"En el sistema de justicia criminal, el pueblo es representado por dos equipos separados pero igualmente importantes. La policía, que investiga los crímenes, y los fiscales de distrito, quienes enjuician a los delincuentes. Estas son sus historias". Sólo con leer estas palabras, el televidente promedio no sólo sabe de qué programa se trata sino que además mentalmente las escucha (en inglés) dichas por el locutor de inconfundible voz grave. Es que La ley y el orden es una suerte de baluarte de dos géneros audiovisuales que se confundieron en uno solo: el policial y el legal. Y si esa introducción está grabada a fuego en la memoria de tanta gente es porque la serie estuvo al aire durante 20 temporadas. Además, entregó numerosos spin-offs, incluido uno igual o más que exitoso que el original: La ley y el orden, Unidad de Víctimas Especiales.
Cuando en mayo de 2010 la cadena NBC anunció que la serie madre saldría del aire por una eventual baja de rating, pocos esperaban que más de una década después regresara a ocupar su lugar en un panorama audiovisual completamente diferente. Pero La ley y el orden volvió a principios de este año con una temporada corta -10 episodios-, que hoy martes a las 21.50 llegará a la Argentina en la pantalla de Universal TV. En el reparto de la temporada 21 aparecen caras nuevas (Camryn Manheim, Odelya Halevi , Hugh Dancy y Jeffrey Donovan), una que ya tiene algo de historia en la serie (Anthony Anderson) y la de una especie de prócer de La ley y el orden: Sam Waterston.
"Volver al programa fue como ponerse de nuevo ropas muy familiares", le dijo Waterston a Página/12 a través del Zoom. "Ha sido puro placer. ¿Viste que existe la frase 'no se puede volver a casa'? Bueno, en este caso siento que pude. El trabajo que tuve que hacer quizá no sea tan pesado como los desafíos de interpretar a un Asistente de Fiscal de Distrito, como en mis comienzos en la serie. Ahora interpreto al Fiscal de Distrito y es algo más sencillo para mis viejos huesos, pero todavía sigue siendo igual de divertido".
Waterston cumplirá 82 años el próximo 15 de noviembre y, aunque no estuvo desde el comienzo en La ley y el orden, es el actor que apareció durante más tiempo en la serie. En 1994, Dick Wolf -creador del programa- lo convocó para interpretar a Jack McCoy, un personaje que lo hizo popular, aunque ya contaba con pergaminos como haber participado en la película Los gritos del silencio (que le valió una nominación para el Oscar). Y tampoco es que le haya costado conseguir empleo en los doce años en que la serie no estuvo al aire: fue parte de The Newsroom y Grace and Frankie.
-En los '90, usted firmó contrato para ser parte de La ley y el orden por un año. ¿Alguna vez pensó que este papel iba a ser tan definitorio en su carrera?
-Jamás. No. Pensé que quizás estaría en la serie por un año, a lo sumo dos o tres. Entre otras cosas, porque los programas de televisión no duran tanto como La ley y el orden. Pero además, personalmente no pensé que podría quedarme tanto tiempo.
-¿Qué pensó cuando le ofrecieron volver a interpretar este papel?
-Lo primero que pensé fue que era algo que ya había hecho y pensaba si debía volver. Pero después imaginé la posibilidad de encender el televisor para ver el programa sin estar en él y no pude soportar la idea. Así que pensé en intentarlo y ver si me gustaba. Y fue maravilloso. Al principio me resultó extraño volver a esos sets, que habían sido recreados hasta el más mínimo detalle en un nuevo estudio, en un barrio diferente de Nueva York. Pero eran tan idénticos que si te parabas ahí no sabías si estabas en 2000 o 2020.
-¿Y cómo fue el primer día de grabación?
-Bueno, el primer día de grabación, el set estaba todavía terminando de ser montado. Cuando empezamos, la pintura todavía estaba fresca (risas). Fue fabuloso. Y después, con toda esta gente nueva y gente vieja -y no es que esté admitiendo que soy viejo-, fue fabuloso. Hizo que se me pararan los pelos de la nuca cuando empezamos.
-Después de tantos años interpretando a Jack McCoy, nadie debe conocerlo tanto como usted. ¿Cómo lo describiría?
-Bueno, sabemos poco de él. Sabemos que tiene una hija, así que en algún momento debe haber estado en una relación muy seria o casado. Sabemos que viene de Chicago y que es hincha de los Chicago Bulls. Y que le gustan las motos y juguetear con partes de motos. Más allá de eso, básicamente no sabemos nada de él. En un episodio habló de su relación con su padre, pero eso es todo. Así que la persona que yo creo que habito es un adicto al trabajo. Yo no me describiría así a mí mismo, aunque me encanta trabajar. Así que me hice a la idea de que sería un tipo muy dedicado a su trabajo.
-¿Los guionistas lo consultan sobre aspectos de su personaje?
-Creo que en los programas de televisión que llevan mucho tiempo hay una suerte de danza entre los guionistas y los actores. Los actores aprenden de los guiones quiénes son sus personajes, pero después les entregan sus versiones a los guionistas para que estos tomen lo que los actores les aportaron a los personajes y lo incorporan. He hecho un par de series de televisión y siempre es más o menos así.
-En los últimos diez años, la sociedad estadounidense cambió radicalmente. Sólo hay que mencionar cómo se lidió con la pandemia, el asalto al Capitolio, el asesinato de George Floyd, que se haya revertido Roe vs. Wade... Y ahora La ley y el orden aborda nuevos temas como los medios de extrema derecha, los influencers, etc. ¿Hay otros temas que le gustaría que se traten en el programa?
-A mí me gusta que el programa tome su inspiración en los titulares de los medios. No sé qué habrá en los titulares de mañana, pero sí me gusta saber que lo que vaya a aparecer seguramente terminará siendo discutido en La ley y el orden, y visto a través de los puntos de vista de policías y fiscales que tratan de solucionar esos casos. Pero en realidad no se pueden solucionar, porque por definición estas cosas son la superficie de las tensiones sociales que no se resuelven fácilmente.
-Pero son conocidos sus intereses por defender el medio ambiente. ¿Le gustaría que haya temas relacionados con eso en La ley y el orden?
-Bueno, a mí me gustaría que se hable todo el tiempo de los temas ambientales. Es como una espada que tenemos sobre nosotros y si no hacemos algo -empezando ayer- sobre lo que hicimos en los últimos 150 años para destruir los grandiosos sistemas ambientales de este planeta, vamos a estar en muy mala forma. Así que, sí, me encantaría que se hable de esto en La ley y el orden y me parece muy bueno que usted y yo estemos hablando de esto. Necesitamos hacerlo.
-En Estados Unidos la sociedad está muy dividida políticamente. ¿Es más difícil tratar de hablarle a todo el mundo a través de un programa, sin elegir un lado?
-Bueno, las sociedades democráticas típicamente están bastante divididas. Para mí, la nueva pregunta es si van a dejar de ser democráticas. Recuerdo cuando hice Los gritos del silencio, que era una película con un punto de vista liberal, y justo estaba por asumir una administración republicana. En ese momento, alguien le preguntó al productor David Puttnam cómo pensaba que le iría a la película en el panorama político dividido de ese momento. Y él dijo: "¿Cuánta gente votó a los demócratas en las últimas elecciones?" Le respondieron que habían sido muchos millones y él contestó: "Bueno, si ellos van a ver la película, vamos a estar bien" (risas).
-¿Por qué cree que La ley y el orden ha atraído al público durante tanto tiempo? ¿Cuál es la diferencia con otros programas similares?
-Bueno, en primer lugar hay que darle el crédito a Dick Wolf y su equipo, porque le han prestado atención a los detalles desde el comienzo. Por otra parte, este programa tiene una estructura muy afortunada. En los inicios, cuando Dick Wolf trataba de venderlo, la televisión estadounidense pensaba que los programas de una hora nunca volverían a funcionar. Entonces, para que los estudios lo dejaran hacer el programa, él les decía que eran dos programas en uno: si el formato de una hora no funcionaba, se podía partir al medio y tener un programa sobre la ley y otro sobre el orden. Pero lo que terminó sucediendo fue que aparecieron grandes historias para combinarlos.
-Usted tiene 81 años y ya firmó para volver la próxima temporada. Y la mayor parte de la gente de su edad está jubilada. ¿Qué lo motiva a seguir actuando?
-¡Es que amo trabajar!
-Pero dijo que no era adicto al trabajo.
-No creo que lo sea. Pero he tenido una gran, increíble suerte con el modo en que se ha desarrollado mi carrera. El teatro es un lugar fascinante para trabajar, pero mucha gente se involucra con él y no puede ganarse la vida actuando. Y cuando yo necesité ganarme la vida tuve la suerte de poder hacerlo. Y cuando estaba realmente sediento de un trabajo inspirador, pude encontrarlo. He tenido una vida profesional afortunada. Y también ha sido afortunada mi vida personal, debo decirlo.