¿Cómo responden las autoridades del Ministerio de Educación porteño?
Estas son algunas de las preguntas que merecen respuestas, antes de decidir si estamos de acuerdo o no en este tipo de medida. En principio, es un reclamo constitucional, según la jueza Elena Liberatori. Las tomas no constituyen un delito porque los alumnos están ejerciendo derechos constitucionales. El Ministerio de Educación porteño apeló ese dictamen y repuso la aplicación de un protocolo donde “transfiere” la responsabilidad de las tomas a las familias de los alumnos. Por lo cual, las madres y padres se constituyen en un actor con “toda la responsabilidad” a pesar de que se les niega la posibilidad de asistir a sus hijxs, y sólo “hacer guardia” por fuera de las instalaciones.
La primera comunicación de las autoridades del colegio amparadas en normativas del ministerio de la ciudad dijo: “Se deja constancia que se les ha hecho saber a los adultos responsables que mientras dure la situación, y en el caso de ingreso/egreso/permanencia del alumno/a dentro del establecimiento sobre el mismo así como por los daños que pudiera producirse, recaerá exclusivamente sobre el adulto que ejerza la responsabilidad parental” y exigen que los padres vayan a retirar a los alumnos pues se suspende la actividad en toda la enseñanza, ya sea inicial, primaria, secundaria y de profesorado.
En relación al Lengüitas, la votación por la toma fue realizada en forma democrática: a favor de la toma estuvo el 60%, en contra 30% y 10% de abstención, el voto nulo y en blanco fue casi inexistente. Las razones las vienen debatiendo hace mucho tiempo y sus motivos coinciden con las de otros establecimientos. Publicó el centro de estudiantes: “En nuestra escuela, el turno simple no tiene horario de almuerzo y desde que se comenzó a implementar la NEF se agregaron horas escolares, habiendo cursos que pasan un máximo de 10 horas sin ningún aporte nutricional. Desde rectoría se ha realizado pedidos hacia el Ministerio para que se nos entreguen las viandas, pedidos que fueron rechazados”. El otro reclamo, también comunes a los otros colegios, tiene que ver con las ACAP, prácticas llamadas profesionalizantes, gratuitas y sin acompañamiento docente: “Creemos inadmisible que se nos niegue el derecho a la educación al perder horas irrecuperables de clases y que seamos puestos en riesgo al no ser acompañados por profesores responsables de las prácticas”, señaló el Centro.
Los padres del Lengüitas hemos publicado a su vez una carta en la cual se dejó planteado, al igual que los estudiantes secundarios, el deseo de que continúe el desarrollo educativo en otros niveles, pero pareciera que ese “protocolo” prefiere que la comunidad educativa se enfrente entre ella, en vez de acercarse a aportar soluciones que son propias de sus funciones.
Sostenemos una gran parte de los padres y madres del Lengüitas: “Es muy valioso y consideramos parte del aprendizaje que alumnas y alumnos de entre 13 y 17 años se sientan protagonistas de la comunidad y actúen en consecuencia, reclamando los derechos que les son propios. Entendemos que muchas personas integrantes de la comunidad educativa que conformamos no estén de acuerdo con las medidas que progresivamente se fueron tomando sin respuestas ni consecuencias positivas, pero no consideramos correcto que se tomen medidas por parte de las autoridades educativas que perjudiquen a estudiantes de ningún nivel. Quienes llevamos muchos años en la escuela sabemos que las 'tomas' pueden llevarse adelante sin interrumpir el normal funcionamiento de los otros niveles educativos”.
La última pregunta es, como siempre, qué hace el Ministerio de Educación porteño y, lo que nos llega es a través de la televisión y los dichos de la ministra Soledad Acuña que --ya se conocen sus opiniones sobre la educación pública-- sostiene que todo esto fue de golpe y que ningún reclamo llegó a su ministerio. Mentir descaradamente le da, parece, buenos réditos en algunos canales de televisión y no hace otra cosa que levantar la apuesta de intimidaciones y protocolos que sólo complican más la situación en vez de encontrar soluciones.
Por las dudas si ella no lo sabe, les estudiantes realizaron un montón de acciones previas que sería de larga enumeración pero para nombrar algunas: sentadas, caravanas educativas, paro estudiantil, comunicación con los medios. Como padre, puedo estar de acuerdo o no con la toma pero nadie puede estar de acuerdo con la falta de viandas en estas épocas difíciles ni con esas actividades “profesionalizantes” sin acompañamiento adecuado y, agrego, por vivirlo con mi hijo Manuel, esas extensiones de horarios producto de la “escuela del futuro” sin la plantilla de docentes adecuada, que lleva a grandes horarios sin clases, sin docentes, produciendo que los alumnos tengan que sentarse (o pararse) a esperar cambios. Cuestión que también ha desencadenado la toma al ser obligados a permanecer todo el horario sin tener las clases correspondientes.
Acompañar a nuestrxs hijxs es parte de nuestra educación como madres y padres, allí estaremos en la puerta de cada escuela que sea tomada para escucharlos y hacer que sus voces se escuchen.
Martín Smud es psicoanalista y escritor.