Dos jóvenes que declararon en el juicio por el crimen de Blas Correas, el adolescente de 17 años asesinado durante un control policial en Córdoba en agosto de 2020, negaron haber dicho a la policía que los chicos del auto blanco en el que iban Correas y sus amigos habían intentado robarles, como sostiene la versión policial. Los jóvenes, que esa madrugada iban en moto, advirtieron que sólo habían tenido un “incidente de tránsito” con ese auto porque habían hecho “una maniobra peligrosa”. "Nunca dije que me querían robar ni que estuvieran armados, porque eso no ocurrió”, aseguró uno de los jóvenes.
Jorge Bazán, de 24 años, y Leandro Maldonado, de 26, declararon como testigos en la novena audiencia del debate y explicaron lo sucedido la madrugada del 6 de agosto del 2020 en la rotonda del barrio Las Flores.
Bazán narró que esa madrugada conducía la moto, cuando lo encerró el auto Fiat Argo blanco conducido por Juan Cruz Camerano Echavarría y en el que iban Cristóbal Bocco Camerano, Mateo Natali, Camila Toci y Blas Correas.
Porque el coche había realizado una “maniobra peligrosa”, Bazán resolvió detenerse en el control policial que había a pocos metros de la rotonda para avisar a dos policías que había tenido un "problema con los del auto", que no sabía "si están borrachos”. Luego, explicó, él y su amigo continuaron su camino. A su turno, Maldonado confirmó esta narración.
"Nunca dije que me querían robar ni que estuvieran armados, porque eso no ocurrió”, dijo Bazán, con lo que refutó la versión oficial de los policías. En el puesto de control que mencionaron los testigos, mediante radiofrecuencia policial, el oficial ayudante Ezequiel Vélez y el cabo Leandro Quevedo pidieron a los puestos de control cercanos que interceptaran el Fiat Argo blanco porque unos motociclistas habían denunciado un intento de robo.
A partir de esa alerta, dos policías destacados en otro puesto de control intentaron detener el vehículo en el iban Correas y sus amigos. Como el auto no se detuvo, los policías Lucas Damián Gómez, de 37 años, y Javier Catriel Alarcón, de 33, abrieron fuego con sus armas reglamentarias.
Sospechas de falso testimonio
En la audiencia de este jueves también declaró Erick Pablo Rosell Pezo, de 47 años, un testigo que con su declaración pretendió beneficiar la situación de los policías imputados pero terminó con un pedido de la fiscalía para que sea investigado por falso testimonio. Es que Rosell Pezo, comerciante de origen peruano, aseguró que en la zona de la Plaza de las Américas vio que el Fiat Argo aceleró y luego notó “algo suspendido en el aire que luego cae”, aunque dijo que desconocía qué objeto podía ser.
Esa versión corresponde a su segunda declaración en la instrucción de la causa, ya que en la primera había manifestado que no había visto que del auto de los adolescentes arrojaran nada. Además, durante su testimonio ante el jurado popular repitió en varias oportunidades que sentía “empatía” por los policías.
De acuerdo a la pieza procesal de elevación a juicio, la declaración de Rosell Pezo “pretendía favorecer la situación procesal de los imputados Gómez y Alarcón”, es decir, los policías que abrieron fuego contra el auto en el que viajaban los adolescentes y que, luego, plantaron un arma como “coartada que justificara el accionar policial”.
Este jueves, el MInisterio Público Fiscal solicitó que el testigo Rosell Pezo sea detenido y que la Fiscalía de turno lo investigue por “falso testimonio”. Los integrantes del tribunal técnico rechazaron por unanimidad la solicitud, pero aclararon que la resolución del planteo quedó diferida.
Gatillo fácil contra adolescentes
Luego de los tres testimonios, la audiencia pasó a cuarto intermedio hasta el martes a las 9, cuando retome el debate oral sobre el crimen cometido por los policías cuando Blas Correas y cuatro amigos circulaban en auto por el barrio Colinas, en el sur de la capital cordobesa. Los adolescentes evadieron el control policial porque el conductor se asustó cuando vio que uno de los policías había desenfundado un arma. Luego, dos policías dispararon contra el vehículo. Uno de los proyectiles impactó en la espalda de Blas, quien murió.
Por el homicidio están acusados como coautores del homicidio el cabo 1° Lucas Damián Gómez, de 37 años, que, según la fiscalía, efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria, y el cabo 1° Javier Catriel Alarcón, de 33, quien disparó en dos oportunidades. Otros once policías están acusados de encubrimiento y falso testimonio. Se les imputa, entre otras cosas, haber "plantado" un arma para simular un enfrentamiento con los chicos.