Con una altísima demanda, que obligó a adelantar el cierre de la inscripción unos días antes de lo previsto y a pensar en una próxima convocatoria, la Asociación Argentina de Reducción de Daños (Arda) comenzará hoy a dictar el primer curso abierto, gratuito y on line de promotores de reducción de daños. Pioneros en el abordaje de la temática, cuando en la década del 90 irrumpieron con una inédita campaña en Rosario en la que repartían equipos de inyección en los barrios, dado que la prevalencia de contagio VIH era por el uso de drogas inyectables, ahora hacen punta con una propuesta de formación que, según resaltaron, la ven como una muestra del impulso que va adquiriendo la reducción de daños como movimiento para cambiar las políticas de drogas. "En estos tiempos es más que necesario contribuir a dar algunas herramientas que están en la vereda opuesta de la lógica tutelar, de la idea del encierro, para que personas de distintos lugares del país puedan identificar problemas en su cotidianeidad y también acercar proyectos y propuestas de trabajo que contribuyan a impulsar estas herramientas", dijo a Rosario/12 la secretaria General de Arda, Silvia Inchaurraga.

Cerca de 1500 personas se inscribieron en el primer curso de promotores de reducción de daños, cuyas clases on line se dictarán cada lunes de 19.30 a 21, desde hoy hasta el 14 de noviembre. Además de Inchaurraga, participan como docentes del curso organizado por Arda -que cuenta con el apoyo de la UNR, UBA y la iniciativa internacional Acompañe, No Castigue- el presidente de la asociación, Gustavo Zbuczynski, que hablará sobre las distintas lógicas de intervención, el médico anestesiólogo Matías Lanfranco que dará los aspectos fármaco-químicos de las drogas en clave reducción de daños, el abogado Juan Sempé, el licenciado Carlos Herbón que disertará sobre la Ley de Salud Mental, y la licenciada Andrea Celentano, quien fue coordinadora de los proyectos de Arda. Completan el staff de docentes Emiliano Ubal Dahl, Azul Martínez, Josefina Copes, Lucía Latimori y Patricio Lidle.

"A mediados de los 90 considerábamos importante no sólo formar equipos en general, sino también a usuarios de drogas como agentes de salud. En ese sentido, les dimos la palabra a ellos que, a partir de su formación como promotores, pudieron identificar zonas y problemáticas de intervención sobre las cuales diseñamos materiales nuevos", recordó Inchaurraga, quien también dirige el Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencia y Sida de la UNR (Ceads).

"En estos tiempos, donde estamos viendo que se ha naturalizado un abordaje bastante distante de la reducción de daños, e incluso cuando se habla de perspectivas de cuidado se lo piensa desde una lógica más tutelar que de reducción de daños, pensamos que debería instalarse una lógica para cuidarnos de los que nos cuidan, o para acompañar a los usuarios de drogas en este cuidado frente a lógicas tutelares que supuestamente los cuidan y terminan vulnerando derechos y maximizando daños", planteó la especialista.

Inchaurraga resaltó como ejemplo la granja de rehabilitación bonaerense La razón de vivir, recientemente clausurada: "Esto visibilizó algo que ya sabemos, que el encierro no cura. Vimos el mismo escándalo o peor que el que habíamos tenido en los 90 cuando decían que incentivábamos a que la gente se inyecte cuando dábamos el kit de inyección. Pero como estaba la prevención del VIH Sida fue un poco más tolerado el abordaje porque había un mal mayor sobre el cual intervenir".

"Ahora, cuando se habla de consumos en general, y en particular cuando hablamos de nuestros programas de reducción de daños en fiestas electrónicas, en recitales de rock, cuando vemos el escándalo que causó el folleto en Morón que decía 'si vas a fumar, mejor flores y no prensado', de alguna manera nos retrotrajo a una causa que tuvimos en Mendoza en el año 2000 por un folleto nuestro de reducción de daños y marihuana que hablaba de pipas de agua y vaporizadores para reducir el daño pulmonar. El eje es el mismo, el consumo recreativo es muy resistido por la sociedad y por todos los responsables de las políticas públicas hegemónicas", agregó la especialista.

Consultada por la gran demanda que generó la convocatoria al primer curso abierto de promotores de reducción de daños, Inchaurraga señaló: "Si bien siempre lo pensamos como una propuesta no demasiado ambiciosa, en el sentido que lo pensamos como un curso introductorio, no dirigido a perfeccionamiento de profesionales ni habilitante de ninguna práctica, sino para ofrecer algunas herramientas a personas sensibilizadas por esta problemática, estudiantes de psicología y medicina, abriéndoles la posibilidad de poder involucrarse con prácticas en terreno y también para abordar situaciones de urgencia ante una eventual sobredosis o desmayos".

 

Según la secretaria general de Arda, "la idea es que de acá pueda salir un semillero de idea en el que podamos contribuir, en este caso desde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el Ceads-UNR y la iniciativa internacional Acompañe, No Castigue". Ante la altísima demanda y el interés que generó el curso, Inchaurraga adelantó que habrá ediciones similares y una segunda etapa que "permita una continuidad y una profundidad mayor en relación a los seguimientos de problemáticas particulares de las personas que se anotan a partir de determinadas inquietudes, con iniciativas superadores en cuanto a la complejidad de contenido y de compromiso".