Fernando Sabag y Brenda Uliarte no estuvieron solos en su ataque a Cristina Kirchner: los rodeaban Revolución Federal —ella fue a una violenta marcha de esa agrupación— y, según se descubrió ahora, la joven también estuvo vinculada sentimentalmente con el odiador serial de ultraderecha, youtuber, Eduardo Prestofelippo, conocido como El Presto.
Del celular de Uliarte salen los mensajes y audios que demuestran que mantuvo una relación este año con El Presto e intercambiaron mensajes de voz con comentarios sobre al menos una noche que pasaron juntos. Según parece, el vínculo duró tres meses. La cuestión no pasaría de ser una anécdota personal, pero ahora es parte del expediente judicial para ver si hubo instigación a matar a la vicepresidenta, o sea que haya existido una influencia que resultó decisiva.
En septiembre de 2020, Prestofelippo escribió, refiriéndose a CFK: “Vos no vas a salir viva de este estallido social. Te queda poco tiempo”. Para colmo, en una visita a Córdoba, donde El Presto es local, la titular del PRO, Patricia Bullrich, no sólo se sacó una foto con él sino que lo elogió: “Me alegra que haya jóvenes comunicadores que se animen a hablar y a manifestar sus ideas sin ser políticamente correctos”. Bullrich exhibía así su adhesión a alguien que había amenazado a CFK.
Hipótesis
Uno de los temas centrales de la investigación del atentado apunta a saber quién influyó y tal vez financió la tentativa de homicidio.
* No se puede descartar que el grupo de marginales, vendedores de copos, mezcla de neonazis-antisemitas-antiperonistas-consumidores de prostitución, zoofilia y pornografía en la que se usa a menores, hayan actuado por la suya, con una pistola antigua, sin auto de apoyo, sin la menor estructura.
* Pero también está la hipótesis de que el grupo fue influido por alguien que, además, les hizo llegar fondos para que sigan con sus eventos violentos: contra la Casa Rosada, contra Sergio Massa, Pablo Echarri, el Instituto Patria o cualquier acto o escenario usado por el Gobierno o alguno de los referentes del peronismo.
Hechos
Hasta ahora estaba el hecho objetivo de que Uliarte participó de un ataque a la Casa Rosada encabezado por Revolución Federal. Fue el 18 de agosto y hay una foto que exhibe la intervención de la joven que, en sus mensajes, se mostró orgullosa: “Basta de protestar, hay que pasar a la acción”, sintetizaba. Ya en aquellos días hablaba de que llevaría un arma para dispararle a la vicepresidenta, aunque —como se sabe— CFK no está habitualmente en la Casa Rosada.
El otro hecho objetivo es que sigue sin explicación la transferencia de 1.760.000 pesos de la firma Caputo Hermanos —vinculada al círculo cercano a Mauricio Macri— a Jonathan Morel, referente de Revolución Federal. No parece congruente que un fideicomiso recurra a una carpintería muy nueva, sin experiencia, y cuyo titular dijo que aprendió el rubro por Youtube.
Ahora aparece este tercer hecho objetivo: la relación entre Uliarte y El Presto, que se habría desarrollado este año, a lo largo de unos tres meses. El dato surgió del peritaje que se está haciendo sobre el celular de ella. Los elementos tardan en aparecer, porque la joven tuvo tiempo, antes de su detención, de borrar mensajes. Por lo tanto, el peritaje consiste en recuperarlos. En lo que ahora se encontró están las evidencias del vínculo amoroso entre la atacante y el youtuber que, en sus redes, habló de matar a la vicepresidenta.
Instigación
Judicialmente hablando, no se busca saber sobre los amoríos de Uliarte, sino sobre la existencia o no de alguien que pensó e impulsó el plan de matar a CFK. Sucede que hay elementos que hacen pensar que algo de estrategia hubo: el grupo de los copos estuvo haciendo inteligencia varios días antes, al menos el 23, 26, 27, 28 y 31 de agosto, y contaban con dos o tres armas. En los mensajes hablaron de alquilar un departamento en Recoleta para dispararle desde allí a CFK. Nada indica que contaban con dinero propio para semejante movida.
Prestofelippo viene de la amenaza tácita a CFK —“te queda poco tiempo”— y fue condenado a 30 días de prisión domiciliaria efectiva por hostigar a Fabiola Yañez, pareja del presidente Alberto Fernández, con información falsa y agresiones centradas en su vida personal. Antes de eso, abordó de manera siniestra el femicidio del que fue víctima Ursula Vahillo, en la ciudad de Rojas. A la chica la mató su expareja, un policía bonaerense, condenado a reclusión perpetua. “Seguro que si Ursula le hablaba con la e a su asesino, se salva. Ah, no. Parate un cachito. Tendría que haber cantado una canción anticapitalista y antipatriarcal”.
Pese al perfil violento, Patricia Bullrich no se privó de visitar y elogiar a Prestofelippo, que registraba tweets de banalización de los femicidios, reivindicación de la dictadura de 1976, promoción del odio racial y de amenazas a Cristina Kirchner.
Relaciones
Parece claro que Uliarte fue la verdadera impulsora de la tentativa de asesinato de Sabag. Lo dice ella misma, el 27 de agosto: “Hoy mandé a matar a Cristina, pero falló". Y en forma reiterada insistió en que a ella le entró el espíritu de San Martín en el cuerpo y que por eso mandó a Sabag a Juncal y Uruguay. En los diálogos con su amiga Agustina Díaz afirman que Sabag no practicó lo suficiente y que a Uliarte no le temblaría el pulso cuando tuviera otra chance.
En ese marco, el análisis de las relaciones de Uliarte pasa a un primer plano. Para la jueza María Eugenia Capuchetti fue ella la que consiguió la pistola Bersa que intentó usar Sabag. Como anticipó Página/12 también apareció en su celular la imagen de otra pistola, una Smith & Wesson muy cara y sofisticada. Ahora se sabe que la foto es sólo de la pistola, o sea que no son las imágenes en que Brenda alardeaba con un arma en la cintura. Pero se está investigando si ella tuvo la Smith & Wesson, que sería la tercera arma del grupo, además de la Bersa y una calibre 22 que Gabriel Carrizo dijo haber aportado.
Si se parte de la base de que Uliarte fue quien impulsó a Sabag, de que ella consiguió el arma y que estuvo en la inteligencia previa, pasan a ser sustanciales su papel y sus relaciones. Y la evidencia es que ella aparece rodeada de grupos y personajes de ultraderecha, más estructurados que la banda de vendedores de copos, con un financiamiento que es, por lo menos, extraño.
La investigación avanza lento, pero los vínculos de Uliarte son un punto neurálgico.