Es argentina pero su trabajo para revalorizar y promover la lengua guaraní tiene implicancias más allá de las fronteras y fue reconocido en Paraguay. Carolina Gandulfo es profesora adjunta de Antropología Social y Cultural de la Universidad del Nordeste (UNNE) y directora del Centro de Estudios Etnográficos en Co-Labor de esa misma institución.

Lleva adelante una investigación sobre la transmisión del guaraní en distintos ámbitos. Su trabajo apunta además a las significaciones de los usos lingüísticos en contextos bilingües guaraní-castellano en Corrientes. En la investigación que llevó adelante junto a otros docentes, fue fundamental la participación de niños y niñas correntinos que ayudaron a entender el empleo del guaraní en sus vidas cotidianas. El Suplemento Universidad dialogó con Gandulfo, que es doctora en Antropología Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a propósito de esa experiencia, del incipiente proceso de cambio hacia la valorización del idioma, y la tarea para hacer crecer el espacio de enseñanza en las universidades.

-¿Qué es el premio Rohayhu che’ ñe e (te amo, mi lengua) que otorgó el gobierno paraguayo?

-Es un reconocimiento que otorga todos los años la secretaría de Políticas Lingüísticas de Paraguay a personas que en su tarea profesional (artes, deportes, ciencia) se destacan por el uso, promoción y revalorización del guaraní. Este año me dieron ese reconocimiento, aún siendo de la Argentina, por mi labor alrededor de lo que consideran la promoción del guaraní en Corrientes.

-¿Cómo se enteraron de que investigaba sobre guaraní?

-Me conocen a raíz de mi participación en el Comité Académico de la Cátedra de Guaraní en la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM). La cátedra se creó a mediados de 2020 con el empuje de la Universidad paraguaya de Itapúa (Encarnación). En mi caso, la UNNE, donde trabajo, me envió a participar en esa cátedra por mi trayectoria alrededor del guaraní. En ese Comité Académico participa la secretaria de Planificación Lingüística del Paraguay, Ladislaa Alcaraz de Silvero, que tiene rango de ministra. Ella conoció mi trabajo y me propuso para el reconocimiento.

-¿Participan universidades de otros países en la AUGM?

-Sí, hay otros colegas de Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay. Como la asociación se inició hace poco, el primer trabajo fue un diagnóstico sobre qué se estaba haciendo alrededor del guaraní en las universidades participantes. Se vio que era bastante poco. Este año se está promoviendo mayor participación de las universidades integrantes de la AUGM, en una modalidad de trabajo que, por ahora, es íntegramente virtual.

-¿En la UNNE hay cátedras de guaraní?

-En la UNNE se dicta un curso de guaraní de tres años. Comenzó en 1995 y lo lleva adelante el profesor Félix Fernández desde el Departamento de Idiomas de la Secretaría de Extensión Universitaria. Pero el guaraní no se dicta en otras carreras, ni hay cátedras específicas.


-¿Cuándo comenzó a investigar?

-Empecé a investigar en 2001, en el Instituto San José de Corrientes. Todo comenzó con un proyecto de alfabetización de castellano inicial para niños y niñas de los primeros años de la primaria. Allí nos encontramos con que los niños y las niñas tenían dificultades para alfabetizarse en castellano, porque muchos de ellos hablaban guaraní o hablaban poco castellano. Así fue como inicié investigaciones alrededor de los usos y sentidos del guaraní correntino en mi provincia. Es un camino que transité junto a otros compañeros y compañeras.

“Creo que se abre una nueva etapa, porque el guaraní está a las puertas de entrar al sistema de educación pública de Corrientes. En el siglo pasado, en cambio, la pretensión era ‘erradicarlo’ de las escuelas”

-Qué se buscaba en la investigación?

-Tratar de entender el modo en que la gente usa o no usa el guaraní en sus vidas cotidianas, qué sentidos tienen esos usos para ellos y, sobre todo, describir las maneras en que el guaraní ha sido y sigue siendo transmitido en mi provincia. Fue así que mi tesis de maestría se tituló “Entiendo pero no hablo”, porque esa era la respuesta más habitual que yo recibía cuando consultaba. Con el tiempo tuvimos que crear diferentes estrategias para poder estudiar un fenómeno tan complejo, que no era aprehensible sólo ‘consultando’ acerca del tema. De ese modo, la etnografía, que es el enfoque de estudio que desarrollo, me llevó a pasar mucho tiempo con las personas en sus escuelas, comunidades, y fui aprendiendo el modo en que usaban y transmitían el guaraní. Aquí debo decir que las niñas y niños fueron grandes aliados en la investigación, y tenemos por modalidad incluirlos en los equipos de investigación. Hemos alcanzando muchos de los resultados de nuestra investigación gracias a ellos y a ellas.


-¿Cuál es la situación del guaraní en las provincias argentinas?

-Se conoce bastante poco de la situación del guaraní. Hay estudios en Rosario y Buenos Aires, pero no se sabe cuántas personas en nuestro país hablan sus diferentes variedades (correntino, paraguayo, ava guaraní, mbya guaraní, chané, tapiete), ni como lo usan o no en sus vidas cotidianas.

-¿Qué pasa en Corrientes?

-En Corrientes, el guaraní se oficializó en 2004, pero la ley nunca se reglamentó. Recién este año, hace unas pocas semanas, se dio inicio al primer profesorado de guaraní oficial en la provincia. Creo que se abre una nueva etapa, porque el guaraní está a las puertas de entrar al sistema de educación público de Corrientes. En el siglo pasado, en cambio, la pretensión era ‘erradicarlo’ de las escuelas.

-¿Por qué se pretendía eliminar el guaraní?

-Porque estaban convencidos de que hablar guaraní dificultaba o impedía el aprendizaje del castellano. En estos últimos años hubo un lento avance en el proceso de entender que hablar más de una lengua, por ejemplo guaraní, no es un problema para el aprendizaje del castellano. Ahora veremos hacia dónde va esta etapa que recién se inicia.


-¿Cómo está el guaraní en el habla de los pueblos?

-La situación desde el ‘Entiendo pero no habló’, que escribí en 2005 y se publicó en 2007, a hoy ha cambiado bastante. En mi tesis doctoral, en 2020, intento dar cuenta de ese proceso de cambio. La titulé ‘Había sido que soy bilingüe’. De algún modo, se muestra ese proceso de cambio, de un movimiento hacia el mayor reconocimiento de las personas respecto a que si saben guaraní, y a cierto cambio en el status de la lengua y, por ende, de los hablantes.

-¿Hay un cambio de actitud?

-Sí, de a poco se observa un cambio en la actitud de las personas en relación con quienes hablan guaraní y consigo mismas. De la vergüenza o la discriminación conocida, pasamos a observar más opiniones abiertas acerca de la valoración de algo que es nuestro; para muchos empieza a ser motivo de orgullo, de identificación emocionada con sus abuelos y abuelas, quienes fueron muchas veces los maestros del guaraní en sus familias, en su lugar y en su paisaje.