El sociólogo, filósofo y antropólogo francés Bruno Latour, conocido por sus influyentes textos sobre cómo la humanidad afronta la emergencia climática, murió anoche a los 75 años.
Considerado uno de los intelectuales más importantes de su generación y definido por el diario New York Times como el "más famoso y el más incomprendido de los filósofos franceses", tuvo un campo de indagación amplio, aunque en todas sus obras hay una línea común sobre cómo el hombre se relaciona con su entorno y sobre lo que denominó la necesidad un "nuevo régimen climático".
"La ecología es la nueva lucha de clases", había afirmado al diario francés Le Monde el año pasado, con motivo de la publicación, ya en 2022, de su último libro, "Memo sur la nouvelle classe écologique".
Fue profesor de la universidad Sciences Po, profesor visitante en la Universidad de Harvard y autor o coautor de 36 libros. Recibió dos grandes premios internacionales a la contribución científica o de las ciencias sociales, el noruego Holberg (2013), por sus trabajos sobre el concepto de modernidad, y el japonés Kioto (2021).
Por sus teorías sobre la forma en la que el hombre se relaciona con su entorno y cómo se formula el pensamiento científico, se convirtió en un referente para nuevas generaciones de activistas ambientales, políticos, investigadores e incluso artistas que trabajan para combatir la crisis ambiental.
"Pensador de la ecología, la modernidad o la religión, Bruno Latour fue un espíritu humanista y plural, reconocido en todo el mundo antes de ser reconocido en Francia. Su reflexión, sus escritos, seguirán inspirándonos con nuevas relaciones con el mundo. Reconocimiento Nacional", escribió en sus redes sociales el presidente francés Emmanuel Macron.
En 2021, dijo a AFP que las crisis del cambio climático y de la pandemia revelaron una lucha entre "clases geo-sociales". "El capitalismo ha cavado su propia tumba. Ahora se trata de repararlo", manifestó.
En la Argentina, el sello Siglo XXI Editores publicó algunos de sus títulos más emblemáticos, como "Nunca fuimos modernos", obra traducida a 20 idiomas que cuestiona la división entre naturaleza en singular y culturas en plural, y sostiene que la sociedad moderna nunca funcionó de acuerdo a la gran división que sustenta su sistema de representación del mundo: la que opone radicalmente la naturaleza a la cultura.
Y "Cara a cara con el planeta", que ofrece una nueva mirada sobre el cambio climático alejada de las posiciones apocalípticas, donde sostiene que aún estamos presos de una visión de la naturaleza que no sirve para pensar el vínculo con ella: ni las miradas catastrofistas que anuncian el apocalipsis ni la idealización que simplifica el mundo natural al concebirlo casi como una divinidad apacible.