Si el camino del héroe aceptara setear el nivel de dificultad, definitivamente La Joaqui la tryhardeó. Fue la primera mujer en meterse en el slime machista de las batallas de freestyle. Es la misma que tira frases insertadas en la trinchera del deseo, que se supone que no deberían salir de la boca de una madre; barras orgullosas que harían soltar hasta el último canutillo de la cadena que sostiene los anteojos de una señora. El rosario de desafíos a los que Joaqui supera como en una carrera de obstáculos. De mini short y Nike Huarache.
Joaquinha es marplatense pero se crió en Tamarindo, Costa Rica. Su exilio tuvo que ver con el disfrute: la búsqueda de su mamá surfista por las mejores olas. Si se suma que su padre practica equitación, era difícil imaginar que su futuro la iba a encontrar quieta. Ella agita, pequeña, con su voz bajita pero alerta, cargando los cartuchos en una revancha de género (la de las mujeres en el RKT), de clase ("Me queda para escribir solo la madrugada, cuando termino de ser mamá, papá y empleada", dice en 90s) y quizás hasta de su propia historia, que a pesar de sus turbulencias no duda en defender.
Si Rei le escribe a los autos, L-Gante mantiene el idilio con el porro y El Noba entregó su legado lírico a las motos, el flexeo de la Joaqui derrocha gedencia, cachondeo y ternura. No se frontea con tenerlo todo sino con estar piola ("Solo queremos hacer música un ratito para olvidarnos de nuestros problemas").
Durante la pandemia volvió a Mar del Plata: "Hay un techo en la ciudad, pero el crecimiento se puede ir haciendo afuera y venir acá a descansar de todo", sugiere. Pero antes incluso de instalarse (aunque en plan híbrido, porque siempre está viajando a CABA) en la tierra de las mejores medialunas, Joaquinha estuvo alrededor de dos años sin celular ni redes sociales. El desafío, esa condición que parece bañar cada paso que da, se infló como un airbag: volver a construir una identidad online en tiempos donde un rapero virtual impulsado por inteligencia artificial consigue firmar contrato con un sello discográfico, no parece tarea sencilla.
La Joaqui pisaba fuerte hace mucho, pero el historial estaba borrado. En ese contexto, encarando el camino de nuevo y con la certeza cargada en el diseño de cada una de sus uñas, la nena de la banda hacía log in y cuenta nueva. En ese camino surgió Lassie, con L-Gante. "Fluyó. Los dos siempre nos tirábamos flores musicales y hablamos para hacer algo juntos. Seguramente saquemos otro tema."
--¿Qué tenés pensado para el EP que estás mostrando?
--Ya empezó a salir. El primer tema fue 38; después GD, que es el tema que produjo DJ Tao; salió el tercer corte que es Butakera, con Noba y Alan Gómez. Ahora está por salir otro más, faltan dos cortes. Ahí se cierra el EP y vamos a hacer la presentación oficial de los temas. Se va a llamar Barbie Copiloto, que habla un poco de las movidas fierreras, desde ambos lados de la situación.
--¿Es una forma de reapropiarte de lo negativo? Muchas veces "butakera" se dice de manera peyorativa.
--Sí, eso es lo que pensé. La gente te insulta y tendría que ser algo re copado, sí yo estoy re butaka. Busqué armarlo de esa forma. Si hay un montón de butakeras y no tienen canciones para ellas. A mí me encanta romper cosas.
--En ese tema decís: "Soy alta segunda, me la chupa ser primera". Es bastante valioso en un contexto donde todos se desesperan por ser el 1.
--Sí, yo no me mato por un puesto nunca más. Voy a buscar otra cosa. Nadie le escribe a las butakeras, todos le escriben a los pilotos, pero nadie escribe desde el lado de una de ellas. Es buscar un público que tal vez no tiene alguien que les cante y hacer algo único, algo tuyo. Entonces siempre hay lugar para alguien diferente. Podés no ser el mejor, pero si hacés algo distinto siempre vas a tener un lugar para vos.
--En una entrevista reciente, Callejero Fino decía que él canta para que la gente no se olvide de él. ¿Vos por qué cantás?
--No lo sé, se dio así. La vida así lo quiso supongo. Surgió, no lo planifiqué, pero ahora es mi plan A y mi plan Z. Una con el tiempo entiende que de amor nadie se muere... pasa el tiempo y seguís, con menos esperanza pero más experiencia.
--La música que te gusta hacer no es la misma que te gusta escuchar. ¿Qué escuchás?
--Me encanta la cumbia colombiana, como Grupo Cañaveral. Escucho rancheras, boleros, el Indio Solari. También RKT y cumbia de hoy. Salsa, Marc Anthony, Héctor Lavoe. Pero sin embargo hago algo diferente. Pienso que cada uno tiene que ocupar su espacio.
--Además, lo que te inspire no tiene que ser reflejo de lo que hacés.
Total: tal vez es solo absorber el concepto, el mensaje que quiso transmitir. Y cada uno se inspira de donde le sale, de donde puede y de donde quiere también.
--¿Y tu participación en El Marginal fue una experiencia aislada o tenés planeado seguir actuando?
--No no, me encanta actuar, lo tengo en mente. Estoy esperando que se presente algo que me guste. Un personaje con el que me sienta identificada. Pero me encanta la actuación y me encantaría hacer una película o una serie larga, tipo telenovela.
--¿Un culebrón?
--También estaría bueno.
--Contaste que estabas muy nerviosa durante el rodaje, pero eso no se notó para nada en las escenas.
--Me gustó porque se notó que el personaje tenía una identidad, porque después se seguía hablando de Mecha y se esperaba que volviera.
--¿Y este EP es tu identidad?
--A mí me gusta este género porque más allá de que tengo todo el derecho a cantarlo, porque yo sola sé lo que pasé y lo que me tocó vivir, el género maleanteo habla de estas cosas. Por eso se llama maleanteo: porque habla de armas, de situaciones de delinquir. Pero estoy haciendo un género, así como la mayoría de los boleros son románticos. Igual que el narcocorrido, que hablaba de narcos o de carteles. Los géneros tienen características que los califican como tales, sino simplemente estás haciendo música sobre un beat de. Hacer un género implica adaptar un concepto, desarrollarlo. Son historias las canciones.
--Hoy, en el mercado argentino se mide la vara por el uso del autotune (ignorando que es una herramienta, un recurso) y la veracidad de las letras. ¿Qué pensás sobre estos debates?
--Que cada cual haga lo que quiera con su vida. Y si alguien realmente piensa que alguien es un gil, no lo mira, porque a los giles no se los mira. Si están mirando lo que uno hace es porque atrapa, sino no estarías dando una devolución sobre un producto del cual no te consultaron nada. Es porque te interesa, porque lo ves, porque te llama o te atrapa.
En Pica, el primer tema que compuso junto al Noba, Joaqui propone: "Te enseño a ser feliz solo conmigo, sin ambiciones sociales y con poco salario", una frase por la que la tildaron de "romantizar la pobreza".
--¿La idea no iba más por el lado de que no hace falta tenerlo todo para pasarla bien?
--Sí, totalmente, ése es el mensaje que busco transmitir. A veces la gente cree que sabe más que vos que escribiste las cosas. Cuando te empieza a ir bien, mucha gente va a buscar que eso no siga sucediendo, porque no se va a sentir totalmente cómoda con tu aceptación masiva. Está bien, supongo que hay que fijarse nada más que en lo que una hace y por qué lo hace, y si es algo que de verdad pensás, sentís, creés, va a haber gente que se va a sentir identificada con eso y va a seguir girando.