El gobierno bonaerense admite que el operativo policial en la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata fue un desastre desde el propio armado, pero, para colmo, derivó en una represión salvaje con 400 disparos de postas de goma y el uso indiscriminado de gases lacrimógenos que terminó afectando a todos los que estaban dentro y fuera del estadio. A través de un comunicado, el gobernador Axel Kicillof lamentó "los hechos sucedidos" y consideró que "es inadmisible que miles de platenses hayan tenido que vivir lo que vivieron y más aún, que se produjera el lamentable hecho de que César Regueiro perdiera la vida". El gobernador decidió apartar al jefe policial a cargo del operativo y, por el momento, resolvió mantener en su puesto al ministro de Seguridad, Sergio Berni, porque no estuvo directamente al frente del operativo. No obstante, habrá que ver lo que termina surgiendo de la investigación que está en manos del fiscal platense Martín Almirón. El funcionario judicial debe analizar que en el marco del operativo perdió la vida César Lolo Regueiro, un histórico hincha de Gimnasia y militante peronista. Pese a las imágenes categóricas del accionar policial, en La Plata no dejan de adjudicarle también responsabilidad a la dirigencia de Gimnasia porque emitieron, sin control, centenares y tal vez miles de entradas de protocolo, sin número ni el seguro correspondiente. La cantidad recién se vio cuando en la mañana de este viernes se vació una de las cajas donde quedaron las entradas cortadas (ver imágenes). Nada de eso -reconocen en la gobernación- disminuye la responsabilidad por la criminal actuación policial. Aún así, en la noche del viernes no evaluaban el desplazamiento del ministro. Todo puede cambiar con el correr de las horas.
La interna policial
En la capital bonaerense no descartan que la represión policial tenga como trasfondo la interna que se desató a raíz del reemplazo de los jefes de la Departamental La Plata esta misma semana. Al frente del distrito se puso al virtual número 3 de la Bonaerense, Sebastián Perea, porque los índices de inseguridad en la ciudad de las diagonales eran muy superiores al resto de la provincia.
O sea, supuestamente hay un enojo de los policías que actúan en La Plata porque se produjo una intervención de toda la zona. En ese marco, los efectivos habrían ido a provocar lo que provocaron, para hacer caer a los nuevos jefes. “Es posible que le hayan hecho una cama también a Berni”, agregan en la gobernación.
Operativo
Sea como fuere, la nueva conducción policial es la que armó el operativo catastrófico. Permitió, por ejemplo, que hubiera sólo 320 efectivos cuando en un partido del Nacional B, entre Brown de Adrogué y Belgrano de Córdoba -éste último podía ascender- se destinaron el 25 de septiembre, nada menos que 1200 policías en San Nicolás. Gimnasia-Boca tenía una trascendencia mayor y había un cuarto de los efectivos.
Es también cierto que el control de entradas, que debió hacerse a cuadras de la cancha, se hizo demasiado cerca, por lo que llegaron hasta el estadio muchísimos hinchas que se encontraron con que no podían entrar. La estimación policial -dudosa- es que había 6 mil personas que querían ingresar. Esto lo está estudiando el fiscal Almirón.
Un cuestionamiento inicial a Berni surge del hecho de que debió controlar el diseño del operativo: se trataba del partido más importante de los últimos tiempos, con un Boca peleando la punta y un Gimnasia que se jugaba todas sus chances. Era cantado que habría una cantidad descomunal de hinchas pugnando por entrar. Algunos afirman que Berni habitualmente se desentiende de los temas del fútbol: no es hincha de ningún club, no le presta atención. En La Plata agregan, para defenderlo, “no está en negocios con ninguna hinchada”. A esto se suma -también según dicen en la capital bonaerense- que durante toda la semana Berni estuvo concentrado en un operativo en el que se terminaron secuestrando 500 kilos de cocaína traídos por una banda peruana.
Los críticos de Berni, en cambio, sostienen que está muy concentrado en hacerse autopromoción política y por lo tanto le deja demasiado margen al jefe de la Bonaerense, designado en tiempos de María Eugenia Vidal: Daniel "El Fino" García. Extraña continuidad que viene levantando cuestionamientos desde el primer día del gobienro de Kicillof.
De cualquier manera, el gobernador mantiene su confianza en Berni que -según sostienen- “es de los ministros que más trabaja”. Por ahora, Kicillof no tomó ninguna decisión: verá lo qué surge de la investigación judicial.
Los mismos de siempre
A contramano de la hipótesis de la interna policial, en La Plata reconocen que no han podido renovar la fuerza todo lo necesario y que la Bonaerense actuó como lo hace habitualmente: reprimiendo de manera feroz e indiscriminada. Más todavía, la Infantería que actúa en los partidos.
El operativo desbarrancó media hora antes del partido, con cada efectivo haciendo lo que se le dio la gana -analizan-. Eso se tradujo en no menos de 400 disparos de postas de goma. Heridos por todos lados, incluyendo niños y mujeres. No fue un enfrentamiento con barras.
El uso de gases lacrimógenos también fue catastrófico porque en un operativo se estudia previamente el efecto que pueden tener. Una cosa es utilizar una o dos granadas, que harán poco efecto, pero cuando se usan varias, el viento juega un papel determinante. Y el efecto en el estadio es también decisivo: hay canchas ubicadas en lugares donde no circulan fácilmente las corrientes de aire y actúan como aspiradoras. Eso produjo la asfixia de jugadores y público.
En suma, un operativo mal diseñado, un desbande previsible porque estaba claro que iba a haber una cantidad inusual de espectadores, y una represión descontrolada, sin límites.
Entradas
El gobierno bonaerense no deja de adjudicarle también una responsabilidad, aunque secundaria, a la dirigencia de Gimnasia y Esgrima e incluso a la barra brava.
Según afirman cerca de Berni, los dirigentes y barras vendieron entradas con la leyenda de "Protocolo", sin número y sin el seguro del espectador. Y la cantidad fue inusitada, algo que advirtieron cuando revisaron los recipientes en que quedaron las entradas cortadas. Las verdes -de "Protocolo"- eran casi la misma cantidad que las amarillas, oficiales con número y seguro.
“Como estamos cerca del Mundial, se ve que vendieron muchas más que las que suelen vender clandestinamente. Tal vez la barra brava está recaudando más que antes para viajar a Qatar. O tal vez el partido era tan importante que aprovecharon la oportunidad. Hay un hecho categórico: aparecieron entradas de 'Protocolo' para la tribuna general. ¿Quién invita a alguien a un partido y lo manda a la tribuna general? Está claro que ese fue un negocio de dirigentes y barras”, analizan en el Ministerio de Seguridad bonaerense.
La conclusión de los hombres de Berni es que, cuando la cancha ya estaba llena, todavía había miles de personas tratando de ingresar con entradas y carnets legítimos. Por eso se produjo el desborde, el cierre de las puertas del estadio y la respuesta policial. Los dirigentes triperos rechazan esa versión, dicen que vendieron las entradas permitidas, que no hubo sobreventa y que también la cantidad de entradas fue la autorizada por la Aprevide, el organismo del Ministerio de Seguridad. Del otro lado, los funcionarios le entregaron los comprobantes -las entradas cortadas- al fiscal Almirón.
Ni las entradas de "Protocolo" ni ningún otro elemento amortiguan la responsabilidad policial por la represión. Nada justifica que hayan disparado 400 postas de goma ni la cantidad de espectadores asfixiados por los gases.
Decisiones
Por ahora, el gobernador decidió el apartamiento de sus cargos del jefe del operativo Juan Gorbarán y el subjefe. También del policía que le disparó a mansalva a un camarógrafo de TyC Sports. Pero hay un extendido reclamo para que Kicillof le pida la renuncia a Berni, porque transmite el estilo de violencia que se vio en la noche del jueves.