El triunfo de Giorgia Meloni, la nueva figura de la ultraderecha europea, abre una etapa sin precedentes en la historia política de Italia en las últimas décadas y ya se cobró su primera víctima, el líder progresista Enrico Letta, quien abandonará la dirección del Partido Democrático en el próximo congreso de la formación. La alianza formada por Hermanos de Italia, la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi, que obtuvo el 44 por ciento de los votos de acuerdo al escrutinio final, tendrá mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y el Senado, quedando no muy lejos de la mayoría de tres cuartos que le habría permitido cambiar la Constitución sin consenso político ni ratificación de los ciudadanos. Meloni prometió este lunes "restituir la dignidad y el orgullo" de Italia y remarcó que aspira a formar un gobierno junto a sus aliados de derecha para unir al país.
"Italia nos eligió y no la traicionaremos"
"Los italianos nos confiaron una responsabilidad importante. Ahora será nuestra tarea no desilusionarlos y hacer el máximo para restituir la dignidad y el orgullo a la nación", planteó Meloni en sus redes sociales, en la misma línea de su discurso del lunes a la madrugada, en el que se la vio sonriente y menos vehemente que en otras ocasiones. "Italia nos eligió y no la traicionaremos. Si somos llamados a gobernar lo haremos para todos los italianos con el objetivo de unir este pueblo y exaltar lo que nos une en vez de lo que nos divide", agregó Meloni en Twitter.
En la alianza formada por Hermanos de Italia, la Liga y Forza Italia, el liderazgo de Meloni es indiscutible: su partido fue el más votado del país (26 por ciento), muy por encima de sus compañeros Salvini (8,9 por ciento) y Berlusconi (8,3 por ciento), dos pesos pesados en distintas épocas de la política italiana que tendrán que conformarse con ser meros acompañantes de la dirigente que mejor representó la opción de cambio en estas elecciones.
"Ahora trabajaremos juntos", dijo este lunes un Salvini acostumbrado a los flashes, al destacar que Hermanos de Italia sacó rédito de oponerse al gobierno de Mario Draghi, mientras que la Liga pagó el hecho de estar en un Ejecutivo junto al Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático. Salvini y Berlusconi, que fueron esenciales para la caída de Draghi, tendrán que convivir juntos una larga legislatura y muchos se preguntan hoy si eso será posible, dados los egos y las distancias que los separan, aunque el líder de la Liga aseguró: "Nos mantendremos durante cinco años, sin cambios y centrándonos en lo que hay que hacer".
Quien podría ser el próximo ministro del Interior, como él mismo ha manifestado, admitió que los resultados de la Liga habían sido "insatisfactorios", pero descartó su renuncia a pesar de acusar un golpe que lo deja por debajo del nueve por ciento, frente al 17,3 por ciento de las últimas elecciones generales y del 34 por ciento de las últimas europeas. Meloni le ganó a Salvini incluso en Lombardía, el bastión histórico de la Liga, duplicando los votos de su aliado: Hermanos de Italia sumó el 28 por ciento de los votos frente al 13,5 por ciento de Salvini, una hazaña impensable hace cuatro años, cuando la Liga obtuvo un 28 por ciento y Hermanos de Italia un 4,1 por ciento.
La primera víctima de Meloni
En la otra vereda, la victoria de Meloni se cobró su primera víctima: Enrico Letta anunció que seguirá guiando el Partido Democrático, pero solo hasta el próximo Congreso, previsto para marzo, que se adelantará por el batacazo en las urnas. El partido de izquierda logró un 18,9 por ciento de los votos, un resultado por debajo del 24 por ciento que se habían marcado como objetivo y similar al 18,7 por ciento obtenido en las generales de 2018, el más bajo de su historia.
"Hoy es un día triste para Italia y Europa, nos esperan días duros", dijo Letta al comparecer ante la prensa para reconocer su derrota y anunciar que, "ante el desafío histórico del momento", era necesario un nuevo partido en manos de la próxima generación. El candidato más fuerte en ese sentido es el presidente de la región de Emilia-Romaña, Stefano Bonaccini, pero también se habla de una posible candidatura de su adjunta, Elly Schlein, que se convirtió en uno de los iconos de la izquierda y de los derechos LGTB+, así como el actual ministro de Trabajo, Andrea Orlando.
En un claro desencuentro entre los partidos progresistas, el Movimiento 5 Estrellas sacó el mayor provecho, ya que se situó con un 15,5 por ciento que lo coloca como la tercera fuerza del país, detrás de Hermanos de Italia y el Partido Democrático, a pesar de que las guerras internas estuvieron a punto de costarle la vida. "El M5S es el primer partido del sur" y "la lucha contra las desigualdades será nuestra estrella guía", dijo este lunes su líder Giuseppe Conte, retando a Meloni sobre la medida estrella de su programa, la renta de ciudadanía, una subvención para los que tienen menos recursos que divide al país y que la derecha quiere eliminar a toda costa.
Un resultado que divide a Europa
Mientras Meloni recibió el apoyo entusiasta de los gobiernos ultraderechistas y conservadores de Polonia y Hungría, así como las felicitaciones del partido VOX de extrema derecha de España y del Rassemblement National (RN) de Francia, otros países manifestaron abiertamente su preocupación. "Los populismos siempre terminan en catástrofe", comentó el ministro de Asuntos Exteriores del gobierno socialista de España, José Manuel Albares.
En Francia la primera ministra, Elisabeth Borne, advirtió que su país estará atento al respeto de los derechos humanos y del aborto, mientras que Alemania espera que Italia siga siendo "muy favorable a Europa". Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Antony Blinken, manifestó el deseo de trabajar juntos, subrayando que una de las líneas de trabajo será el respeto a los derechos humanos.
En América latina uno de los pocos que salió a celebrar el triunfo de Meloni fue el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro, quien escribió en sus redes sociales: "La nueva primera ministra de Italia es Dios, patria y familia". El diputado aludió así al lema de Meloni, que muchos vinculan al fascismo y que ha sido adoptado también por el presidente Bolsonaro, candidato a la reelección en los comicios que se celebrarán el próximo domingo en Brasil.