Desde Río de Janeiro
Cuando votó en estas elecciones, Lula recordó que en las presidenciales de 2018 no pudo votar porque estaba preso. Había pedido que le acerquen una urna para votar, pero le negaron ese derecho.
Cuatro años después Lula lidera el primer turno y se enfrentará en una segunda vuelta contra Bolsonaro. A lo largo de una parte del conteo Bolsonaro aparecía en primer lugar, hasta que los votos del nordeste de Brasil llevaron a Lula a superarlo por alrededor del cuatro por ciento.
Lula quedará, al final del conteo, con un poco menos de votos de lo que las encuestas le atribuían. En cambio Bolsonaro ha sumado más votos de lo previsto. La segunda vuelta, el 30 de octubre, será una disputa más reñida entre los dos.
Lula tendrá también tareas difíciles a la hora de apoyar a los candidatos de la oposición en estados importantes como San Pablo o Bahía, entre otros. Será un mes más de tensiones y ansiedades sobre el futuro de Brasil.
Bolsonaro lo encarará con más confianza, porque ha logrado llegar a la segunda vuelta. Lula tendrá la posibilidad de encarar debates directos con Bolsonaro, con un tiempo mucho más largo que el de los debates anteriores.
No está clara todavía la composición del Congreso, pero difícilmente sea muy distinto de actual. Será también un gran desafío para Lula construir la mayoría indispensable para gobernar. Pero antes, Lula tiene los desafíos de la segunda vuelta.