La Aduana descubrió que una serie de exportaciones a Chile en las que la mercadería involucrada había sido declarada como ácido graso en realidad consistía en aceite de soja. Los casos detectados y denunciados hasta el momento involucran movimientos por más de 80 toneladas, por lo cual ahora toda la operatoria de la firma se encuentra bajo análisis.
Aduana informó además que tiene razones para creer que la empresa exportadora argentina y la importadora chilena pertenecen al mismo grupo económico, que mediante el ardid coordinado buscó evadir a varios niveles. Por un lado, los precios declarados en las exportaciones de ácidos grasos—específicamente, oleína: un producto de la industria química obtenido de reprocesamiento de aceites usados—se encuentran alrededor de un 30 por ciento por debajo de los precios oficiales fijados para las exportaciones de aceite de soja. Pero luego, dadas las diferencias en el tratamiento tributario de ambos tipos de mercadería, el organismo que dirige Guillermo Michel concluyó que la reducción indebida de los derechos de exportación es superior al 90 por ciento. Asimismo, cabe añadir que la oleína cuenta con plazos más de diez veces mayores para ingresar las divisas de sus exportaciones al país.
La Aduana denunció penalmente la operación y por orden del Juzgado Federal N° 1 de Mendoza se llevaron a cabo dos allanamientos sobre la firma involucrada y el despachante, en los que fueron secuestrados soportes informáticos, documentación y demás elementos de interés para la causa. Los allanamientos también contaron con la participación de la Gendarmería Nacional.