Al menos 92 personas murieron en Irán por la represión de las manifestaciones que estallaron hace dos semanas tras la muerte de Mahsa Amini, quien fue detenida por la Policía de la moral por llevar puesto su velo de forma "inapropiada".
La cifra fue reportada por la ONG Iran Human Rights (IHR), la cual remarcó que trata de evaluar el número de víctimas pese a los cortes de internet y los bloqueos de aplicaciones como WhatsApp o Instagram y otros servicios en línea en el país.
En esta línea, la entidad contabilizó unas 41 personas muertas en los recientes enfrentamientos del viernes pasado en Zahedán, en el sureste de Irán, en una región fronteriza con Afganistán y Pakistán, citando fuentes locales, aunque no está claro hasta qué punto estos incidentes están relacionados con la muerte de Amini.
"La comunidad internacional tiene el deber de investigar y de impedir que otros crímenes sean cometidos por la República Islámica" de Irán, declaró Mahmud Amiry-Moghaddam, director de IHR, con sede en Noruega.
Y añadió: "Los asesinatos de manifestantes en Irán, en particular en Zahedán, constituyen un crimen contra la humanidad".
El presidente iraní aseguró que los enemigos "quieren aislar al país"
En las últimas horas, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, acusó de nuevo a los "enemigos" de Irán de "conspirar" para aislar el país, pero aseguró que "fracasaron" en su intento.
"Cuando la República Islámica estaba superando los problemas económicos para volverse más activa en la región y en el mundo, los enemigos entraron al juego con la intención de aislar al país, pero fracasaron en esta conspiración", dijo según un comunicado de la presidencia.
Por otro lado, las autoridades iraníes, que rechazan cualquier implicación de la policía en la muerte de Amini, afirman que unas 60 personas, 10 de ellas miembros de las fuerzas de seguridad, murieron desde el 16 de septiembre pasado.
El domingo, la prensa local informó que cinco Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, murieron en los enfrentamientos de Zahedán. Por otro lado, en la ciudad santa chiita de Qom, al sur de Teherán, un paramilitar "apuñalado" en estos "recientes disturbios" sucumbió a sus heridas, según la agencia oficial Irna.
Zahedán, es la capital de la provincia de Sistán y Baluchistán, que fue escenario de enfrentamientos con rebeldes de la minoría baluchí, grupos extremistas musulmanes sunitas y bandas de traficantes de droga.
El asesinato de Mahsa Amini
Mahsa Amini murió el 16 de septiembre tras permanecer en coma luego de ser arrestada y llevada a la comisaría por la "policía de la moral". Según las autoridades, la joven llevaba el velo demasiado bajo y sin cubrirle la cabeza.
Fue detenida en Teherán, donde se encontraba de visita, y trasladada a una comisaria para asistir a "una hora de reeducación" por usar mal el velo. Horas más tarde, fue ingresada en el Hospital Kasra de la capital en coma luego de sufrir un ataque al corazón.
La policía afirmó entonces que la joven sufrió repentinamente un problema del corazón y publicó un video en el que supuestamente se ve a Amini cayéndose al suelo mientras habla con un agente en la comisaría, pero la familia no confirma que se trate de ella.
"No estaba enferma, como dice la televisión iraní", afirmó Amyad Amini, padre de la víctima, quien asegura que las autoridades se negaron a entregarle la autopsia de su hija. "Fue golpeada dentro del vehículo policial y en la comisaría, pero no quieren publicar la grabación de las cámaras de seguridad", agregó.
"No está claro cómo la golpearon. Las mujeres que estaban en la ambulancia dicen que tenía un golpe en la cabeza", explicó Amini, advirtiendo además que la familia pidió que un perito examine el cuerpo de la joven sin que les dieran respuesta alguna.
Anteriormente, el hermano de Mahsa había contado a medios locales que llegó a verla salir de la comisaría “con la cara destrozada y sus piernas azules e hinchadas”.
Desde entonces, se han producido manifestaciones de solidaridad con las mujeres iraníes, algunas de ellas quemando sus velos en señal de protesta, en todo el mundo, en más de 150 ciudades.