Las XXIII Jornadas de la Sección de la Escuela de la Orientación Lacaniana de Rosario cuyo tema es “Singularidad y Despatologización” a realizarse los días 14 y 15 de octubre, es el motivo para reflexionar sobre el momento en que se encuentra el sujeto en la actualidad. Es una gran responsabilidad para los psicoanalistas abrir interrogantes para debatir sobre estos dos conceptos tan importantes y poder intervenir en lo social, para nuestra práctica y las intervenciones analíticas que localizan los sufrimientos que aproximan cada vez más al consultante a sus deseos interdictos.

Vivimos una época en que todo el mundo está enloquecido por cumplir ciertas metas en tiempos récord y consumir las marcas que suponen que los representan. Terminan abrumados con excesiva ansiedad y severas depresiones que acosan la propia subjetividad, muchas consultas son por la sensación de sentirse consumidos, es decir, el sujeto no solo consume sino que es consumido.

Lacan, en el año 1978, formula: “Todo el mundo es loco, es decir, delirante”, lo que indica que no hay representación de salud para todos, no hay una sola y única manera de ver el mundo, ni existe un sentido en común. Lo que sí hay es un empuje de los mercados a hacer creer en una voluntad común de disfrutar, de gozar de la existencia. Por eso hoy vemos el intento de insertarse en los sistemas de salud tanto como en las universidades, de parte de las técnicas comportamentales y cognitivistas, estas técnicas anulan la afectividad que toca a cada ser humano, a su medio social y las palabras con las que fue alojado o desalojado.

Responden a un sistema de generalizaciones que arrasan los rasgos de vida que cada uno pudo construir de forma muy singular, afectando a los sujetos y sus cuerpos. Poseen sistemas de evaluación exigentes que se deben cumplimentar, de clasificaciones de distintas patologías que responden al mercado farmacológico para ser medicados o ser catalogados por medio de cuestionarios donde cada uno forma parte de un todo clasificador y psicopatológico, eliminando así las diferencias entre los sujetos y señalando aún más las segregaciones. Con este tipo de técnica se profundizan a veces, otras incluso se crean los síntomas mal llamados de “stress”, pues son el efecto de lo que debería encajar en la velocidad de la vida actual.

Por el contrario ubicar un síntoma, para el psicoanálisis, es dar la oportunidad de que a través de la palabra y su localización, en el marco de una historia, cada uno pueda descifrar qué es lo que lo causa. Esos síntomas indican los caminos por los cuales transitamos para convivir con lo que aún no sabemos, son recursos e inventivas que permiten hacer algo con lo que escapa a la clasificación masiva.

Somos hablados desde que nacemos y esa “carga”, a veces, se experimenta como excesos de los cuales no nos permitimos hablar porque no encontramos el modo o porque lo que se podría decir contradice lo establecido, produciendo un agobio. Es aquí que lo más singular, peculiar de cada uno, ofrecerá resistencia y se podrá escapar de los comportamientos generalizados y etiquetados.

La Orientación Lacaniana busca abrir, hablar, posibilitar el hacerse escuchar y localizar en un cuerpo las marcas de una historia como bases del tratamiento psicoanalítico.

Esperamos que el aporte de estas jornadas sirva para crear un espacio de circulación de la palabra que interroga, investiga y analiza, así como lo hacemos en nuestros consultorios, para hacer emerger la dimensión más íntima y singular de cada uno, para airear, para que cada quien encuentre, como la canción señala a viva voz, su “a mí manera”.

 

*Presidenta de la EOL.