Al menos 15 personas, entre ellas 11 niños, fueron asesinadas y otras 24 heridas por un tirador que ingresó a una escuela de la ciudad rusa de Izhevsk. El presidente Vladimir Putin calificó el hecho de "atentado terrorista inhumano". Tras cometer el crimen, el atacante —que tenía simbología nazi en sus prendas— se suicidó, aseguraron fuentes policiales.
Entre los 24 heridos, hay 2 adultos y 22 niños. Las autoridades, que decretaron tres días de luto por la gravedad de los acontecimientos, informaron que los niños de primer grado saltaron por las ventanas de la escuela para intentar escapar.
Los investigadores identificaron al atacante como Artiom Kazántsev. El hombre tenía 34 años, era residente de Izhevsk y había egresado de la escuela donde cometió el múltiple crimen.
Kazántsev disparó con dos pistolas traumáticas modificadas, es decir, armas que son réplica de las pistolas convencionales, pero que disparan proyectiles de goma o caucho, y no de plomo. Según aclaró la oficina de prensa de la Guardia Nacional rusa, el tirador las había convertido en armas letales.
El Comité de Investigación de Rusia precisó que el autor del crimen ocurrido en la escuela N.º 88 de la ciudad de Izhevsk llegó a la puerta del colegio vestido de negro y con una esvástica Nazi roja en el centro del pecho. Además, llevaba un pasamontañas y no tenía documentos.
La policía rusa llevó adelante allanamientos en su domicilio e investiga el posible vínculo del asesino con organizaciones neonazis. Al lado de su cadáver, efectivos de la policía encontraron varios cargadores, algunos llenos y otros vacíos, con la palabra “odio” escrita en tinta roja.
"El presidente llora profundamente la muerte de personas y niños en esta escuela donde se perpetró un atentado terrorista", dijo Peskov, agregando que Putin desea que "los heridos [...] se recuperen".
Los tiroteos eran muy inusuales en el país, especialmente en las escuelas, pero desde hace algunos años se ha vuelto más frecuente. Vladimir Putin atribuyó las causas a “sucesos importados de Estados Unidos y al efecto perverso de la globalización”.