“Tres cuerpos arrojados a la nada están pendientes de un afuera” dice la sinopsis. Una ventana los separa de lo que podría ser: un umbral al que atreverse. Con las actuaciones de Cindi Grüssi, Florencia Martin Assinari y Esteban Ameriso, Ensayo sobre la nada es la más reciente producción de la compañía Teatrón Artes Escénicas, y se estrena hoy a las 21 –con funciones todos los sábados del mes– en Teatro La Escalera (9 de julio 324).
“Es algo un poco recurrente en mis últimos proyectos como director, así como en Últimos: Lo más reciente en el tiempo, aparece mucho la idea del tiempo, el encierro, y siempre desde un lugar muy existencial. Estar encerrados en algo que a veces uno no puede terminar de soltar o de cambiar. Lo que me pasó con este proyecto es que estos personajes o sujetos escénicos, como me gusta decirles, pueden salir, ser libres de ese rulo o rueca existencial. Porque se liberan pueden ver la realidad desde afuera, y lo que sucedió se transforma en una experiencia”, explica el dramaturgo y director Alejandro Leguizamón a Rosario/12.
“A todas y todos nos pareció interesante lo que nos fue sucediendo durante el proceso de investigación, en la búsqueda de la propuesta poética, más allá de que hay algunos signos que se repiten en la dirección, porque yo trabajo mucho los elementos –aparece la tierra–, y cierta oscuridad en los vestuarios, en las luces, las penumbras, los recortes, las repeticiones, la voz cantada. Están todos esos signos, pero desde un lugar que ya estaba un poco presente en Últimos: saber que se puede cambiar esta realidad con la que venimos luchando, y buscarle otra vuelta”, continúa.
-Los personajes, ¿quiénes son?
-Son dos mujeres y un varón que están en un espacio que sería el de una habitación, sin puerta, sólo hay una ventana que los conecta con un afuera del que no tienen respuesta. Podría verse como una situación de posguerra o pospandemia, por esto de no saber qué está pasando afuera. De alguna manera, ellos deciden estar en ese adentro porque ninguno de los tres se anima a salir. Hay un juego con la alegoría de la caverna, con quedarse con esta versión de la vida y no animarse a probar, a mirar por la ventara y salir. Hasta que alguno de estos personajes se anima a sacar esta ventana, la desprende, se animan a salir y aparece esta cosa de “¡mirá!, ¡no era tan difícil!, ¡había que animarse!”. Si al salir lo hacemos juntos y juntas, es más fácil.
-Teniendo en cuenta el tipo de propuesta que es, ¿cómo llegás al texto?, ¿de qué manera incide el trabajo de los actores?
-En principio es mucho entrenamiento, le dedicamos más de un año a este proyecto. Y después hay una escucha constante durante los encuentros, sobre lo que nos está pasando. A lo mejor surge de un disparador, de una situación, o de una imagen que aparece en el trabajo de mesa y a la que durante los ensayos se le pone el cuerpo. Esas imágenes se profundizan y las abordamos corporalmente. Recién después empezamos a ponerles palabras. Otra característica de este trabajo es la ausencia, porque los cuerpos entran en contacto pero en algún momento uno de ellos se corre, y la acción sigue ocurriendo. Como al darse la mano, uno se retira y el otro continúa haciendo lo mismo. La cotidianeidad de la ausencia aparece mucho en la obra.
Ensayo sobre la nada cuenta con la asistencia en la dirección de Sandra Mesa y Andrea Barreto. Al respecto, Leguizamón no tiene más que palabras de agradecimiento, que refiere a través de las propias impresiones de Mesa y Barreto. En relación a la obra, Sandra Mesa señala que “es una gran y bella metáfora sobre nuestra cotidianeidad, nuestra rutina y nuestra relación conflictiva con ella. Queremos salir de ella (o no), y no dejamos que el otro lo haga tampoco. Muchas veces nos quedamos esperando a ser rescatados, pero a la vez ella es la que nos sujeta”. Por su parte, Andrea Barreto comenta: “Se me viene la imagen de sus cuerpos armando la forma de algo que no está, o la insistencia de armar esa rutina, esa cotidianeidad que ya no existe o que se sostiene en el vacío. Una ausencia, algo que se agota y la dificultar para poder salir. La espera de ser rescatados o de salvar a alguien. La salida es juntos, de un modo o de otro. Pero hay algo, hay alguien, que se transforma, cambia, crece, y nos cuesta soltar. Es una tensión, un ‘entre’ el camino, el recorrido y lo nuevo”.
“¿Te das cuenta de por qué dos asistentes de dirección? Es bellísimo lo que dicen, y es muy lindo compartir estas responsabilidades con dos compañeras que se suman, respetan los roles y el juego, proponen y no se guardan nada. Es muy bonito. ¡Y de los actores ni hablar! Cindi (Grüssi) es una amiga y compañera con la que venimos trabajando un montón, y a todo el elenco (Florencia Martin Assinari, Esteban Ameriso) pudimos sumarlos a Teatrón –que cumplió 10 años en 2020–, cuando antes sólo éramos Pato Maggioni, Fabricio Del Torre y yo. Éste es el primer estreno de Teatrón con este elenco ampliado. Así que estamos felices”.