Pedro y Pablo pisan el escenario y las canciones surgen solas, porque conviven en un imaginario donde las historias de cada quien las completan. Si a esto se le agregan los 52 años de trayectoria del dúo, a partir de la edición de Yo vivo en esta ciudad (1970), el trayecto abre todavía más el abanico vivencial. Con el espíritu puesto en hacer sonar aquellas melodías compartidas, Miguel Cantilo y Jorge Durietz inician la Gira Celebración, que recala hoy a las 21 en Sala Lavardén (Mendoza y Sarmiento).
El espaldarazo para este nuevo recorrido por el país apareció casi inesperado y justificado: invitados por la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto”, Pedro y Pablo celebraron los 50 años del disco Conesa (1972) en el CCK. “Fue una experiencia totalmente nueva, nunca habíamos tenido nada parecido, porque hemos tocado con orquestas pero nunca con la calidad de esa orquesta, así como tampoco en el contexto de los arreglos hechos por (Juan “Pollo”) Raffo, que son un lujo, como todo lo que hace. Te digo que no fue fácil en el sentido de que primero hubo que hacer una preparación desde un mes antes, escuchando las maquetas que nos mandaba Raffo para aprendernos los arreglos. A eso se sumó ensayar con la orquesta, que fue también una novedad para nosotros. Y después de eso, tocar con la orquesta en el ámbito de la Ballena Azul, en donde la sonoridad cambia notablemente. Lo que más extrañábamos era la marcación del tempo, en el rock estamos acostumbrados a que la den la batería o el bajo, pero acá había que hamacarse sobre el tempo de la orquesta. Hubo que hacer un esfuerzo, pero por lo demás fue todo un disfrute tocar con esos músicos y tener ese público. Y además, nos permitió volver a estar juntos, cuando hace 3 o 4 años que estábamos haciendo cosas por separado”, explica Miguel Cantilo a Rosario/12.
-En este sentido, a vos y Jorge (Durietz), además de saberlos destacados músicos, uno los entiende como buenos amigos.
-Hay un factor de amistad que es muy importante. Hemos sobrellevado nuestra relación musical a través de 52 años y hemos tenido momentos de individualidad, de separación, de experiencias paralelas, pero eso nunca atentó contra nuestra relación de dúo y nuestra amistad personal. Por eso, cada vez que surge una oportunidad como la que disparó la Orquesta Nacional de Música Argentina, nos vemos como invitados a aceptar ese desafío. Y en este caso, para recorrer el país nuevamente, cantándole a la gente más que nada aquellas canciones que resonaron en nuestros momentos de más difusión. En otra oportunidad, hemos hecho reuniones para sacar discos nuevos, pero ahora la idea es juntarse para interpretar las canciones más difundidas. En general, el repertorio está hecho con todo aquello que puede generar en la gente un recuerdo, una rememoración de momentos vividos a lo largo de estos 50 años, que merezcan el hecho de acercarse a volver a ver a estos dos músicos cantar. Todo en base a una relación entre nosotros que es sana, porque nos ha permitido individualismos pero también un gran respeto por la relación entre los dos.
-¿Cómo se conforma la banda actual?
-Somos un cuarteto, el dúo y dos músicos que hace mucho tiempo vienen formando parte de diferentes formaciones que nos han acompañado. Hemos tratado de hacer una síntesis entre los cuatro, inclusive los cuatro cantamos. Hay dos poli-instrumentistas que se van turnando con diferentes instrumentos, y nosotros dos estamos con nuestras guitaras y voces al frente, rememorando esos repertorios cronológicamente. Vamos desde el primer disco, eligiendo cuatro o cinco temas de cada álbum, llegando a lo actual y más difundido de lo que hicimos. Somos un cuarteto pero tratamos de explotarnos al máximo en nuestras posibilidades, y el resultado hasta ahora es muy satisfactorio, lo pasamos bien. Hemos tenido que resumir un poco la cosa, porque en este momento, andar girando por el interior con una banda numerosa como nos gustaba antes, es prácticamente imposible. Así que estamos resumiendo de una manera lo más fiel posible lo que se grabó en cada uno de esos discos, que también se están reeditando, y es lo que más nos importa. Conesa tuvo su reedición hace poco, Apóstoles está siendo reeditado y remasterizado. Tratamos de rescatar de cada uno tres o cuatro temas, y hacer un repertorio variado.
-¿Si te pido elijas una imagen o recuerdo de la trayectoria de Pedro y Pablo?
-Tengo imágenes muy fuertes, de ciertos momentos clave. Por ejemplo, en el estado Obras en el ’82, muy lleno de gente y nosotros presentando un álbum en vivo, que se grabó y después fue muy difundido. Antes que empezara el concierto, los tres costados del estadio saltaban a viva voz, gritando “se va a acabar la dictadura militar”. Una imagen muy fuerte, que fue como una bisagra. A la Argentina le costó mucho volver a la democracia, mucho sufrimiento y muerte, para finalmente ser testigo presencial de ese momento bisagra y en todos los niveles. Una imagen que era un símbolo de lo que estaba pasando en general, el pueblo había hecho retroceder a los militares, que no tuvieron más remedio que retirarse, como si fueran un ejército de ocupación, y reconocer que el pueblo tenía razón. Se logró la retirada de todo un gobierno y entramado que venía de años. Y eso fue para mí muy significativo. Lo recuerdo siempre porque tuvimos la oportunidad de ser comentaristas de eso con nuestras canciones, que no cambiaron nada, lo que hacían sólo era comentar, seguir el proceso. Fue algo que demostró que el pueblo argentino, cuando quiere, logra cosas que son míticas, que uno casi no podía creer: salir de una situación como la que había habido durante toda la década del ’70, y revertirla y transformarla en una convivencia democrática.