Julián Björklund vive en Misiones, es profesor de física y química y licenciado en criminalística. En 2016 trabajaba en dos instituciones educativas en la ciudad de Oberá hasta que las autoridades de una de ellas decidieron que su condición sexual era un impedimento para seguir dando clases.
Ese año Julián había comenzado los trámites para casarse con Alejandro, su pareja, y en ese momento envió los papeles para tramitar la licencia correspondiente al Instituto Privado Emanuel -en donde, hasta el momento de su despido, llevaba 5 años como docente-, señalando que el matrimonio que iba a contraer era igualitario.
"Me citaron a la tarde, fuera de mi horario de trabajo, y ahí me informó el representante legal que me iban a desvincular del colegio porque mi sexualidad no coincidía con el ideal institucional y que era una lástima que no le hubiera avisado antes porque él conocía personas que se habían curado de la homosexualidad", recuerda ahora Julián, en referencia a Filiberto Irola Calderón, un pastor evangélico que predica en la Asociación Argentina Misionera Iglesia de Dios Crespo. “Ahí me dí cuenta de que no había posibilidad de una charla o un intercambio racional”, agrega.
Björklund ni siquiera pudo despedirse de sus colegas ni de sus alumnos, quienes repudiaron la acción llevada a cabo por parte de la institución y hasta se animaron a organizar "sentadas" en apoyo a su profesor.
Al iniciar la desvinculación, el colegio tuvo que aclarar por escrito el motivo de la misma, y esa fue la forma que el profesor encontró para tener una herramienta legal con la cual iniciar una denuncia.
Así, luego de recurrir primero al INADI Björklund inició las acciones en el fuero laboral por una indemnización por daño moral. Al ser una causa por discriminación, el dictamen se demoró durante años, hasta que finalmente el año pasado la Justicia se expidió al respecto: el despido de Julián fue una acción discriminatoria que debía ser reparada, dictó el fallo. Es por eso que se fijó en 992.074 pesos el monto resarcitorio por "daño moral".
“Para mí sienta un precedente que les da herramientas para luchar a quienes atraviesan una situación similar”, expresa. Y, sobre el dinero resarcitorio que recibió, aclara que será destinado a la organización Somos Diverses, que trabaja con problemáticas LGBT en la provincia de Misiones. “Ningún monto va a compensar lo que yo pasé, así que creo que el dinero tiene que servir para continuar la lucha. Es mi granito de arena”, remarca.
Hoy en día Björklund es director de la otra institución en la que trabajaba al momento de su despido del Instituto Privado Emanuel, en 2016, un establecimiento también religioso (luterana sueca) que tuvo una reacción totalmente opuesta, de "apoyo y contención".
Trabajo social con la comunidad LGBTIQ+
A partir de lo que le sucedió, Julián fue contactado por el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, para "generar un espacio" en el que se pudiera seguir con la lucha de la comunidad en la provincia. En la actualidad, Björklund es titular de la Subsecretaría de Servicios a la Ciudadanía, que pertenece al Ministerio de Gobierno provincial.
El trabajo que hoy realiza como funcionario está relacionado con la capacitación en problemáticas relacionadas con la perspectiva de género, pero lleva adelante una labor especialmente intensa junto a la comunidad trans de la provincia.
“Hicimos un relevamiento de la población trans para conocer su situación con respecto a salud, educación, donde viven, edades...", cuenta Julián.
“A raíz de los resultados, estamos gestionando un sistema de becas para que quienes tengan el secundario completo accedan a un nivel terciario y para que quienes no pudieron terminar su educación formal, lo hagan”, explicó.
Además, el funcionario cuenta que la Subsecretaría ayuda a mujeres trans con el trámite para que puedan obtener su primer DNI, ya que muchas no están ni siquiera enteradas de la Ley de Identidad de Género.
Otro punto también importante en el trabajo del estado provincial y en el de Björklund es el del acompañamiento en las políticas sanitarias destinadas a la comunidad: “Creamos dos laboratorios, uno en Posadas y otro en Oberá, para que las mujeres puedan hacerse estudios endocrinológicos y tratamientos hormonales, como así también puedan consultar con especialistas para que puedan ser atendidas”, indicó.
Por último, Björklund sostiene estar convencido de que “el conocimiento es la mejor herramienta para salir adelante de una situación de crisis”. Por eso, sobre el final, elige dejar una última reflexión sobre el lamentable hecho que tuvo que atravesar hace seis años: “Trabajo con adolescentes y ellos ya no tienen estos mambos, lo tienen todo resuelto. Creo que somos los adultos los que tenemos que ir abriendo la cabeza para que esto no vuelva a pasar”.