El próximo 7 de agosto no sólo los fieles católicos irán a la iglesia de San Cayetano a pedirle al santo por trabajo. También participarán de esa fiesta religiosa la Corriente Federal de Trabajadores en el marco de una movilización que denominaron “Marcha por el trabajo y la justicia social”. Este espacio, que aglutina a una serie de sindicatos, decidió ir un paso más allá en los pedidos por una medida de acción directa que se le reclama a la CGT a partir de la caída del empleo, fruto de la política económica del gobierno de Mauricio Macri.
La Corriente, cuya cabeza visible es el secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, está conformada por una treintena de gremios entre los que se destacan las asociaciones de trabajadores lecheros, de la televisión, molineros, docentes privados, pilotos de líneas aéreas, empleados de farmacia y gráficos bonaerenses. La decisión se tomó en la sede de este último sindicato donde su titular, Héctor Amichetti, señaló que “es preciso movilizarse de forma masiva para rechazar la política económica del gobierno de los ricos, porque se ingresó en el cuarto semestre y no se observan más brotes que los oscuros resultados de estrategias que dejaron sin trabajo a millones de argentinos, sumergió en la pobreza a tantos otros jubilados y pensionados, a quienes quitó hasta los remedios, condenó a los niños a la indigencia, arruinó a los pequeños comerciantes y empresarios y obligó a cerrar 7000 establecimientos”.
Los organizadores confían que se sumarán otros sindicatos e incluso organizaciones populares. La movilización se podrá considerar como el preámbulo de lo que podría decidir la propia CGT. La central obrera tendrá una reunión de mesa directiva la próxima semana. Los encuentros suelen realizarse los martes y jueves. En uno de esos dos días podría surgir una convocatoria a una movilización que ya propuso la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que lidera el también triunviro cegetista Juan Carlos Schmid.
Tras su plenario, la CFT sostuvo que también que “el Gobierno continúa empecinado en eliminar toda resistencia obrera con un plan sistemático de reducción de salarios, despidos masivos y suspensiones para imponer una flexibilización laboral que borre los derechos y conquistas históricas de los trabajadores argentinos”. Incluso para ese importante grupo de sindicatos la ofensiva económica es acompañada por “una campaña mediática ignominiosa contra las organizaciones sindicales, equiparándolas a mafias, y difamando a sus dirigentes”. Por otra parte, Amichetti señaló que “hay cómplices en la justicia federal, quienes intervienen sindicatos, procesan a líderes obreros y fallan en contra de los trabajadores en los litigios. El Gobierno reprime de forma salvaje y criminaliza la protesta social, como lo hizo contra los maestros y miles de trabajadores”, dijo en obvia referencia a los cuatro sindicatos que se encuentran intervenidos: el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), azucareros, vigiladores privados y, recientemente, el de Canillitas que además implicó el procesamiento y el desplazamiento de su titular, Omar Plaini.
Si la decisión de movilizar por parte de la Corriente Federal puede ser considerada como uno de los ejemplos de presión que se está ejerciendo sobre la CGT, también puede sumarse la que están realizando las dos CTA. Por caso, el titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, consideró que todos los caminos están desembocando en la convocatoria a una protesta y movilización. El dirigente sindical y precandidato a diputado nacional de Unidad Ciudadana afirmó que se transita “la cuenta regresiva a la definición de una acción de protesta que es por demás necesaria”. Yasky participó de la reunión de la Corriente Federal y señaló que “es muy probable que esa fecha sea el aglutinante de una convocatoria a una gran protesta nacional con movilización”.
La dilación en la que se encuentra sumergida la CGT llevó al sindicalista docente a cuestionar al triunvirato que la conduce, al considerar que ninguno de los tres secretarios generales cegetistas está a la altura de las circunstancias y responsabilidad. “(El triunvirato) lo demostró en el triste papel que se hizo en aquel acto (por el del 7 de marzo), cuando los trabajadores de la CGT reclamaron la convocatoria al paro nacional”, dijo. Por otra parte, Yasky acusó a estos dirigentes gremiales de haber perdido el rumbo “porque una cosa es querer tomar distancia del kirchnerismo y otra es terminar siendo oficialista, y hacer el triste papel de seguidismo de esta política, que está haciendo tanto daño a los trabajadores”.
La presión para con la CGT crece si se toma en cuenta que para este fin de semana la UTA, el gremio que aglutina a los choferes de colectivos, anunció un paro que afectará el servicio de larga distancia. El titular del gremio, Roberto Fernández se quejó a través de un comunicado donde informó que la negociación paritaria está estancada ante la negativa de los empresarios de sentarse a negociar. “Tuvimos que tomar esta decisión extrema ante la falta de acuerdo en las negociaciones paritarias del sector”, explicó para luego pedirle disculpas a los usuarios “pero ante la intransigencia de los empresarios, no queda más remedio que adoptar medidas de fuerza en defensa de los legítimos derechos de los trabajadores”. Ahora se espera la reacción del ministro de Trabajo, Jorge Triaca.