En un portal periodístico del país se inscribió esta frase: “La izquierda lee, la derecha asesina”. La recuperan de una de las tantas conferencias pronunciadas por Andrés Rivera luego de sus éxitos literarios. En el mismo enunciado, proceden dos ideas enfrentadas, contrastivas, dentro del marco de la significación política moderna, o al menos del siglo XX. Podríamos definir en tanto al hombre de “ideas de avanzadas” como culto, hijo de una biblioteca legada y orgulloso de la propia, frente al conservador, ímprobo de ideales, atento a las propaladoras mediáticas, y a los efectos mata.

Entonces, ¿estas líneas significarían hacer periodismo de periodistas? Efectivamente, y por partida doble dado el oficio desarrollado por Marcos Rybak (Rivera) y los compañeros de Sudestada que lo memoran. Porque en suma, es el periodismo el que escribe la política, que con el tiempo se transforma en historia. También el que titula, y con ese acto sintetiza la coyuntura, siendo éste el enunciado más perfecto; la síntesis acabada de lo que pasa en las calles de nuestro país hoy. 

La aseveración de Rivera no nace de una simple provocación a editores o empresarios del libro, sino de la experiencia de haber escrito la historia, y particularmente, la procedente de los sectores silenciados por la violencia política de nuestro país. En sus textos, sean de ficción o periodísticos, registra el terror, las intimidaciones por parte de los dueños de la tierra a los que vivimos de prestado, dado su carácter de narrador -podríamos alinear detrás de La Revolución es un sueño eterno otras en tal sentido, de carácter proyectivo, con las urgencias del presente para cuestionar el pasado- , pero también la copia de lo microscópico, conductual e individual -la representación del poder entre las relaciones interpersonales- por eso siempre asoma como imprescindible, con su gramática austera y frente despejada.

Es decir, resulta inaplazable, máxime en los tiempos que corren, hacer un poco más de foco en el “periodismo de periodistas”, y encontrarnos, por ejemplo con este cronista profundo y reflexivo de nuestra historia; historia violenta y contradictoria, como la que refleja en el siguiente apartado también traído de la citada reunión: “¿Tuvo bibliotecas el Teniente Coronel Varela, que ordenó ejecutar durante el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen a centenares y centenares de trabajadores en el sur patagónico? Tuvieron bibliotecas Jorge Rafael Videla y Eduardo Emilio Massera?". Preguntas retóricas a la que podríamos sumar: ¿tiene biblioteca el argentino medio contemporáneo? Precisamente al mismo individuo que convoca el periodismo monopólico en sus reflexiones.