Las expresiones del titular del Consorcio Exportador de Carnes (ABC), Mario Ravettino, acerca de un "derrumbe" del mercado chino como comprador del rubro prendió luces de alarma. La carne lideró en los primeros siete meses del año las exportaciones a dicha potencia asiática, con ventas por valor de 1390 millones de dólares. Con la necesidad de divisas que tiene la economía argentina, la pérdida de ese mercado tendría un impacto significativo en las cuentas externas, ya que difícilmente haya una plaza alternativa para la colocación del producto. Sin embargo, no son pocos los que consideran que la alarma encendida por el consorcio de los mayores frigoríficos exportadores es exagerada y orientada a lograr algún tipo de beneficio compensatorio, por parte del gobierno, al estilo del que recibieron los productores de soja que retuvieron el producto durante meses hasta conseguir un dólar diferencial de 200 pesos.
Las expectativas del Consorcio ABC no estarían muy alejadas de ello, sobre todo si se observa que el supuesto derrumbe del mercado chino se explica, en la versión de sus directivos, por "diferencias cambiarias": la caída del valor del yuan (moneda china) con respecto al dólar que, como toda devaluación, encareció el precio interno de las importaciones. Y, por lo tanto, hace menos competitivas las exportaciones argentinas a ese destino. La contrapartida esperada por los exportadores sería, en consecuencia, un aumento del valor que reciben en pesos del Banco Central por dólar exportado.
Desde los sectores interesados se agitó el fantasma de que "si se caen las exportaciones a China, el país no sólo perdería dólares sino que además corre el riesgo de que aumente los precios internos de la carne, porque los frigiríficos buscarán compensar la pérdida de rentabilidad".
La realidad es que las exportaciones a China se incrementaron fundamentalmente porque ese país salió a la compra, desde 2020, de carne barata y en Argentina encontró una oferta muy conveniente en la faena de vaca de descarte o "vaca vieja", que no tiene destino en el consumo interno más que marginal. Con lo cual, constituyó una ganancia "extra" para los frigoríficos exportadores que usualmente venden a Europa, Estados Unidos e Israel cortes de alto valor y que no son de interés para los "traders" chinos.
La baja de la demanda internacional china de cortes baratos se explica por tres razones: sobreacumulación de stocks en ese país por los meses de confinamiento sanitario frente a la nueva ola de Covid y la desaceleración del consumo; menor poder de compra de productos importados por la devaluación del yuan; y la abundancia de oferta mundial por la retracción en la demanda global.
Un análisis publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario esta semana señala que estas circunstancias "temporales" no cambian el carácter de China como principal mercado para un producto considerado "residual" en la producción y el consumo local. En consecuencia, una circunstancia con efecto pasajero. "Se trata de movimientos lógicos de un mercado expuesto a la evolución del resto de las economías con las que se vincula", dice el comentario de la BCR, desactivando la alarma que intentó activar el Consorcio ABC.