Al menos 11 niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad social, material y afectiva, cuyas edades oscilan de 13 a 18 años, fueron captadas entre 2006 y 2012 en la localidad de Otamendi, en Mar del Plata, para ser explotadas sexualmente y entregadas en las cuadrillas de trabajadores rurales, por un hombre al que esta semana la Cámara Federal de Apelaciones de esa ciudad le confirmó su procesamiento  por el delito de “trata de personas con fines de explotación sexual agravado”, ya que la maniobra atrapaba como víctimas a personas menores de edad.

“En su casa tenía todo un mundo para chicas jovencitas, como tacones altos, planchita, pinturas”, reveló uno de los testimonios incorporados a la causa, según la investigación de la Fiscalía Federal Nº 1 de Mar del Plata, a cargo de Laura Mazzaferri. Para armar el vínculo, el victimario utilizaba métodos simples pero efectivos: ganaba la confianza de niñas y jóvenes que invitaba a su casa o que llegaban por intermedio de otras víctimas que habían sido reclutadas, y las hacía permanecer allí por horas, días e incluso semanas; les regalaba objetos, les daba acceso a internet y les hacía probar estupefacientes para violarlas y prostituirlas con él o con trabajadores rurales.

“Les hace un trabajo fino a las chicas”, describió la madre de una de las niñas. “Primero les da droga, además de ropa y otras cosas, para luego prostituirlas.” La Cámara Federal, en línea con el dictamen del fiscal general Daniel Adler, reafirmó aquel dicho en su resolución. “(...) las incitaba al consumo de sustancias estupefacientes, fomentando la adicción y así reforzar la sujeción de las niñas a su influencia y poder, a la vez que las trasladaba a localidades aledañas y a campos donde mantenían relaciones sexuales con peones”.

Fue contundente el testimonio de una de las jóvenes ante las profesionales del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, que relató en detalle las modalidades de acogimiento y captación, y la dedicación del individuo a la venta de drogas y la tenencia de arma, delitos por los que también fue condenado. “En dichos contextos de fragilidad (…) -sostuvieron desde el Programa-, se establecen vínculos con adultos en claras relaciones de asimetría para con las jóvenes”. Cuando conoció al acusado, la adolescente era menor de edad, no estaba inserta en el sistema educativo y tenía dos hijos con los que convivía junto a su pareja, sus tres hermanas, su madre y su padre, en un contexto de hacinamiento y violencias. La mayoría de sus compañeras se encontraban en situaciones similares de vulnerabilidad, con su capacidad de autodeterminación severamente afectadas en ese cautiverio de sometimiento, explotación y descarte.

Línea nacional 145, para denuncias por delito de trata (también pueden realizarse en forma anónima). Funciona todo el año, las 24 horas del día. O mediante el correo electrónico de la PROTEX: [email protected]