Pablo Piovano es una de las figuras más convocantes de la fotografía documental. Su trabajo retratando los efectos de los agrotóxicos en las comunidades rurales dio la vuelta al mundo y puso en imágenes lo que las letras de molde no alcanzaban a graficar. De un tiempo a esta parte cambió el objetivo de su cámara. Ante su lente y mirada llegaron las comunidades mapuches. Pero la filosofía de su trabajo es la misma. Según explica él mismo, el eje de su trabajo sigue siendo “el impacto de las grandes corporaciones sobre la comunidad”. Y a partir de este miércoles Piovano inaugurará la muestra Mapuche, el retorno de las voces antiguas en el Centro Cultural Borges (Viamonte 525), dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación. La exposición -con curaduría y un texto emocionante de Marcos Adandia- supone un ensayo visual de más de 90 placas del ex fotógrafo de Página/12. Su trabajo será complementado por una selección de fotos históricas que datan de fines del 1800, recolectadas por el colectivo GUIAS para la muestra Prisioneros de la ciencia, y obras de Marco Bufano. Mapuche, el retorno de las voces antiguas podrá visitarse hasta el 20 de noviembre con entrada libre y gratuita.
-¿Como fue el trabajo para esta muestra?
-Es un trabajo que lleva cuatro años de trabajo en el territorio, sobre todo del otro lado de la cordillera de los Andes donde el pueblo mapuche se esta levantando y organizando con una fuerza deslumbrante. Y de este lado con el conflicto que sufren las comunidades en su territorio con el mega proyecto Vaca Muerta que es el segundo reservorio de gas mas grande del mundo. Esta exposición reúne las fotografías de todos estos años de idas y venidas junto al periodista Maxi Goldschmidt entre la Araucania, Neuquen y la Patagonia argentino-chilena.
-¿Cuál fue la búsqueda junto al curador?
-Durante estos últimos meses junto a Marcos Adandia trabajamos en el intento de concentrar este tiempo de relación con el pueblo Mapuche. Para vincular la actualidad de este pueblo y con el pasado, el colectivo GUIAS, que se encarga de la restitución a sus comunidades de todos los restos humanos que forman parte de “colecciones arqueológicas”, completa la muestra con fotos históricas.
-¿Cómo y por qué te metiste en el tema?
-La desaparición de Santiago Maldonado fue el motor inicial para indagar sobre el pueblo Mapuche. Me preguntaba cuál era la causa y el destino de este pueblo tan antiguo por quien Santiago, Rafael Nahuel y tantos otros habían dado la vida. Era muy poco lo sabia de ellos. En noviembre de 2018, apenas supimos del asesinato de Camilo Catrillanca, en Temucucui, no dudamos en ir allá y nos encontramos con una procesión de casi cinco mil mapuches que congregó a todos sus lideres políticos y espirituales. El asesinato de Camilo y el reclamo de justicia hizo tambalear a la cúpula política del gobierno de Sebastián Piñera y dio pie al Chile que despertó en la revueltas estudiantiles y populares de 2019.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Allí convivimos con las comunidades en medio de un estado de sitio sostenido en la región y fuimos entendiendo sus procesos de lucha y resistencia frente a un estado que persigue y encarcela en la mayoría de casos con montajes judiciales y mediáticos, como fue el operativo huracán. El despertar del “ser” mapuche nos cautivó para volver una y otra vez y encontrarnos con su espiritualidad y su organización social anclada en saberes ancestrales.
-Desde hace tiempo que hay un intento de demonización de las comunidades mapuches por parte de las derechas locales, ¿cómo lo ves vos?
-Intentar generar un relato creando un enemigo interno y acusar a un pueblo ancestral de terrorista no es otra cosa que la continuidad de las llamadas “campañas del desierto y la pacificación de la Araucania”, en donde se cometió un genocidio que nunca fue reparado. Esa es la historia escrita con sangre en esta tierra y que aun no hemos internalizado como tal. Es una herida que nos aleja de la verdad para no enfrentar el terror de las atrocidades que la humanidad es capaz de cometer. Lo que pasó en Mascardi en estos últimos días vuelve a poner en el escenario el despojo y la violencia de los poderes económicos, jurídicos y políticos sobre un puñado de hombres, mujeres y niños. Los intereses de grandes empresarios sobre la región generan discursos xenófobos alentados por funcionarios y medios de comunicación que ponen en riesgo no solo la vida de las comunidades sino la explotación de los recursos naturales y la biodiversidad de una de las regiones mas vitales del planeta.
-¿En qué medida esta muestra puede leerse como continuación de la anterior, sobre el efecto de los agrotóxicos?
-Hace diez años que el eje central de mi trabajo es el impacto de las grandes corporaciones sobre la comunidad. En este trabajo sigue así. Las comunidad mapuches resistiendo al extractivismo en Vaca Muerta y en Chile resistiendo a las forestales y las hidroeléctricas. Los pueblos originarios por su entendimiento y su relación con la naturaleza han sido y siguen siendo los custodios del agua y la tierra. Los pueblos originarios representan la conciencia profunda para garantizar la continuidad de la vida.