Menos de 72 horas después de lo sucedido en La Plata, la pelota volvió a rodar en la Bombonera y el fútbol siguió como si nada... O a lo sumo, resignificado por el lado de los hinchas y el pensamiento de qué harían en una situación tan desesperante como la del Bosque. El recuerdo al Lolo Regueiro, víctima fatal de la represión policial del jueves por la noche, fue un minuto de silencio. Claro que no hubo nada de eso en La Boca sino un sentido "borombombóm, borombombóm, el que no salta es un botón", capaz de erizar la piel.
Boca inició el encuentro con vocación dominadora, atento a que enfrente tenía al último del campeonato. Con Romero jugando más de enlace que de extremo izquierdo -función que había cumplido a rajatabla el domingo pasado contra Vélez- hubo campo liberado para las subidas de Fabra. La intención de atacar con el colombiano se develó con el saque inicial, ya que fue a parar al zurdo mientras este todavía se estaba haciendo la señal de la cruz, persignación que continuó aún con la pelota en sus pies.
La versión de Romero casi de enganche también le permitió a Langoni moverse por todo el frente de ataque en lugar de estancarse en una banda. Así, fueron buenos los primeros minutos de Boca e incluso se escucharon algunos aplausos por el toqueteo.
Pero fue cuando Aldosivi hizo sus primeros contactos con la pelota que el local pudo lastimar. A los 11 minutos Payero fue a presionar casi que en una cruzada personal y durmió al paraguayo López -en realidad el que lo mandó a soñar fue Cerro con un muy mal pase-. Y a la hora de definir, Devecchi le facilitó un tanto las cosas al exBanfield al esperarlo en la puerta del área pero del lado de afuera, donde los guantes no valen. El 1 a 0 castigaba duramente el atrevimiento del Tiburón, como si se tratase de una trampa del local con la posesión como carnada.
La cosa arrancaba como para definirse temprano pero para sorpresa de todes Aldosivi fabricó rápido el 1 a 1. A los 16, Cerro sacó un centro desde la derecha y el central Valentini cabeceó por arriba de Rossi para anotarse un verdadero golazo en su CV. Lo de la sorpresa no es exagerado: entre que el público todavía deliraba por recuperar la punta del torneo, que la pelota ingresó muy lento y Valentini no festejó el empate (su pase pertenece a Boca), costó advertir el tanto marplatense.
Lo que siguió fue una versión muy floja de Boca, con pasajes de pelotazos en la cara entre propios compañeros. Un mal momento corroborado por los murmullos y los pedidos de "huevo" de les hinchas. La única respuesta al interrogante de cómo lastimar era tirarle centros a Benedetto, lo que hacía pensar en el que el nueve xeneize tendría que haber sido Santiago Silva. Es que además de su portento físico, el uruguayo fue una molestia constante para sus rivales, luchando y ganando de arriba, e incluso corriendo como si tuviese diez (o más) años menos. Muy buena actuación del cuarentón.
Las preguntas de Boca fueron nuevamente contestadas por el casi descendido Aldosivi sobre el descuento del primer tiempo. Esta vez el que presionó fue Langoni, quien aprovechó un blooper inédito entre Devecchi y López y terminó dándosela a Benedetto para que haga el gol más fácil de su carrera.
La segunda parte entre el puntero de la Liga y el último se jugó al revés, con el colista atacando y el líder esperando de contra. Como para que Rossi se termine llevando sus habituales aplausos y el Boca puntero de Ibarra ratifique una vez más esa sensación de que, pase lo que pase, es inevitable. No importa cómo ni contra quién juegue. Lleva 14 partidos invicto y 11 triunfos en ese lapso: todos -sí, todos- por un gol de diferencia. Claro, valen tres puntos igual.