El 70 por ciento de los segmentos empresarios registró en lo que va del año un aumento de la participación del margen de ganancias en detrimento del ingreso de los trabajadores. La doctrina del dueño de supermercados La Anónima, Federico Braun, de llenarse los bolsillos con remarcaciones constantes opera a pleno este año de inflación record. El equipo económico reconoce el problema, pero asegura que para revertirlo primero hay que ordenar la macroeconomía y despejar la incertidumbre cambiaria. El cumplimiento del acuerdo con el FMI es parte del proceso, dicen los funcionarios.
Los balances de las principales empresas alimenticias reflejan subas en las ganancias en la comparación con el año anterior. Arcor pasó de 14.438 millones de pesos a 19.935 millones. Molinos Río de la Plata, de 1637 millones a 5.195 millones. Ledesma ganó 5712 millones, menos que los 8362 millones del balance previo, pero igualmente se mantuvo en un nivel elevado. Molinos Semino pasó de perder 148 millones a ganar 69.
Los datos fueron recopilados por la Consultora Sarandí, con registros del Indec y de las propias empresas. El informe da cuenta de cómo los precios de productos sensibles de consumo masivo le sacaron ventaja a los incrementos salariales. De diciembre de 2021 a agosto pasado, los huevos treparon 40 por ciento más de lo que avanzaron los sueldos. En fideos y aceites la diferencia fue de 26 puntos. En harina, 25. En leche y pollo, 10. Y en pan, 7.
Más ganancias
El Indec relevó que la participación de las ganancias empresarias en el primer trimestre del año llegó al 47,8 por ciento. Esto es 1,1 puntos más que el año pasado, 3,8 puntos por arriba de 2019 y 5,6 puntos porcentuales más que en 2016. "El sector empresario ganó participación en la renta total, a expensas de los ingresos de los asalariados y cuentapropistas", destaca el informe.
En el análisis por actividad, los mayores aumentos en la participación de las ganancias empresarias en los últimos 6 años correspondieron a hotelería (15,6 puntos), agro (9,4), y el sector comercio (8,3). Le siguen construcción (7,3), minería (5,8), transporte y comunicaciones (4,7) e industria (4,6).
Frente a este proceso de recomposición de márgenes empresarios, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner reclamó al ministro de Economía, Sergio Massa, una intervención "más precisa y efectiva" sobre las empresas de alimentos.
"En estos tres años se
amagó reiteradas veces con convocatorias a
consensos económicos y sociales amplios,
además de haber implementado acuerdos de
precios esporádicos, siempre con escasa
cobertura. En toda oportunidad que esta
gestión perdió para liderar con efectividad el
proceso de coordinación con el sector privado,
el Gobierno se fue consumiendo la credibilidad", analiza el documento de Consultora Sarandí.
Sin orden no se puede
La respuesta del equipo económico frente a estos cuestionamientos es que el incremento de los márgenes empresarios es producto del desorden macroeconómico, heredado del gobierno de Mauricio Macri, que dejó una deuda imposible de afrontar con acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional; agudizado por la pandemia y la guerra en Europa, y coronado con las peleas internas del Frente de Todos, que eclosionaron con la renuncia disruptiva de Martín Guzmán.
Sin un restablecimiento del orden macro, que despeje primero que nada los factores de inestabilidad cambiaria, no se podrá bajar la inflación, sostienen los funcionarios. Para eso hay que cumplir las metas del acuerdo con el FMI, remarcan, dado que en la actualidad opera como la única hoja de ruta que puede dar previsibilidad a las acciones de gobierno.
En esa dinámica, la expectativa oficial es que la inflación baje del 95 por ciento este año al 60 el próximo.
Con la macro no alcanza
"Sin la macroeconomía ordenada no se puede, pero con la macro ordenada no alcanza", resume el economista Hernán Letcher, titular del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), la posición de sectores del oficialismo en relación al incremento de los precios y las ganancias empresarias.
"Hay que hacer otras cosas. Hay que tensionar con las empresas porque hay margen para hacerlo. Las tasas de rentabilidad son escandalosas. Tenemos una economía que funciona para el 40 por ciento de la población. Son los que hacen turismo los fines de semana largo y llenan los restaurantes. Esos sectores medios convalidan precios que el resto de la sociedad no puede afrontar", protesta otro economista heterodoxo del Frente de Todos.
Además de reclamar que el Gobierno tenga "una intervención más precisa y efectiva" sobre los formadores de precios, "25 grupos económicos que son responsables del 80 por ciento de lo que pasa con la inflación", en la coalición oficialista se suman voces para apurar la recomposición de ingresos de los trabajadores, mediante una suma fija que paguen las empresas por decreto presidencial, y bonos asumidos por el Estado para sectores vulnerables y trabajadores no registrados y de la economía popular.
Massa confirmó hace diez días este último punto, mientras que lo demás parece que seguirá quedando de lado en la estrategia del Poder Ejecutivo.
No es lo mismo
"Dentro de la clase trabajadora hay distintas realidades. Un sector importante más politizado, que está en contacto con cuerpos de delegados o forma parte de colectivos organizados, no pierde de vista que todo lo que podamos discutir es una cosa si gobierna un frente como el que actualmente expresan Alberto, Cristina y Massa y otra si gobierna la oposición", reflexionó el titular de la CTA, Hugo Yasky, en entrevista con el programa radial de Pablo Caruso.
"Son sectores que tienen conciencia de clase y saben que una cosa es discutir las paritarias con un gobierno que reconoce los derechos de los trabajadores y otra cosa es hacerlo con un gobierno como sería el de Juntos por el Cambio, que ya está diciendo que viene a reformar las leyes laborales y a subir la edad jubilatoria", agregó.
"Lo entienden así a pesar del desencanto y las críticas por las carencias de las políticas del gobierno", aclaró.
En cambio, "hay otro sector que el desencanto lo expresa votando en contra de los oficialismos, como ocurre en muchos países del mundo. Entonces pueden terminar votando a Milei, otros votos pueden derivar hacia el trotskismo o pueden ir con Macri", siguió.
"Ahora, está claro que si la clase trabajadora no tiene un polo magnético que la convoque, que la movilice, que le permita entender que la disputa es con un sector dominante, no tenemos horizonte", advirtió.
Ese polo debe ser "discutir en serio las cosas que no se hicieron y que nos llevaron a perder años de gobierno del Frente de Todos sin poder mover la aguja desde el punto donde la dejó clavada el macrismo", concluyó.
La súper inflación y las súper ganancias empresarias son parte del asunto.