Qué pasaría si te levantaras una mañana y desconocieras a quien duerme a tu lado desde hace más de 30 años, qué camino tomarías, te quedarías a su lado o te levantarías sigilosamente de la cama. Así comienza Luna llena (Tusquets), la novela de la escritora japonesa Aki Shimazaki, que vive en Montreal desde 1981.
Tetsuo y Fujiko Niré conviven en una residencia para adultes mayores desde que Fujiko comenzó a tener síntomas de alzhéimer. Un día, ella se levanta pero no reconoce a su marido y es gracias a la ayuda de la enfermera de la residencia que logra tranquilizarse. Con mucho ingenio, la profesional de la salud, le dice a la mujer que no se asuste porque Tetsuo es su prometido. Desde entonces, Fujiko pide dormir en camas separadas y tanto su pareja como sus hijes y nietes deben amoldarse a la fantasía tejida por la anciana.
En 164 páginas, Tetsuo no sólo se enfrentará a situaciones desconcertantes sino que será sometido a diferentes pruebas y sobre todo a ver con otros ojos a la que ha sido su compañera durante casi toda su vida. “Luna llena disecciona el rompecabezas en que se ha convertido la memoria de una mujer con alzhéimer. La extraña autenticidad del discurso del loco puede aportar una forma de verdad, nos dice Foucault. Esta palabra distorsionada es la que Aki Shimazaki entrega a Fujiko, demasiado tiempo encerrada en las demandas de la pareja tradicional japonesa”, dijo Camile-Elise Chuquet, de la revista literaria francesa, Lire, sobre la obra.
Narrada en la primera persona de Totsuo, la novela recorre los modos impuestos de relacionarse que tenían las parejas heterosexuales en el Japón de mediados de siglo XX: “Ya entrada la noche, Fujiko duerme en su pequeño espacio compartimentado por los biombos blancos. Yo estoy echado en mi cama. Aunque estoy muy cansado, todavía no tengo sueño. Menudo día…, me digo soltando un respiro. Por la mañana, al despertar, mi mujer se ha llevado una sorpresa cuando me ha encontrado en “su” habitación. La enfermera la ha convencido de que yo era su novio. Pero Fujiko ha insistido en que durmamos separados hasta que nos casemos, y ha sido menester colocar unos biombos entre nuestras camas. En el miniconcierto Fujiko no ha reaccionado ante la actuación de nuestra nieta. Sin embargo, ha llorado con el Nocturno de Chopin que han interpretado nuestros vecinos”.
De esa manera se va tejiendo una trama en la que el pasado de Fujiko se impone al presente y resurge una pasión olvidada por los trajines de la vida doméstica. Parece ser que la llama puede volver a encenderse cuando aparece la pérdida de la memoria. A través de acciones en la residencia, rodeada de árboles, pájaros y chicharras, y contada con una escritura simple pero profunda, Shimazaki logra que no soltemos la novela hasta llegar a la última palabra.
Aki Shimazaki nació en Gifu, Japón, en 1954, pero vive en Montreal, Canadá, desde 1981. A partir de 1991 comenzó a escribir y a publicar en francés. Es autora de cuatro pentalogías, cuyos libros pueden leerse por separado. Luna llena pertenece a su nueva serie. Sus obras han sido premiadas con el Premio Ringuet, el Premio Canadá Japón, el Premio de la Gobernación General de Canadá y el de la Asociación de Escritores en Lengua Francesa.
Luna llena es una novela sobre el amor, las relaciones, las imposiciones, los deseos y las aspiraciones personales, la música, el arte y el lugar que ocupan los recuerdos. Es una invitación a preguntarse por una misma, una exploración al interior más profundo y también un canto a la vida.