Desde Lima
En medio de un profundo descrédito de la clase política, que atraviesa a todos los sectores, lo que se refleja en la apatía y el desinterés del electorado, este domingo se realizarán elecciones regionales y municipales en todo el país. Más de 24 millones de peruanos concurren a las urnas, con más resignación que entusiasmo, para elegir 25 gobernadores regionales, 196 alcaldes provinciales y 1694 alcaldes distritales. La grave crisis política por el enfrentamiento entre el Congreso controlado por la derecha y el gobierno de Pedro Castillo ha desplazado a segundo plano este proceso electoral. El descrédito de la clase política viene de años atrás, alimentado por sucesivos escándalos de corrupción -seis expresidentes y dos exalcaldes de Lima sentenciados o procesados por corrupción-, pero se ha agudizado en el último tiempo con un gobierno que levantó expectativas ofreciendo cambios pero no ha cumplido y está salpicado por la inoperancia y la corrupción, y con un Congreso que apuesta a la desestabilización y el golpismo, da muestras diarias de incompetencia y es fuente de escándalos de todo tipo.
Según una reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 68 por ciento de los peruanos no se siente representado por ningún partido ni líder político. A pesar de los problemas de su gobierno, el político mejor evaluado es Castillo, pero con solamente un 6 por ciento que dice sentirse representados por el presidente. El Congreso tiene un alto rechazo que llega al 84 por ciento, mientras en el caso del gobierno de Castillo su nivel de reprobación es menor, pero también alto: 65 por ciento. Con estos datos, y un importante número de candidatos con denuncias por delitos que van desde cargos de corrupción hasta violencia familiar y asesinato, sumado a la ausencia de figuras políticas con capacidad de movilizar y entusiasmar, no sorprende el alto nivel de desinterés ciudadano en estas elecciones.
Movimientos locales
Los electores irán a las urnas sin mayores expectativas con la oferta de candidatos que tienen para elegir. Ha predominado la ausencia de propuestas serias, la abundancia de ofrecimientos sin sustento y la mediocridad entre los candidatos. La elección de mayor relevancia política es la de la alcaldía de Lima, donde compiten ocho candidatos, pero solo tres llegan con posibilidades de ganar. En el interior del país, estas elecciones anuncian una victoria mayoritaria de candidatos que postulan por movimientos locales y una derrota de los partidos nacionales. Esto no es un fenómeno nuevo, pero los analistas estiman que en las elecciones de este domingo se profundizará esta crisis de representatividad de los partidos políticos.
Castillo se ha distanciado del partido que lo llevó al gobierno, Perú Libre (PL), y ahora sin un partido político para competir en las elecciones el oficialismo no presenta candidatos propios. Sí lo hace PL, que, según anuncian los sondeos, sufrirá una dura derrota electoral. Su candidato a la alcaldía de Lima, Yuri Castro, aparece último en las encuestas con apenas un dos por ciento. La agrupación Juntos por el Perú (JP), aliada del gobierno, también aparece mal ubicada en los sondeos. Los malos resultados que previsiblemente tendrían PL y JP se cargarán sobre el gobierno, aunque no se trate de candidaturas estrictamente oficialistas.
Represor favorito
En un escenario de candidatos opacos y cuestionados, la ultraderecha puede hacerse con el gobierno de la capital, bastión del conservadurismo en el país. De acuerdo a una encuesta del IPE publicada el pasado domingo, último día permitido para difundir sondeos, el primer lugar para la alcaldía de Lima lo ocupa el general en retiro Daniel Urresti, acusado de violaciones a los derechos humanos durante la guerra interna, con 19,4 por ciento. Segundo aparece el empresario Rafael López Aliaga, que postula por el partido fascista Renovación Popular, con 16,7 por ciento. Tercero aparece el exfutbolista George Forsyth, que juega por la centroderecha, con 16,3 por ciento. La tendencia marca una baja en los dos primeros y una subida de Forsyth, lo que deja un escenario muy cerrado para las elecciones de este domingo.
Urresti, primero en las últimas encuestas, está acusado de asesinato y violación. Días después de las elecciones que lo pueden convertir en alcalde de Lima tendrá que comparecer ante un tribunal para el inicio del juicio en su contra por el asesinato del periodista Hugo Bustíos, ocurrido en 1988 en la región andina de Ayacucho, cuna del grupo armado maoísta Sendero Luminoso y epicentro de la guerra interna en los años ochenta y noventa. En ese entonces, Urresti era jefe de inteligencia militar en esa zona, donde las desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y matanzas de campesinos eran extendidas. Testimonios de militares que estuvieron en lugar lo acusan del asesinato. La campesina Isabel Rodríguez, que vivía cerca al lugar donde fu asesinado el periodista, quien fue emboscado por una patrulla militar cuando iba a cubrir información, ha declarado que fue testigo del crimen y vio a Urresti cometer el asesinato, y que después el militar la violó y la amenazó de muerte si hablaba. Urresti postula por el partido Podemos Perú, cuyo fundador y presidente, el congresista José Luna, es investigado por corrupción.
Panama Papers
El candidato favorito de la ultraderecha que pretende destituir desde el Congreso al presidente Castillo es el fascista Rafael López Aliaga. El fujimorismo que no presenta candidato propio en Lima apoya a López Aliaga, conocido como “Porky”. Empresario que ha hecho una fortuna, López Aliaga está investigado por lavado de dinero en relación al caso de los Panama Papers y tiene una millonaria deuda tributaria. Miembro del ultraconservador Opus Dei, es un fanático religioso que dice ser candidato “por Dios y por Jesús”, y cultivador de un discurso de odio contra todo lo que le suena a progresismo. En una plaza pública pidió la muerte del presidente Castillo. El fascista “Porky” ha pedido el voto a su favor como una expresión de rechazo al gobierno. Un triunfo suyo reforzaría a la ultraderecha que busca derrocar a Castillo.
Hasta hace unas semanas, estos dos candidatos de la ultraderecha -la de Urresti una versión más ligada a sectores populares, la de López Aliaga más elitista y vinculada a los partidos de la extrema derecha parlamentaria-parecían competir solamente entre ellos, pero ahora enfrentan la arremetida de última hora de George Forsyth, exarquero del club Alianza Lima, uno de los dos equipos más populares del país, que postula por el partido de centroderecha Somos Perú. La sensación en muchos electores de tener que votar por “el menos malo” o “el menos peligroso” frente a los dos postulantes de la ultraderecha ha favorecido la subida de Forsyth. El descrédito de PL y su sectarismo contra otras agrupaciones de izquierda, y las acusaciones del hijo del candidato de JP, Gonzalo Alegría, por maltratos y abuso sexual, ha favorecido una corrida de votos a favor de Forsyth como un “voto útil” contra la extrema derecha. Así, la elección en Lima queda reducida a una competencia entre la ultraderecha y la centroderecha.