En el origen hay una historia real. Pero, más atrás, está la preocupación de la compositora Patricia Martínez por aquello que se relaciona con la aceptación o la negación de la muerte. Una niña a la que se somete a un proceso de criogénesis. Y la pregunta sobre su alma, prisionera en ese limbo. Y, claro, sus posibles sonidos. De allí se parte para La niña helada, una ópera de Martínez trabajada codo a codo con el dramaturgo Mariano Saba que se estrena hoy a las 21 en el Centro Cultural Recoleta (Junín 1930). “Una parte se había hecho en Alemania, y quería hacerla aquí. Por primera vez el Recoleta hizo una convocatoria y me presenté. Es todo un desafío para esa sala porque se aleja de lo que habitualmente se presenta allí.”
Con nuevas funciones mañana a las 17 y los próximos fines de semana, siempre en ese horario, hasta el 6 de agosto, la obra cuenta con dirección musical de Ezequiel Menalled y puesta en escena, escenografía, vestuario y diseño de iluminación de Alejandro Cervera. “Podíamos esperar que surgiera una posibilidad de hacerla o simplemente componerla y esperar después, que es lo que hicimos”, cuenta Martínez. “No partimos de su posibilidad sino de nuestro deseo”. La niña helada está escrita para cuatro solistas vocales adultos (la mezzosoprano Ximena Biondo, las sopranos Lucia Lalanne y Ana Lignelli y el barítono Juan Peltzer) y dos voces infantiles (Micaela y Maria Sol Sanchez Polverini, ambas integrantes del Coro de Niños del Teatro Colón) junto con un grupo instrumental que incluye a Sergio Catalán en flauta, Gabriel Evaraldo en guitarra, Gabriela González en arpa, César Leiva en corno, Fabio Loverso en cello, Manuel Volpe en contrabajo y Arauco Yepes en percusión, con la asistencia de Luciano Contartese. “Cada uno de los intérpretes está elegido especialmente; los cantantes son exactamente los que la obra necesita. Responden a la idea de voz, de fraseo, de sonido que pensaba para cada parte”, comenta la compositora.
“La cuestión de la persona más joven en ser crionizada, una niña en Tailandia, se vuelve en la obra una metáfora”, cuenta. “Sí aparece la pregunta acerca de eso que no conocemos. Hablamos con Mariano, se enganchó con el proyecto, hizo un primer esbozo del libreto y a partir de allí nos pusimos a trabajar. La obra, en su aspecto sonoro, tiene un mundo que le pertenece de manera muy específica. La historia, lo narrativo, es la base y eso es nuevo para mí. Y el desafío, desde lo musical, era pensar en un gigantesco equilibrio, en cómo se van entretejiendo los distintos estados”. La ópera incluye videos realizados por Sebastian Durán y David Cardona y Martínez rescata que el espíritu fue el de una compañía independente, con “un gran sentido de trabajo en equipo.” Galardonada con los premios Municipal, Casa de las Americas,Ibermusicas/Iberescena, Global Music Award, Francisco Kropfl, Juan Carlos Paz, International Young Composer’s Meeting y Residencia-GMEB, Martínez ha recibido comisiones del Centro de Experimentación del Teatro Colón y del Teatro Estatal de Darmstadt. Saba, por su parte, ha escrito la trilogía compuesta por La patria fria, Despues del aire y Al servicio de la comunidad, junto con Andres Binetti, y es autor de obras multipremiadas, como Madrijo, Vigilia, Un mundo flotante y Lógica del naufragio. “La niña helada –dice Martínez– es una obra extremadamente concentrada. Y está compuesta por fuera de cualquier preocupación de escuela o de estilo en particular. El centro es lo teatral, con su propia densidad, y una preocupación especial tiene que ver con que el texto se entienda. Con que la música sea la que ese texto pide. No ir en contra de lo que las palabras dicen sino entenderlas como fuente del sonido.”