“Hay mucho para hacer en Argentina para que todos puedan vivir de la dignidad del trabajo y para que no haya ciudadanos de segunda”, escribió el papa Francisco en una carta fechada el primero de octubre en Santa Marta (Roma) y dirigida al arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández. En la misma misiva –que puede entenderse como un mensaje a toda la sociedad argentina- Jorge Bergoglio advierte también que frente a la situación que se vive actualmente en el país “nada importante ni estable se logrará con la polarización agresiva”.
El Papa envió la nota al arzobispo platense, un hombre de su extrema confianza y cercanía, para resaltar la importancia del encuentro que Fernández organizó el 29 de setiembre en la catedral de la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires para agradecer el aporte del magisterio del pontífice expresado especialmente en sus encíclicas Laudato sí y Fratelli tutti en las se concentran las principales enseñanzas de Bergoglio sobre la sociedad y el mundo contemporáneo.
La carta fue difundida por el arzobispo Fernández a través de sus redes sociales, accediendo al pedido de Francisco quien le solicitó que la hiciera llegar a quienes participaron el jueves pasado en el encuentro celebrado en la catedral platense. En esa ocasión estuvieron presentes entre otros el gobernador Axel Kicillof y su gabinete; los intendentes Julio Garro (La Plata), Mario Secco (Ensenada), Fabián Cagliardi (Berisso) y Gonzalo Peluso (Magdalena), y legisladores de todos los partidos políticos, así como representantes sindicales y de distintos credos. Fieles, vecinos y trabajadores agrupados en distintos gremios siguieron el acto desde las escalinatas de la iglesia a través de pantallas colocadas en el lugar.
“Me gustó que no se tratara de un ‘homenaje’ sino de un acto de afecto y reconocimiento que expresa los lazos que nos unen”, dice Francisco en su carta. Y, respondiendo de manera indirecta a quienes le reclaman por su no venida a la Argentina, el Papa señala que “aunque ahora tengo una deuda con todo el mundo y me falta visitar países grandes, especialmente algunos que nunca recibieron visitas de un Papa, sin embargo siempre llevo a mi Argentina en mi corazón”.
Quienes conocen de manera cercana a Jorge Bergoglio y mantienen con él un contacto habitual aseguran que el Papa sigue de cerca lo que sucede en el país, también por los diálogos asiduos con muchas argentinas y argentinos que lo visitan en el Vaticano, de quienes recibe información y con quien comparte análisis. Francisco fue una de las personalidades internacionales que más rápidamente reaccionó y se comunicó con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner después del reciente atentado que sufrió.
El Papa manifestó en su carta alegría porque en el acto platense “se reflexionara acerca de algunos contenidos de Laudato sí y Fratelli tutti, no porque sean documentos míos, sino porque hablan de cuestiones graves y determinantes que hoy no podemos ignorar para la buena marcha de las naciones”.
Pero además Francisco valoró expresamente que el encuentro haya sido un gesto de encuentro de diferentes miradas, situado más allá de las diferencias entre quienes participaron. Se sabe que a todos sus interlocutores argentinos el Papa le expresa de manera directa la necesidad de encontrar caminos de diálogo y coincidencia para encontrar soluciones a los problemas del país. “Me llegó la información –escribió el pontífice- de que estuvieron representados sectores de todos los colores de la política, otras confesiones religiosas, personas de la educación, de la cultura, de la empresa, de la justicia, etc. Y junto con ellos, estaban presentes los trabajadores más humildes y los pobres que caminaron como movimientos sociales, sostenidos por su fe y llevando a la Virgen y a San Cayetano”. Para el Papa “han formado juntos un hermoso cuadro”.
Y agrega Bergoglio que “en definitiva me consuela el alma que mi persona haya hecho posible ese momento de comunión, de encuentro más allá de las diferencias, porque a veces estas pequeñas ‘treguas’ impiden que sigan avanzando la violencia y los enfrentamientos” algo que “nunca hace bien a un país y termina lastimando sobre todo a los que más sufren”.