Espero el sonido del timbre de un patrullero que me haga lectura de una notificación que diga que me tengo que presentar en una fiscalía como responsable por la toma que está llevando, entre otros, mi hijo del colegio Lengüitas, que comenzó el día lunes 26 de septiembre por la mañana. Ya sé lo que me va a decir el funcionario policial, a otros padres y madres ya le han llegado y han tenido la delicadeza de grabarlo y mandarlo por el grupo de whatsapp que vibra cada dos segundos con nuevas noticias y temores varios.

Las dudas son muchas entre padres y madres, algunos sostienen que no conviene notificarse, otros que antes de que te llegue la notificación deberíamos ir a presentarnos a la fiscalía, hasta algunos asesorados por abogados penalistas sostienen que conviene presentar un habeas corpus para que se identifique previo a que te llegue a tu domicilio el personal competente de la comisaría y anteponere recurso jurídico.

Lo cierto es que he podido dormir muy poco. En cualquier momento podría estar llegando el móvil y además me ha impresionado el audio de una de las madres, a las 20.25 de ayer. La llamó una vecina, pues ella se encontraba en el hospital con su madre a la que operan hoy del corazón, anoticiándole que la estaba buscando un policía en su domicilio. Lo primero que había pensado, como madre judía, era que a su hijo en la toma, J. de 16 años, le había pasado algo; lo primero que tira es la sangre, esa sensación de angustia indescriptible, un ahogo según contó,  con desesperación, como madre a cargo de su hijo, de su único hijo. No le podía estar pasando tanto, era el comienzo del nuevo año judío, el comienzo del 5783 y como suele ser tradición dentro de la religión había comido algo dulce pensando que este nuevo año comenzaría con la esperanza nunca perdida por el judaísmo de que sería fructífero, con dulzura y expectativas. Y ahí estaba yendo a buscar la notificación, rogándole a su hijo que dejara la toma, que viniera para la casa y saliendo a la mañana siguiente a la operación de corazón de su madre, que la están operando en este momento, esperemos que con toda la suerte del mundo. Eso sería lo dulce de este comienzo de nuevo año porque de lo otro, bien gracias.

La ministra había cerrado la puerta de la negociación, dejando a los estudiantes, hijos e hijas encerrados con la toma dentro del colegio, semejante edificio para ellos y ellas, como si quisieran quedarse a vivir adentro, en vez de acercarse a hablar con ellos a preguntarles por qué habían realizado semejante protesta tan límite o también para preguntarse ella misma qué estarían queriendo decir, visibilizar, los más de quince colegios porteños que están realizando protestas en toda la ciudad.

No, la ministra porteña y seguramente el intendente de la ciudad más rica del país doblaban la apuesta, se piensan que están en el casino, y como tienen con qué, intimidan, ¡qué palabra!, tan cercana a intimar pero exactamente en el polo opuesto; intimidar, causar miedo, decirles a los padres y madres que tendrán que pagar, que serán responsables totales por lo que hagan sus hijos.

Ojala pudiera hacerme responsable de todo lo que hacen mis hijos, eso significaría que mis hijos son exactamente como yo quisiera que fueran, ojalá como padre alguna vez, confieso, lo he pensado, que mis hijos fueran como yo siempre soñé, que no hubiera fisura entre lo que sueño y lo que ellos son, pero a mí no me pasó, mis hijos lamentablemente no piensan como yo. A mí me hubiera costado más que a ellos realizar una toma, quizás porque soy hijo del Proceso, he vivido con tanto miedo eso de esperar la llegada de un móvil policial, que la espera de este móvil aún hoy no me ha dejado dormir demasiado bien. Pero ellos son otra generación, y pensándolo bien, si me vienen a buscar, firmaría la notificación pues secretamente estaría firmando esa responsabilidad total sobre ellos que no conseguí, finalmente que ellos fueran como yo quisiera. Al menos ha pasado el tiempo: puedo anoticiarme, las épocas no son las mismas y puedo animarme a abrir la puerta a la policía.

Me pregunto acerca de la ministra de Educación, Soledad, ¿te puedo llamar así, por tu nombre de pila? No me animo a llamarte Sole, pero sos apenas 6 años más joven que yo, ¿sos también, como yo, hija del proceso? ¿En esa época también tenías que estar pendiente de la llegada de móviles de la policía pero sin identificación y sin timbre en la puerta? (Eso no les pasó sólo a los "subversivos/as", justamente lo que hacían los militares y policías era amedrentar a la población en general para que no se animaran a pensar de una manera distinta).

Me pasa que no me gusta esperar, entonces me gustaría escribir bien mi dirección para que me vengan a anoticiar de que mis hijos hacen exactamente lo que yo digo que hagan y de paso me gustaría invitarte a mi casa, yo creo que podríamos hablar tomando un café y esperar juntos la llegada de ese patrullero. Sería bueno para un político ponerse en la piel del otro, creo que Aristóteles dijo alguna vez que la política era el arte del lograr el bien común, y que quizás también pudieras ir a la casa de esa madre que hoy operan o quizás la podríamos llamar juntos.

Me han dicho que has dicho que algunos padres y madres tienen el manual del buen kirchnerista, perdón mi ignorancia pero me podrías decir dónde está, quién lo escribió; yo no he escuchado que dijeras eso, no creo que aceptaras que exista tal manual, ¿te acordás del viejo manual que se utilizaba en nuestras épocas de alumnos secundarios?, ¿a qué escuela fuiste? En tu hermoso proyecto de la escuela del futuro eliminaste a los viejos manuales, seguro que sabías que era el lugar del depósito de lo que se sabe, ese lugar de lo inalterable, como si el saber pudiera estar depositado ahí y no cambiara, pero ese proyecto que es tu gran apuesta para el futuro, con muy buen tino reniega del manual.

Pero ya que nos estamos conociendo, y mejor la franqueza, todo proyecto por más buenas intenciones que tenga necesita ser implementado y para eso se necesitan tres cuestiones, dos que están reclamando de manera extrema los chicos y chicas con las tomas de más de 7 colegios y 8 más con pernoctes, como si a los estudiantes les gustara hacer campamento nocturno en sus aulas. Me parece que habría que ir a preguntarles, al menos qué piensan que está mal. Y ellos te dirían dos cuestiones, yo en intimidad (y no con intimidación) te diría una tercera. Empecemos por la mía. La escuela del futuro agregó muchas horas de escuela para los chicos, tres veces por semana, están en la escuela alrededor de 8 horas, y para eso se necesita una plantilla docente suficiente, actualmente en las escuelas públicas existe más de un 30% de horarios libres y todo esto de las tomas también se desencadenó por la obligación que mandaste de permanecer todo el tiempo, estén o no los docentes en el aula, porque las escuelas hacían lo posible para acomodar los horarios para que los estudiantes pudieran irse antes si sabían de las horas libres, luego ya eso fue imposible, y terminó convirtiéndose la escuela en una guardería, ¡con lo grandes que están los chicos y chicas!

Lo que ellos te dirían serían dos cuestiones, la primera: la primera época de tomas de colegio en el 2018 tuvo que ver con el comienzo de la escuela del futuro, ya se veía que era un proyecto un poco pretencioso, y ahora, estas tomas del 2022, cuando hay que implementar las ACAP, que significa actividades de aproximación laboral, y cuando tienen que lavar platos en un hotel como actividad de acercamiento laboral en una escuela especializada en idioma, te quisieran decir algo de la implementación, y el segundo punto también tiene que ver algo con lo mismo, el tema viandas, no es que muchos y muchas de ellas estén con la panza famélica sino que son adolescentes y que si les proponés, con un proyecto intachable, estar ocho horas en la escuela, es necesario pensar en horario de almuerzo y también en otras dos “comidas”, a media mañana y a media tarde, en total tres, nadie pide como dijo un famoso periodista que los padres y madres somos hipócritas y que no podríamos darles esas tres comidas, seguramente en la ciudad donde la pobreza es de un tercio de la población infantil en la ciudad más rica del país, no todos podrían, y que sería bueno que tuvieran esas viandas, porque ocho horas es mucho, ¿fuiste turno completo a la secundaria? Entonces si no te acercás porque has decidido cerrar las puertas de los colegios, acordate de tu hambre a sus edades o, al menos, escúchame café de por medio.

Yo no voy a decir que existe el manual del funcionario del gobierno porteño, no puedo creer que sea azuzar el discurso del odio, azuzar me parece una palabra parecida a endulzar, ésa que la madre judía no saboreó en su primer día del año y que intenta que sea hoy un día que salga todo bien; ahora la llamaré para ver cómo le fue, y de paso le preguntaré de esa notificación y de presentarse a la fiscalía, no sabré qué decirle, que no prosperará pero que debe ir con abogado oficial o alguno contratado por su bolsillo.

Y luego de que nos escuchemos, quizás nos podremos poner de acuerdo, las tomas son protestas que duran un tiempo, y que un día se acaban pero que hay problemas que continuarán como esa distancia entre grandes proyectos e implementaciones deficitarias, que no cuentan con el presupuesto, la logística y el diálogo permanente, que la escuela del futuro si no evalúa constantemente su desempeño indefectiblemente implosionará, en nuestras propias caras, y esperame un segundo porque están tocando el timbre, ¿qué me recomendás? ¿Firmo la notificación o no la firmo?, ¿sos abogada?