Desde Roma
La alianza de ultraderecha y derecha (Fratelli d’Italia, Liga, Forza Italia) que ganó las elecciones parlamentarias italianas del 25 de setiembre, discute todavía sobre los ministros que le corresponderán a cada uno de los aliados en el próximo gobierno, pero todavía no se habla de una lista concreta. Lo que al parecer no se discute es que por primera vez en la historia de Italia, una mujer, Giorgia Meloni, presidenta de Fratelli d’Italia (FDI), el partido de ultraderecha que se calificó primero consiguiendo en las elecciones el 26% de los votos, será primera ministra.
Pero no sólo eso. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que derrotó al ultraderechista Benito Mussolini, Italia será gobernada por una alianza predominantemente de ultraderecha, integrada por FDI y la Liga de Matteo Salvini, pero también por la centroderechista Forza Italia (FI) de Silvio Berlusconi. La derecha está avanzando en muchos países de Europa, empezando por Hungría que está gobernada por el derechista Viktor Orban. Pero ha avanzado también en otros países como España con el partido Vox, con el que Meloni tiene buenas relaciones, o en Francia con los seguidores de Marine Le Pen.
Aunque no se conocen los nombres de los eventuales ministros, se habla de que Meloni podría jurar como primera ministra el 18 o 19 de octubre.
Llegar a este punto es complicado en Italia donde la elección del primer ministro no es directa sino que prevé una primera reunión de la Cámara de Diputados y del Senado (el 13 y 15 de octubre) y luego las consultas del presidente de Italia, Sergio Mattarella, con los partidos para hacerse una idea más precisa de la situación. Meloni podría ser encargada por Mattarella para hacer un nuevo gobierno -dado que pertenece al partido más votado- y presentarlo al presidente en un primer momento y luego al Parlamento. Dado que su alianza tiene la mayoría absoluta en el Parlamento (235 sobre un total de 400 diputados y 112 senadores sobre un total de 200), el nuevo gobierno podría ser aprobado por el Parlamento en poco tiempo y empezar a trabajar.
Mientras tanto las reuniones entre los líderes de la derecha, Meloni, Salvini y Berlusconi, continúan. Y en ellas no sólo han hablado de los nombres de los posibles ministros sino de los objetivos principales del nuevo gobierno, entre los que se destaca la crisis energética que Italia podría sufrir el próximo invierno a causa de la guerra en Ucrania, dado que buena parte del gas se lo compraba a Rusia. Y como parte de la crisis energética, el otro tema es el precio cada vez más elevado de las facturas de gas y luz que están recibiendo los ciudadanos italianos.
En la reunión que mantuvieron Meloni y Berlusconi “compartieron la idea de que Italia tiene necesidad de un gobierno de alto nivel, capaz de afrontar las emergencias frente a las cuales se encuentra el país”, declaró a la prensa el coordinador nacional de FI, Antonio Tajani. Meloni en efecto hablaba de varios ministros técnicos, como tuvo el gobierno de Draghi que afrontó la crisis de la pandemia, mientras Salvini quiere sólo políticos.
En la larga reunión que por otra parte Meloni tuvo ayer con la dirección de su partido, recibió plenos derechos para decidir sobre el equipo de ministros. “Serán semanas y meses difíciles. Tendremos que afrontar desafíos delicados. El problema no es elegir ministros técnicos o políticos sino las personas que estén a la altura de los problemas por afrontar”, dijo ella en la reunión según fuentes de FDI.
Un peligro para los migrantes
Aun sin una lista oficial de posibles ministros, hay uno, el del ultraderechista Salvini, que se repite como posible ministro del Interior. Al menos eso es lo que quiere su partido, La Liga. Y de confirmarse este nombramiento, la situación de los migrantes que llegan a Italia escapando de las guerras, las persecuciones y la pobreza podría ser catastrófica. Salvini ya fue ministro del Interior menos de un año en el gobierno de Giuseppe Conte que comenzó en junio de 2018. Y su principal objetivo fue cerrar los puertos para que los migrantes, que escapan de Africa (pero no sólo) en barcazas que muchas veces se hunden, no pudieran desembarcar en territorios italianos. Y obstaculizó también el accionar de las naves de las organización de solidaridad internacional como Open Arms, Emergency, Sea Watch, que trataban de salvarlos en el mar llevándolos luego a puertos italianos o de otros países. Sólo en el 2018, el año en el que Salvini era ministro, murieron más de 2.000 personas en el Mediterráneo según cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
¿A dónde vas Italia?
Los resultados de las recientes elecciones fueron sorprendentes. La participación de los votantes fue muy baja, dado que el voto no es obligatorio como en Argentina. Votó sólo el 64% de los ciudadanos con derecho a voto (el 74% en las elecciones de 2018), el porcentaje más bajo desde que Italia se convirtió en república después de la Segunda Guerra Mundial. Además este año, los ciudadanos con derecho al voto eran más que otros años porque se permitió votar para el Senado a los jóvenes de 18 años, cosa que antes era permitida sólo a los de 25 años. Los votantes habían sido bastante numerosos desde 1948 (94%) pero fueron disminuyendo en los últimos años pero nunca casi un 10% (entre 2018 y 2022) como esta vez.
Muchos se preguntan qué está pasando en Italia, por qué ocurren estas cosas que hablan de una generación a la que no le importa el futuro de su país y de sí mismos. La pandemia y la crisis económica que surgió como consecuencia pueden haber sido factores desencadenantes. Y ahora encima la guerra en Ucrania y los peligros que eso podría suponer para Europa y para Italia, en particular a nivel energético y defensivo.
Desde el nacimiento de la República, los italianos votaron partidos de centro, de centro derecha, de izquierda y de centro izquierda. Pero nunca una alianza con mayoría de ultraderecha había obtenido semejantes resultados como los de ahora. Otro factor que puede haber influido a favor de Meloni es que ella se negó a participar del gobierno multipartidario que montó el todavía primer ministro Mario Draghi, para tratar de afrontar de la manera más democrática posible la crisis desencadenada por la pandemia. Este gobierno -como ninguno en Europa- no pudo resolver todos los problemas y la no participación de Meloni tal vez la favoreció haciéndola menos responsable a los ojos de la gente.
Quién es Georgia Meloni
Nacida en Roma en 1977, Meloni se interesó en la política desde muy jovencita. A los 15 años entró en el Frente de la Juventud, una organización de jóvenes del Movimiento Social Italiano, un partido de derecha, heredero del partido fascista, que luego pasó a llamarse Alianza Nacional y con el que se candidateó a consejera de la provincia de Roma en 1998 y fue elegida.
En 2001 la dirigencia de Alianza Nacional la nombró coordinadora del comité nacional de Acción Jóvenes. En 2008, cuando tenía poco más de 30 años, fue nombrada Ministra para la Juventud por el entonces primer ministro Silvio Berlusconi. Y en 2012 decidió con otros de sus correligionarios, fundar otro partido de derecha, Fratelli d’Italia. Desde 2006 es diputada y desde 2006 a 2008 fue vicepresidente de la Cámara de Diputados.
Según algunas fuentes, Meloni tiene una visión de la política internacional muy cercana a Estados Unidos y mantiene buenas relaciones con el sector del Partido Republicano cercano a Donald Trump. Por otro lado, tal como su amigo Matteo Salvini, se opone a los migrantes y a conceder la ciudadanía a los hijos de migrantes nacidos y crecidos en Italia. También se opone a recibir a los migrantes que escapan de guerras, persecuciones o pobreza porque no quiere una sociedad multicultural que, según ella, destruiría la sociedad italiana y su identidad cultural. Pero diciendo esto desconoce los millones de migrantes italianos que escaparon de la pobreza y de las guerras desde principios del 1900 y que fueron acogidos y se integraron difundiendo su cultura en países como Argentina, Venezuela, Brasil o Estados Unidos, sólo por dar algunos ejemplos.